Capítulo 14

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Los días pasan muy rápido, mi angustia aumenta día a día. Se está acercando la fecha, Bastián debe irse a Londres por tiempo indeterminado y yo estoy muy triste, no quiero que se vaya. Intento disimularlo, pero me cuesta horrores. Bastián se da cuenta que estoy triste y quiere decirle a su padre que no va a ir, pero le pedí por favor que vaya; me acostumbraré a estar nuevamente sola. Por más que nos hablemos todos los días no será lo mismo, eso es obvio, pero no soy tan egoísta como para retenerlo conmigo.

Me encuentro acurrucada en sus brazos, estamos en su casa, en el patio, para ser más específicos. Salimos de la pileta y nos tiramos en las reposeras. 

-Mi amor, no quiero que estés triste, vamos a hablar todos los días y verás que rápido se pasan - intenta levantar mi ánimo, pero se va mañana por la tarde y me pone mal.

-Lo sé cariño, pero es inevitable no ponerme triste. Soy la peor novia, lo siento, pero no lo puedo ocultar -le digo escondiendo más mi cara en el hueco de su cuello. 

-Te entiendo, también estoy triste y te voy a extrañar infiernos, pero vas a ver que vamos a superar esto. Y sos la mejor novia del mundo -levanta mi rostro y deja un suave beso en mis labios. 

La tarde continúa igual, estando juntos y demostrándonos cuánto nos amamos, haciéndonos promesas para esta nueva etapa, imaginando todo lo que haremos para el regreso de él. Bastián quiere hablar con Brando cuando regrese y confesarle que me ama y que soy el amor de su vida. Quiere que vivamos juntos y que comencemos así nuestra etapa de la Universidad. Me permito soñar con él y pensar en todo lo que haremos, cómo viviremos, las cosas que vamos a comprar para la decoración y etc. 

Finalmente llegó el día, Bastián se irá a Londres con su padre y no sabe cuando va a volver. Me promete que hablaremos todos los días y que nada sucederá entre nosotros. Le pedí que no me trajera a casa, pero él insistió. Luego de los días juntos, la noche hermosa que pasamos y ésta mañana soñando, se irá. Estoy muy triste, pero intento que él no lo note. 

Estamos en el auto a unas cuadras de casa, Bastián lo estacionó por unos momentos ya que en la puerta de casa no nos podemos despedir. Nuestras manos están entrelazadas en mi regazo. Bastián se gira y me mira a los ojos, una lágrima se me cae y él la borra con sus mano libre.

-Vera, vamos a pasar esto y cuando vuelva todo será increíble tal cual hablamos en casa, cumpliendo esas promesas y fantasías. Te amo muñeca y prometo volver cuanto antes mi amor, como también prometo hablarte todos los días -simplemente me le tiro encima y me ayuda a sentarme en su regazo. Intento hablar, me corto un poco por los sollozos, pero digo todo lo que en verdad siento. 

-Te amo Bastián y aquí te estaré esperando para cumplir todas nuestras fantasías y promesas. Regresa cuando tengas que hacerlo, no me moveré de aquí.

Nos fundimos en un abrazo hermoso y Bastián besa mis labios, algunas lágrimas más se caen, él las borra con sus besos. Y así nos despedimos,  demostrándonos cuánto nos amamos. Me dejó en la puerta de casa, antes de entrar giré mi cuerpo y lo saludé, dibujando un infinito en el aire. Bastián respondió de la misma manera.

Cuando llego a casa noto que no hay nadie, agradezco que me encuentre sola. Son las tres de la tarde, pienso ir arriba y darme una ducha relajante, luego hablaré con Samanta, quedamos en vernos y qué mejor que despejar mi mente. No quiero estar triste, espero que el tiempo se pase volando. 

La noche llegó y me encuentro saliendo de casa, quedé con Samanta. Me invitó a su casa a cenar y luego a ver algunas películas, mañana iremos al colegio juntas. Le pedí prestada la moto a Brando, por suerte me la prestó con mucho gusto.

Cuando llego a lo de Sammy, me recibió con un abrazo gigante y su hermosa sonrisa. Sus padres llegaron más tarde de trabajar y todos cenamos juntos. Tiene una familia hermosa y se nota cuánto amor tienen sus padres por su hija. Ella es hija única, por lo tanto son solo ellos.

Una vez terminada la cena, nos dirigimos al cuarto de mi amiga y nos ponemos cómodas. Comenzamos a ver una maratón de películas románticas y de acción, una combinación rara, ero a las dos nos gusta el romance, y también la acción.

Samanta se volvió mi mejor amiga, cada día que pasa confirmamos más nuestra amistad. En verdad creo que al fin la encontré.

Finalmente nos quedamos dormidas y al día siguiente fuimos al colegio. Debo admitir que estar con ella me hizo bien, ya que mi cabeza pudo estar ocupada en otras cosas. 

Bastián me mandó un mensaje de texto cuando llegó, diciéndome que ya estaba en Londres y que todo estaba bien. Intento no pensar mucho en él, pero lo extraño horrores. No veo la hora que vuelva, pero no quiero pensar mucho, ya que serán, por lo visto, muchísimos días alejados de mi amor.

Ir al colegio y no ver a Bastián es horrible, pero con el paso de los días me fui acostumbrando. De vez en cuando me encontraba con esta chica Camila, pero intentaba ignorarla. Ella como siempre me miraba con su cara de perro, pero a mi eso no me afectaba.

Finalmente terminó mi día escolar y me dirijo al estacionamiento donde se encuentra la moto. Brando no vino al colegio, me informó que estaba todo bien. Cuando no lo vi me preocupé, pero luego supe que todo estaba en orden.

Tengo la desgracia de encontrarme a esta chica Camila a unos metros de la moto, junto a su séquito. Simplemente las miro y me dirijo a mi moto. Siento que me llaman, cuando me giro me encuentro con mi mejor amigo.

-Vera, te invito un café -así como si nada lo dijo y no me pareció mal. Lo extraño bastante, desde que está saliendo con esa chica casi que no nos vemos.

Nos damos un abrazo y ambos nos subimos a la moto. Emanuel quiere manejar y la verdad que a mi no me molesta que lo haga. Mi hermano le ha prestado la moto alguna que otra vez, está más que autorizado, ya que a pesar de todo es su moto.

Ninguno se coloca el casco, lo sostengo con mi brazo y Emanuel acelera con todo. Me sujeto bien de sus hombros y nos dirigimos a la cafetería que vamos siempre.

Una vez que llegamos nos adentramos a nuestro lugar de encuentro. Nos sentamos en la misma mesa y comenzamos a contarnos nuestras situaciones. A Emanuel no le conté nada de Bastián, me siento una pésima amiga, pero él se lleva bastante bien con mi hermano y no quiero que Brando se entere.

Pasamos una tarde hermosa. Ema me cuenta que está saliendo con esta chica, pero es una relación de amigos con derechos, nada más; no quieren estar atados. Mientras que él esté bien, yo lo estaré, ahora esa chica lástima a mi amigo y me va a conocer. Lo peor de todo es que cada vez que habla de ella noto un brillo en sus ojos, aunque no lo acepte sé que le pasa algo más que esto, pero tampoco lo quiero presionar a que cuente algo.

Siento que mi celular suena, rápidamente lo tomo y abro el mensaje de Bastián.

B- Mi princesa, te extraño horrores, en la noche hablamos y me cuentas por qué corno te fuiste con Emanuel. Te amo.

V- Mi amor hablamos en la noche, en estos momentos estoy con él tomando un café. No te me pongas celoso, solo tengo ojos y boca para vos. Te amo.

B- Estoy jodidamente celoso Vera, pero te amo tanto y te extraño tanto que solo puedo decirte que te amo princesa.

V- Te amo amor, en la noche hablamos y no quiero que te pongas celoso. Es mi amigo, nada más.

-¿En qué andas Verita? -la pregunta de Ema me descoloca un poco. Por un momento olvidé que estaba enfrente mío observando todo.

-Simplemente es un mensaje que me envió Samanta, me hizo reír -soy pésima mintiendo. Pero al parecer Emanuel se lo cree o eso me hace creer a mi.

-En algo andas y es mejor que me lo cuentes pronto -se dio cuenta, pero debo seguir sosteniendo mi postura.

-No es nada amiguito, vamos a casa que tengo muchísima tarea.

Y así doy por terminado este tema. No quiero que Brando se entere todavía y cuanto menos sepan mejor; ya suficiente con mi madre, ella lo sabe, nadie más.

🖤🖤🖤







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