Capítulo 33

355 37 42
                                    

Narra Max:

Abro mis ojos, siendo completamente cegado por la luz solar de un día demasiado perfecto. Hay música, mis oídos perciben una extraña melodía como de violín, de varios en realidad.

Miro a mi alrededor, veo un escenario, uno de más o menos medio metro de altura, en el centro hay un micrófono con un atril de madera clara y frente al mismo, hay cientos de sillas, todas ellas, vacías.

Debajo de mis pies, recubiertos con zapatos de fiesta color negro, hay un césped nuevamente, demasiado perfecto.

Camino entre las sillas vacías, escuchando esa melodía que simplemente no puedo explicar de dónde viene, y menos aún, por qué es que está aquí, ya que, jamás en mi vida la había escuchado.

Giro sobre mí mismo, tratando de encontrar a alguien que me diga que sucede; pero no hay nadie, estoy en lo que parece un parque verde de miles de kilómetros, y si no me equivoco, estoy completamente solo.

Sigo caminando, deslizando mis dedos sobre los bordes de las sillas de plástico azules oscuro y llego hasta el frente del escenario, subo a el y me acerco al atril junto con el micrófono, allí, hay unas cuantas hojas de papel que extrañamente, no tienen absolutamente nada escrito.

Frunzo el ceño, y antes de que pueda bajar, mis oídos retumban exageradamente, siento dolor en el centro de mi abdomen y al mirar, noto que sangro demasiado.

Caigo de rodillas al suelo, con las lágrimas empapándome el rostro y luego, despierto.

Caigo de rodillas al suelo, con las lágrimas empapándome el rostro y luego, despierto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jugueteo con mis dedos con demasiada impaciencia.

No solo ese maldito sueño me dejó completamente asustado, sino también que, Papá no ha vuelto en dos horas, y cada minuto que pasa, mis nervios aumentan.

Porque ahora, aunque no lo parezca —no después de ese sueño—, aunque mi piel siga algo pálida y mi cuerpo no esté en las mejores condiciones, me siento mejor.

Quizás sea porque sé que allá afuera hay gente sufriendo o por ese estúpido sueño, pero lo que tengo claro es que debo fingir completa salud.

Tengo que volver a Pagecloud ahora mismo.

Escucho la perilla de la puerta ser girada, y luego, el chillar de la misma siendo abierta.

Miro en esa dirección, y mis ojos se abren completamente, una sonrisa se dibuja en mi rostro al verla. Siento ganas de llorar, en verdad la extrañaba.

—Amy... —Pronuncio atónito.

Mis ojos se cristalizan a medida que ella se acerca, me abraza sin decir una sola palabra, y eso, es suficiente para que rompa completamente en llanto.

Rodeo su espalda con mis brazos y la aprieto levemente. Estoy tan feliz de verla, sino fuera por ella, estaría muerto.

—No vuelvas a desaparecerte así —Musita en mi oído, provocando que yo lance una carcajada.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora