Capítulo 8

981 59 6
                                    

Una vez que Bastián se acomodó en la habitación, voy a buscarle algo para comer. Mi madre preparó las pastas favoritas de él, comerá en la habitación por esta noche.

Cuando bajo me encuentro a mi madre preparando las dos bandejas, deduzco que es una para Bastián y la otra para mí.

-Hija aquí tienen la comida lista. Debo ir a la casa de mi amiga Amanda, quedé con ella para cenar.

-Gracias mamá. ¿Quieres que te lleve?

-No cariño, es acá a la vuelta, estaré bien. Cenaremos con las chicas de pastelería.

Mi madre va a un curso de pastelería y ahí hay varias señoras de su edad. Casualmente varias de ellas son del barrio y se juntan de vez en cuando para cenar.  Me encanta que asista a esos encuentros, ya que la despejan un poco.

Una vez que mi madre ya está lista, se despide de mi y quedo sola en la cocina. Con mucho cuidado tomo las dos bandejas y me dirijo al cuarto.

Debo decir que estoy un poco nerviosa, Bastián y yo nos quedamos solos, no sé qué es lo que pueda ocurrir.

-Mamá hizo tus pastas favoritas -le digo mientras me acerco a la cama y apoyo las bandejas con mucho cuidado.

-Amo a esa mujer -dice mientras se corre un poco para hacerme un lugar. Menos mal que la cama es grande, sino no sé cómo quepariamos ambos.

Comenzamos a comer en silencio, yo estoy muy concentrada en mi plato. Bastián me está mirando y me pone un poco nerviosa, obvio que intento ocultarlo, pero estoy segura que mis mejillas se ven ruborizadas.

-Vera, sos preciosa -si antes estaba ruborizada, no sé cómo estoy en estos momentos.

-Ojalá Bastián -le digo, mientras me meto otro bocado de pasta con tal de no hablar más de este tema.

-Vera sos jodidamente preciosa, perfecta. Tu rostro, esos labios carnosos, tus ojos de ese color verdoso, tu nariz, tus orejas. No mencionemos el cuerpo cariño, perfecto; es como un reloj de arena, perfecto.

-Bastián, claramente tendremos que ir al oculista, yo puedo aconpañarte -se ríe de mi comentario.

-Mi amor, veo perfectamente. Y me puedes acompañar a donde quieras, no creo que tengamos que ir al oculista,  para mí sos perfecta -siempre pienso, ¿qué tengo yo para llamarle la atención a él? Bastián debería estar con una modelo, es jodidamente perfecto.

-Bastián, no me mientas. Yo sé como soy y de verdad me cuesta creer que yo, esta simple chica, ilusa, llame tu atención.

-Vera desde que te vi ese día en el colegio, no pude sacarte de mi mente. Brando alguna vez me ha mostrado alguna foto, sabía que eras hermosa, pero joder cuando te vi aquel día confirmé todos mis pensamientos. La quiero para mi, es lo unico que pensé. Quiero que seas mi novia, mi compañera. Vera, ¿tú qué quieres?

Joder, no sé qué decir o mejor dicho no me animo a decirlo en voz alta. Pero no quiero el día de mañana arrepentirme de no haberlo dicho.

-Bastián quiero lo mismo que vos. Quiero que seas mi novio, mi compañero, mi todo. Pero tambien quiero confesarte que tengo miedo, no quiero salir lastimada. Pero tambien siento que si no arriesgo es probable que me arrepienta toda la vida. No sé qué es lo que me sucede contigo, joder te conozco hace muy poco tiempo, pero me encanta estar contigo, me encantan tus besos, tus caricias, la forma en la que me miras.

No puedo continuar porque toma mi rostro con sus manos y nuestros labios se juntan. Sus manos siguen sujetando mi cara como si fuera lo más preciado que tiene. Mis manos se encuentran en su cuello, le doy pequeñas caricias a su cabello.

-Vera, por favor, intentémoslo. Prometo no lastimarme mi amor.

-Intenténmoslo Bastián. Prometo no lastimarte cariño.

Las bandejas terminaron en las mesas de luz. En este momento me encuentro arriba de Bastián, fue su idea, yo tengo miedo de lastimarlo, pero él dice que no pasa nada...

-Bastián, puede venir Brando en cualquier momento -a él parece no importarle mucho.

-Mi amor disfrutemos el momento, vaya a saber cuando podré tenerte así. Por cierto este culito me está volviendo loco -me ruborizo un poco, y escondo mi cabeza en su precioso cuello.

-Bastián -le digo entre risas.

-¿Qué ocurre preciosa? ¿Acaso te da verguenza?

-Un poquito -mi cara se encuentra completamente ruborizada y escondida.

-Esa es una de las cosas que más me gustan de vos, tu inocencia joder,  me vuelve loco -me dice mientras toma mi rostro y comienza a darme besitos por toda mi cara.

-No me subestimes -mi cara dejó de estar ruborizada, soy inocente pero no tanto.

-Apa...¿Acaso mi princesa es traviesa? -simplemente le sonrío y continúo besándole el cuello, mientras que él me da caricias por toda mi espalda.

-Puedo llegar a sorprenderte...pero todo a su tiempo Bastián.

-Todo a su tiempo mi amor -nos quedamos un largo rato así,  diciéndonos cosas lindas, besándonos. Hasta que decido irme, por miedo a que aparezca mi madre o peor aún, Brando, que en cualquier momento puede llegar.

-Mañana nos vemos mi amor -le digo mientras beso su frente. Lo ayudo a acomodarse y cuando me estoy alejando, toma mi muñeca y me vuelve a poner como antes.

-Quiero mi beso de buenas noches princesa -remata poniendo el puchero en sus carnosos labios.

Me acerco y nos damos un digno beso de buenas noches.

-Ahora sí mi amor, que descanses -un último beso pequeño en su mejilla, joder, cuánto me cuesta despegarme de él.

-Que descanses mi amor, nos vemos mañana.

Dicho esto tomo las bandejas y me retiro del cuarto, no sin antes tirarle un beso volador. Cuando salgo al pasillo me encuentro con mi reflejo. No puedo creer lo que estoy viendo, nunca tuve tanta vida. No sé cómo explicarlo, mis mejillas están coloradas, mis ojos tienen un brillo que nunca antes había visto y lo que más me llama la atención es mi sonrisa. No puedo creer cómo mi vida cambió en estas pocas horas. Lo único que ruego es no salir lastimada, espero que todo salga bien y el día de mañana poder decírselo a mi hermano, no me gusta ocultarle cosas y menos esta situación tan particular.

Cuando llego a la cocina me encuentro sola nuevamente, lavo los platos mientras canto mi canción favorita "How deep is your love" de los Bee Gees. Estoy muy concentrada en mi labor, cuando el sonido de la puerta me saca de mi mundo. A los pocos segundos aparece Brando con su típico aire de "chico malo".

-Hola pequeña -se acerca a darme un beso y un abrazo.

-Hola hermanito -le respondo el beso y el abrazo con mucho gusto.

-¿Bastián ya está instalado?

-Súper instalado, mamá se puso muy contenta cuando lo vio.

-Me imagino.

Seguimos hablando un poco más de la vida, muero por contarle lo de Bastián pero todavía es muy pronto. Me encantaría poder ser libre y besar a Bastián cuando se me plazca; poder ir tomados de la mano por la calle, besarnos y acariciarnos sin temor de que Brando nos vea.

Espero que algún día mi sueño se cumpla.

💖💖💖






DESTROYEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora