Capítulo 4

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Brando me acompañó al aula, y como siempre todos me miraban,. Ya había pasado una semana en el colegio, pero todos seguían mirándome como el primer día. Una parte de mi se acostumbró, pero la otra parte seguía teniendo vergüenza.

En estos momentos me encuentro sola en el patio, uno de los profesores se ausentó y nos dieron la hora libre. Este colegio tiene muy linda arboleda, así que deleito a mis ojos con esas hermosas hojas danzando. Es inevitable pensar en Bastián, esta semana lo vi todos los días a la salida y a la entrada. Como siempre estaba acompañado por esa chica, cada día siento que me odia más. Lo peor de todo, es que cada vez que Bastián me mira, siento cosas que antes no sentía por nadie.

Pero sé que estos sentimientos que tengo no van a llevarme a ningún lado. Es por eso que intento despejar mi mente, pero parece apropósito, no puedo sacarlo de mi sistema. Me es imposible, con esa hermosa cara que tiene, con esa sonrisa, con sus ojos color miel; en su pelo revuelto...así me la paso pensando todo los días. Ya no me lo puedo sacar con nada. Lo peor de todo es que es imposible, jamás podría estar con él, está de novio con esa chica, creo yo. Jamás vi ningún gesto cariñoso entre ellos, pero siempre están juntos.

- Vera -una voz me saca de mis pensamientos, reconozco muy bien esa voz.

- Emanuel -le digo con una sonrisa. Me levanto un poco y lo saludo con un abrazo grande

-¿Cómo está mi princesa? -siempre me dice princesa, en una época de nuestras vidas de pequeños, me ponía nerviosa cuando me decía así. Ahora no causa nada en mí.

-Bien, un poco cansada. ¿Cómo estás? -le pregunto mientras que se acomoda junto a mi.

-Bien, con mucha tareas y trabajos por entregar -me dice mientras que me toca la rodilla.

Entonces decido mirar hacia mi derecha y adivinen con quién me encuentro...Bastián. Nuestros ojos se encuentran, pero sus ojos bajan hacia la mano de Emanuel que se encuentra en mi rodilla, aún. Se queda mirando por un momento, pero después me vuelve a mirar y luego se va, sin siquiera decirme un "hola" desde lejos o algo.

Pero Emanuel la saca rápidamente y nos quedamos charlando sobre el colegio. Me cuenta un poco y al parecer mi hermano es el "chico malo" y todos lo respetan, al igual con Bastián. Luego volví a clases y el día continuó como empezó, sin ninguna emoción.

Todavía sigo pensando en Bastián. Cuando me encontré con mi hermano para volver a casa, no lo vi, y tampoco estaba la chica. Mi hermano como siempre estaba apurado, pero me dijo que esta noche hay una fiesta y me invitó. Algo que me parece extraño, ya que nunca me invita a estos eventos, además de que no conozco a nadie y tampoco se que ponerme. Dice que a las 21 hs. me pasará a buscar, debo estar lista para esa hora.

Cuando me deja en casa, todavía tengo 3 horas libres. Ayudo a mamá con las cosas de la casa, como siempre no hay rastros de mi padre. Las horas pasan y no sé por qué, pero estoy nerviosa. Decido comenzar a prepararme, ya que dentro de una hora vendrá Brando y debo estar lista. Me doy un baño, luego voy a mi habitación pensando qué es lo que me voy a poner. Observo mi pequeño armario y doy pena. No tengo nada para salir, pero bueno con algo tengo que ir. Escojo unos jeans más ajustados de lo normal, con una camiseta blanca que tiene un escote pronunciado, campera de cuero negra y unos tacos negros. El pelo me lo dejo suelto como siempre, el maquillaje es sutil; delineado, pestañas y labios.

Justo cuando me estoy por terminar de poner los zapatos, mi hermano toca la puerta de la habitación diciéndome que me espera en el auto. Simplemente le digo que ya voy y me observo por última vez al espejo. Los nervios cada vez me torturan más, pero respiro hondo mientras salgo de la habitación. Mi madre me saluda y me desea suerte, me despido con un abrazo y beso y salgo.

DESTROYEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora