Capítulo 9

954 55 0
                                    

La horrorosa alarma me despierta, gruño dormida y como puedo la apago. Mis ojos aún siguen cerrados. No tengo ganas de ir a la escuela, pero no me queda otra. Me levanto y lo primero que hago es ir al baño, me doy una ducha rápida. Una vez lista me dirijo a mi placard donde elijo el outfit del día de hoy. Según mi celular el día estará templado. Una pollera de jean, con unos tacos y una remera blanca. Agarro mi mochila y hoy no pienso maquillarme, salgo así, con el pelo mojado. 

Antes de irme quiero despedirme de Bastián, así que sin hacer ruido alguno entro a su habitación y ahí se encuentra él, todo dormido. Joder, el cuerpo que tiene este chico...Las sábanas apenas cubren su piernas, puedo observar el color de sus boxers, negros,  y su pecho tonificado; sus tatuajes y sus fuertes brazos. 

Me acerco a la cama y me inclino un poco para besar sus labios, pero me toma por sorpresa su agarre en mi cintura y me tira encima de él.

-Buen día mi amor -le digo mientras le doy besos por toda la cara.

-Buen día princesa -me responde mientras que me sujeta más fuerte. 

-Debo ir a la escuela, pero quería saludarte antes de irme -nuestros ojos se encuentran y ambos sonreímos. 

-Ahora quiero despertar todos los días así -me dice mientras me da besos en mi cuello, causando que algunos pequeños gemidos se escapen de mis labios. Me vuelve loca y él lo sabe, sabe qué hacer, cuándo y dónde. 

-Bastián, basta mi amor que no me voy a ir más y en cualquier momento puede aparecer Brando - e digo intentando zafarme, pero no puedo.

-Está bien mi amor, acá te voy a estar esperando para ver alguna película de amor -ay lo amo. No le digo nada, simplemente lo beso y me alejo de él.

Cuando salgo de la habitación de invitados, me acomodo un poco la ropa y me observo al espejo. Tengo mis mejillas sonrojadas y un brillo en mis ojos que antes no tenía. Bajo la escalera apresurada y no observo a nadie en la casa. Antes de salir veo si Brando dejó las llaves del auto, para mi suerte sí. Sin demorarme mucho más me voy volando, ya estoy llegando 15 minutos tarde.

Obvio que llegue 30 minutos tarde y no le agradó mucho a mi profesor de matemáticas, pero como nunca llego tarde, me perdonó por ésta vez. La clase pasó aburrida, el día igual. No veía la hora de volver a casa con Bastián. 

Cuando llegó la hora del almuerzo me encontré con Samanta y almorzamos juntas, nos pusimos al día y pasamos un momento agradable. Quedamos en vernos después de la escuela alguno de estos días. 

Lamentablemente tenía dos horas de historia y una de biología. Me compré un chocolate para pasarla mejor. Estaba dirigiendome al aula, cuando siento que alguien me llama. Cuando me giro me encuentro con Emanuel.

-Hola hermosa -me saluda mientras me da un beso y un abrazo.

-Hola guapo.

-Te extraño Vera, ya casi ni nos vemos.

-Lo sé Ema. ¿Querés que nos juntemos ésta tarde? -le pregunto mientras que me voy acercando al aula.

-Ésta tarde no puedo cariño, me junto con Clara -al parecer Clara es su nueva amiguita...

-Ah bueno, otro día será -extraño a mi mejor amigo.

-Cariño no te pongas celosa, vos sos mi favorita -rodeo los ojos y le doy un beso en la mejilla. Entro al aula y me siento en el lugar de siempre. Que comience el sufrimiento.

Luego de tres horas horrorosas, por fin me estoy dirigiendo al auto. No vi en todo el día a mi hermano, lo cual es extraño. Ni siquiera me mandó un mensaje, nada. Cuando llego al estacionamiento, como siempre las miradas molestas estaban. Para mi mala suerte me encontré con Camila, la chica que siempre está con mi hermano y Bastián. Obvio que no me cae bien para nada, nunca lo hizo y ahora menos. Se encuentra junto a otro grupo de chicas, con unos atuendos no muy apropiados para el ámbito escolar.

Prefiero no darle mucha importancia y me dirijo derecho al auto, sin mirar a nadie más. Hasta que una voz un tanto chillona me saca de mi tranquilidad.

-Vera -cuando giro para descubrir quién es la chica que me llama, no lo puedo creer, Camila se está acercando a mí.

-Hola -le digo un poco confundida. Obvio que pone una sonrisa falsa en respuesta, igual que la mía.

-Le dices a Bastián que ésta tarde iré a verlo -y sin decir más, se va con una sonrisa en su cara y dudo que esa sea falsa.

Desconcertada me dirijo al auto y me voy volando del estacionamiento. Impotencia, bronca es lo que siento en estos momentos. Pero a la vez no sé qué pensar, no sé qué es lo que ellos tuvieron, no sé nada y no sé qué pensar. Decido antes de ir a casa pasar por mi escondite y pensar todo lo que estuvo pasando hasta el día de hoy. 

Este lugar es precioso, hay un pequeño lago y se encuentra lleno de plantas silvestres. Nunca supe si era de alguien o no, nunca viene nadie. Se encuentra a unos cuantos minutos de casa. 

Luego de desconectarme con la naturaleza, decido volver a casa. Mi madre se encuentra en la cocina, cocinando. Cuando me ve, me observa con esa sonrisa tan preciosa que ella tiene. 

-¿Cómo está mi princesa? -intento darle una sonrisa lo más legítima posible.

-Bien mamá, un poco cansada -al parecer mi madre se cree mi acting y sigue haciendo canelones.

-Vino una chica a visitar a Bastián. ¿No quieres llevarles unas gaseosas? -mi cara se transforma y mi mamá lo nota.

-¿Cómo es la chica? -le pregunto triste.

-Rubia, alta -mamá iba a seguir hablando, pero no la dejé continuar.

-Está bien mamá -simplemente lo hago por mi madre, porque por mi no quiero ni asomarme. Se supone que con Bastián estamos empezando una relación y esta chica no iba a interferir, ya que Bastián le dijo que no quería nada más con ella. Pero aquí estamos, con la chirusa en mi casa, con mi novio. Y yo no puedo hacer nada, porque mi hermano no se puede enterar y calculo que la Barbie tampoco; ya que ella es capaz de contárselo a mi hermano con tal de jodernos a nosotros. 

Tomando el coraje no sé de dónde, agarro dos latas de coca cola y subo las escaleras. Una vez que me acerqué a la puerta de la habitación escucho unos murmullos, pero no puedo entender nada. Decido entrar sin tocar y la imagen que veo me deja totalmente desconcerta. Camila esta completamente inclinada sobre el cuerpo de Bastián, sus labios están muy juntos. 

-Vera hermosa, no sabía que estabas aquí -dice ella con esa sonrisa falsa y fea que tiene. 

-Simplemente mi mamá me pidió que les traiga esto -les dejo las latas en el escritorio y me voy.

Fuego es lo que siento internamente, celos, bronca, ganas de pegarle a alguien. Me encierro en mi cuarto y decido salir a correr para poder descargar toda esta furia que tengo internamente. Me coloco unas calzas de gimnasia, una manga corta y mis zapatillas. Cuando salgo de mi habitación me encuentro a Bastián y a Camila, simplemente le sonrío a Camila, a Bastián no lo puedo ni ver. 

Bajo las escaleras volando y salgo a la calle. Me encuentro a mi hermano estacionando la moto, pero no quiero hablar con él. Me coloco mis auriculares y me alejo. Pero siento que una mano me toma del brazo. Cuando me giro observo a Brando un poco confundido.

-Hola pequeña, ¿qué te ocurre? -me dice mientras me da un beso y un abrazo.

-Hola hermanito, salía a correr -le digo como si no pasara nada.

-¿Por qué esa cara? -cómo me conoce.

-Estoy un poco alterada con las tareas del colegio y quería salir a despistarme -intento salir de ésta situación, si hablo un poco más me voy a poner a llorar acá. 

-No vuelvas tarde cariño -me deposita un beso en mi frente. 

Una vez que me escapé de ésta situación, me voy trotando. Intento que mi mente se despeje, pero es imposible. Mientras que continúo corriendo lágrimas se escapan por mis ojos. Yo me creí todas las palabras de Bastián y miren como terminé. Al final fue todo una mentira, una farsa. Fui engañada y lo peor de todo es que me estaba enamorando de Bastián. A quién le voy a mentir...estoy enamorada de él; desde el primer día que lo ví que no lo puedo sacar de mis pensamientos.  











DESTROYEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora