Bastián se ha ido de casa hace dos semanas. Las cosas siguen mejor de lo que yo esperaba, a la salida del colegio me voy para su casa y nos pasamos la tarde charlando, viendo películas, comiendo. Algún que otro día vamos con la moto a pasear. La relación fue creciendo, nosotros nos fuimos conociendo cada día más.
Por otra parte, mi madre ya se enteró que estoy saliendo con él. Pero me prometió que no le dirá nada a Brando, aún no se lo quiero contar, siento que no es momento. Por otra parte, Brando está tan sumergido en su vida que ni se entera dónde estoy por la tarde.
En estos momentos me encuentro en el colegio almorzando con Samanta. El día de hoy se pasa muy lento. Es fin de semana largo y Bastián me invitó a su casa a pasarlo. Estoy muy nerviosa, ansiosa.
-Tierra llamando a Vera -escucho que Sammy me dice. Muevo un poco mi cabeza, me había quedado tildada.
-Lo siento, estoy un poco nerviosa Sammy -le confieso mientras meto algunas papas fritas en mi boca.
-¿Qué ocurre Verus? -desde que nos conocimos con Samanta aquel día, siempre estuvimos juntas y nos fuimos haciendo más amigas. Nos contamos todo, no nos vemos mucho fuera del colegio, ya que ella siempre está con su novio y yo con el mío; pero tengo la confianza suficiente para contarle lo de Bastián.
-Bastián me invitó a pasar el fin de semana largo con él y estoy nerviosa -muerdo mi labio inferior y la miro.
-Pasará lo que tenga que pasar Vera, no te pongas mal. Disfruta cariño, que te lo mereces.
El sonido del celular de ella nos interrumpió. Comenzó a hablar con su novio, mientras que yo pensaba en el mío; en su sonrisa hermosa, en sus ojos profundos, en él. Soy jodidamente afortunada, como diría Brando.
La campana suena y cada una se va a su clase. Previamente nos despedimos con un beso y un abrazo grande. Me quedan dos clases más y termina la jornada. Con mucha pereza me voy acercando al aula. Ésta clase la comparto con Camila y mi humor no esta en su mejor momento. Como me diga algo no respondo a mis actos.
Efectivamente cuando ingresé al aula, estaba ella sentada en el banco y a su alrededor un circulo de chicos y chicas. De solo ver eso siento rechazo, sin darle mucha más importancia me voy a mi lugar. La clase comenzó y fue relativamente rápida. No presté atención la mayor parte del tiempo, ya que Samanta me estaba mandando mensajes y contándome que se irán con el novio a una cabaña en las afueras.
Finalmente la clase concluyó y todos salimos disparados por la puerta. A la salida del colegio pude ver a mi hermano con Bastián hablando. Apenas mis ojos se encontraron con él, miles de mariposas comenzaron a volar en mi estómago. Intente mirar para otro lado, pero me era imposible. Estaba perfecto, vestía una remera blanca lisa un poco transparente, junto a sus jeans negros y esos borcegos que le quedan soñados. Mi hermano vestía casi de la misma forma que él. Me acerco a ellos de a poco.
-Hola chicos -los saludo con un beso a cada uno, mi hermano me regala uno de esos abrazos que tanto me reconfortan.
-Vera necesito el auto, puedes irte en la moto -simplemente asiento y tomo el casco negro.
Y así es como me retiro. Siento la mirada de Bastián en mi espalda, pero intento caminar a paso firme hacia la moto, que se encuentra a unos metros. Una vez que tengo el casco y la mochila, me monto, y antes de bajar el visor del casco, miro a Bastián. Éste me reconforta con una pequeña sonrisa, a la cual respondo guiñándole el ojo. Sin mucho más que hacer, comienzo a gruñir un poquito con el acelerador y luego me voy a toda velocidad para casa.
Debo preparar el bolso para el fin de semana. Cuando llego a mi hogar me encuentro con las luces apagadas, supongo que no hay nadie en casa. Sin demorarme mucho más, voy directo al baño y me doy una ducha relajante. Luego de estar un buen rato, decido salir y preparar el bolso. En la semana había ido a comprar unas cosas al centro comercial, entre ellas había varios conjuntos de ropa interior de encaje, algunas remeras y jeans. Puse toda mi ropa nueva bien ordenada. Una vez que tenía el bolso hecho, decidí cambiarme y peinarme.
El outfit del día consistía en una remera gigante de adidas, que me quedaba como un vestido, y unas ojotas de nike. Mi pelo lo dejé secarse naturalmente, solamente me pinte las pestañas y los labios. Estaba lista finalmente.Le dije a Bastián que yo iba para su casa, pero él no quería que vaya sola. Así que le dije que lo esperaba en el McDonald's, tenía un antojo tremendo de comer un doble cuarto de libra.
Cuando estoy por salir de casa veo su moto, lo voy a matar.
-Bastián, nos pueden ver -yo completamente paranoica mirando para todos lados, él solo miraba mis piernas.
-Joder nena, con ese vestido me matas -yo completamente preocupada y el actuando así, lo más pancho. Mi cara lo dice todo.
-Bastián -comienza a reírse el muy atrevido.
-Nena me matas enojada, cálmate mi amor que tu hermano se fue con sus cosas, por eso vine a buscarte. Y Franco me pidió que le prestara el auto, tengo todo controlado princesa. Ahora ven y dame un beso, bombón -este chico me va a matar, lo sigo mirando mal y me acerco a él, le doy un beso en su mejilla y me monto en la moto. Me mira mal y sé lo que quiere, no me puedo resistir. Agarro su remera y estampo sus labios con los míos.
-¿Contento? -acomodo mi bolso y pego mi pecho lo más que puedo a su espalda.
-Muy contento -y así acelera con todo y nos dirigimos al Mc. El viaje fue rápido, pero hermoso.
Una vez que llegamos, estacionó la moto, primero me bajé yo y luego él. Nos sacamos los cascos y tomo mi bolso.
-Lo puedo llevar yo cariño -le digo mientras intento agarrarlo.
-Pero lo quiero llevar yo, además me gusta muchísimo verte llevando los cascos -dicho esto me toma de la cintura y me da un beso en la sien.
Bastián pidió dos cuartos de libra agrandados y ademas unos nuggets. Bastián al parecer tiene bastante hambre, igual que yo. Subimos al piso de arriba y nos sentamos en una de las mesas un poco alejada de las demás. Ambos estábamos enfrentados, entrelacé mis pies en sus piernas y comenzamos a comer. En verdad esto estaba delicioso, Bastián no sacaba la vista de mí, eso me ponía muy nerviosa.
-¿Te dije que sos hermosa? -de la nada sale con esa pregunta, y decido jugar un poquito...
-No que recuerde -le digo mientras sigo comiendo mi hamburguesa y sus ojos siguen clavados en los míos.
-Sos jodidamente hermosa mi amor -muero de amor. Veo que se levanta y se sienta a mi lado. Le hago un lugar y nos quedamos abrazados por unos momentos.
-Vos sos jodidamente hermoso, sexy, caliente, amoroso, tierno y muchas cosas más -cuando le digo esto, él comienza a reírse y yo también. Me da unos besos en la sien y continuamos comiendo.
Mientras comemos, Bastián me cuenta cosas graciosas de su niñez y yo le cuento lo mismo. Debo ser sincera, Bastián me hace reír muchísimo, no puedo creer que tenga todo ese aire de chico malo y después si lo conoces mejor es un dulce. Me contó que tiene una sobrina de 3 años que la ama, que su hermana vive en México junto a su marido, que se casaron hace dos años y que se aman. Luego me habló un poco de su padre y madre, son dos empresarios muy conocidos, que tienen muchísimo dinero y empresas. Bastián me dijo que su padre quiere que él sea heredero de todos sus negocios, pero él no tiene interés alguno. A Bastián le encantaría tener un taller de motos, pero el padre no lo deja.
Me resulta extraño que un chico como Bastián se deje manejar, por decirlo de algún modo, por su padre. Lo tenía como el chico rebelde, pero todos dicen "no juzgues al regalo por la envoltura".
-Ahora mi padre quiere que lo acompañe a Londres, allí se encuentra la sede central de su empresa. Debo ir con él y no tengo opción. No sé cuánto tiempo me vaya, lo único que sé es que me voy dentro de tres meses.
Cuando mencionó esto último, una sensación horrible se instaló en mi cuerpo. No quiero que se vaya, además ni él sabe cuánto tiempo será el que estará afuera.
-Bastián te voy a extrañar muchísimo, pero si tu quieres ir yo te voy a apoyar cariño, aquí te estaré esperando mi amor -Bastián escucha atentamente mis palabras, sus ojos y los míos están alineados. Acuno mi rostro en sus manos y me dio un beso que nunca me voy a olvidar.
Luego de almorzar y seguir hablando, nos fuimos para la casa de Bastián. El plan del día de hoy era ver pelis comiendo dulces y helados. Una vez que compramos todo, nos dirigimos a su casa.
El padre le regaló un departamento a Bastián, para que el pueda vivir solo, ya que él se quería independizar y su padre lo ayudó. Bastián trabaja en un taller de motos y le encanta.
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DESTROYED
RomanceTercer libro #SAGABONITA Esta historia es sobre Vera Harrit, la hermana de Brando Harrit. Vera, una joven de 27 años con una hija de 7 años llamada Serena; y su pareja de 28 años, Emanuel, un joven empresario. Bastián, joven arrogante de 28 años...