Capítulo 16

325 48 31
                                    

¿Recuerdan cuando dije que mi vida parecía una obra de William Shakespeare? ¿Y que pensé que aquel tercer acto que terminó feliz era el último?

Bueno, digamos que me equivoqué, me equivoqué en todo. No solo esto no es un final feliz, sino que, esta obra, al parecer, tiene cinco actos.

El tercer acto acaba de terminar, y lo ha hecho luego de escuchar aquellas palabras dichas por el guardia de la entrada. Este tercer acto, nos ha dejado con, como imaginé, un herido -herida, mejor dicho- y alguien perdido -en el más allá-.

Y yo solo espero que los protagonistas no mueran al final.

Seguimos en el mismo lugar que antes, rodeados por adolescentes que aún no entienden el peligro al que estamos siendo sometidos.

Brad toma mi mano, y ese pequeño toque, ese apretón que siento, es como un cortocircuito que recorre mi cuerpo, el me observa y yo, bajo la mirada.

Juntos comenzamos a correr hacia la entrada del campamento, dejando atrás a cada imbécil que nos desafió esta noche.

Finalmente llegamos hasta nuestro destino y ambos, nos detenemos, no porque queramos, sino, más bien, porque nuestros cuerpos dejan de responder.

No sé si es por el frío que invade mi cuerpo, o por esas pequeñas gotas que mojan la ropa que debería mantenerme caliente, pero ver a Marcus Kennedy me hace temblar por completo.

Brad -como si leyera mi mente o supiera lo que siento-, me abraza y con sus manos, frota mis brazos para calentarme. Se lo agradezco tanto.

El guardia -con un rostro muy lindo y un flequillo que lo hace ver demasiado sexy- sale del perímetro seguro y levanta a Marcus, que hasta hace unos pocos segundos, se encontraba arrodillado sobre el húmedo césped.

-No -Pronuncio en cuanto veo al guardia arrastrarlo hacia nosotros.

-Dispérsense... -Ordena sin detenerse, su voz es gruesa, muy gruesa para ser sincera.

-No puede entrar aquí -Me separo de Brad con un solo movimiento y luego me pongo frente a ellos para evitar que pasen.

-¡¿Qué haces niña?! -Exclama su compañero.

Lo miro y ruedo los ojos, no voy a moverme, no permitiré que ese desgraciado, malnacido, hijo de perra entre al único lugar donde estamos seguros.

Entrará sobre mi cadáver.

Y al parecer, el guardia también lee mentes, pues, me toma del brazo con fuerza para segundos después, quitarme del medio.

-¡Suéltame! -Grito lo más fuerte que puedo.

Brad no tarda mucho en actuar, y sin dejarme darle alguna opción, golpea al guardia demasiado fuerte.

Me doy la vuelta tan rápido como puedo, Marcus ya está dentro, y no ha sucedido nada, no lo entiendo, ¿Acaso él no estaba poseído?

-Maldito mocoso... -Escucho detrás de mí, es el guardia al que acaban de golpear.

Él se reincorpora y Brad, levanta sus puños, como si estuviera a punto de enfrentarse en el cuadrilátero al mismísimo Floyd Joy Mayweather.

El guardia, no tarda mucho en ponerse en posición, pero él no utiliza sus puños, quiere jugar sucio y por ello, saca de su bolsillo trasero una navaja de bolsillo.

-Te enseñaré lo que es meterse conmigo... -Dice mientras pone un pie al frente.

-Brad retrocede -Le pido con los nervios a mil, no quiero que Marcus este aquí, pero me importa mucho más la vida de mi amigo y por ello, me posiciono frente a él, yo causé estoy y si alguien debe salir herido, seré yo.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora