Capítulo 30

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Me encuentro en mi oficina, atareada con los papeles. No me da más el cerebro, estoy desde las ocho de la mañana y ya son las seis de la tarde. Necesito parar urgente, pero debo entregar estos informes al departamento de finanzas hoy, sí o sí. 

Le pedí a Sofi que vaya a buscar a Sere al jardín, no llegaba y Emanuel como siempre está en otros países arreglando los problemas de sus empresas y formando nuevos contratos. Hoy se me fue de las manos, no veo la hora de irme a casa y estar con Serena. 

-Vera, ve a casa, mañana sigues -Brando aparece por la puerta, debemos ser los únicos que quedamos. 

-Ya casi termino, debo dejar esto en Finanzas.

Siento que mi hermano se acerca un poco más a mi escritorio, asumo que se va a sentar en la silla. Ya casi termino y no me quiero distraer.

-Vera, ésta noche iré con ustedes -simplemente asiento con la cabeza. 

-Lisstoo.

Casi que lo grito, pero éste informe del ortis no lo terminaba más. Voy a poder estar este fin de semana tranquila y hace mucho no me pasaba. En cualquier momento me tomaré unas vacaciones urgente, apenas puedo pensar en otras cosas que no sean mi hija y la empresa. 

Cuando tengo los papeles en las respectivas carpetas, levanto mi vista de la hojas y me encuentro a Brando observando su teléfono con una sonrisa...cosa que es raro, últimamente estaba siempre serio, va, siempre tuvo su carita de ortis...pero ahora hay algo distinto en él, que nunca antes había notado.

-¿Qué sucede? -le pregunto mientras lo observo detenidamente.

-Nada -no puede ocultar la sonrisa.

-Vamos Brando, te conozco y creo que pocas veces en mi vida observé esa sonrisa que tienes plantada en tu cara. 

-Nada Verita, no sucede nada -contesta risueño. 

-¿Desde cuando Brando Harrit se ríe mientras habla?

-No me estoy riendo.

-Sí claro...¿Venís directo conmigo a casa o primero vas a otro lado ?

-Me voy con vos, pero estoy sin auto ni moto.

-¿Desde cuándo?

-El auto está en el taller y la moto se la presté a Carlos, tenía que hacer una entrega y se fue hace unos diez minutos. 

-Dejo esto en el piso de finanzas y vamos.

-Sí jefa.

Una vez que todo está apagado en mi oficina, nos marchamos con Brando y nos dirigimos al ascensor. Brando me acompaña hasta la oficina, por supuesto que no hay nadie, dejos los sobres y nos vamos al estacionamiento. 

-Manejo yo pequeña.

-Gracias.

No tengo ganas de hacer más nada, no me da más el cerebro. Lo único que deseo hacer es darme una ducha calentita y mirar dibujitos con Serena. 

-¿Qué cenamos?

-Serena quería comer Mc, así que cuando pasemos compremos para todos, ¿qué te parece?

-Me encanta.

Una vez que compramos todo, Brando acelera y acelera hasta llegar a casa. Vendrá Franco también a cenar, cuando termine su turno en el hospital. 

Cuando llego a casa, mi hija me recibe con sus hermosos besos y abrazos que me llenan el alma. Pero cuando vio que su tío Brando estaba detrás mio, ya no fui tan importante y se le tiró encima. Lo llenó de besos por todos lados y le dijo "Tío Brando te amo", a mi hermano eso le llena el alma y lo sé. Por más frío y distante que sea, sé que tiene una debilidad muy especial por su pequeña sobrinita. 

DESTROYEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora