Thresh y un singular grupo de campeones habían decidido pasar la noche de Harrowing en un pequeño pueblo cercano a Demacia, lugar donde matarían el tiempo.
El carcelero estaba sentado en un banco, mirando la distancia mientras el resto hablaban entre ellos de cosas que no le interesaban.
"Thresh, ¿te ocurre algo?" - preguntó Diana acercándose
"Todos los jinetes de las sombras estan cazando almas... víctimas.. haciendo cosas malignas... y yo tengo que estar aquí"
"No veo mal que socialices" - comentó la guerrera - "Aunque sea con gente tan insoportable"
"Para ti es fácil, solo proclamas la palabra de..."
"No te excedas en tu mal humor y digas cosas que no debes"
"Lo tendré en cuenta..."
Mientras estos dos hablaban el resto se encontraba planeando a donde ir.
"Quiero ir a algún lugar con comida, me muerto de hambre"
"¿Puedess dejar de penssar en la comida?"
"Típico razonamiento de una flacucha"
"¿A quién llamass flacucha? Gordo"
"Si nos dividimos podríamos ir a un hotel... tal vez una habitación por pareja..."
"¿Y por qué no vamos al museo de la ciudad?" - propuso Karma
Los campeones se voltearon para mirar a su acompañante, quien había propuesto un lugar un tanto aburrido para la noche de Harrowing.
"Hay algunas bibliotecas que ponen exposiciones por estas fechas" - comentó Leona
"Oh, si, gastronómicas y de terror"
"Podríamos ir para echar un vistazo" - propuso Pantheon
"La última vez que fui a un musseo no acabó bien la cossa"
"Y yo ya tengo suficientes conocimientos en esta basta vida"
"¿Qué es lo peor que podría pasar?" - preguntó la solari
Todos los presentes miraron fijamente a la cocinera. En este tipo de series o incluso en la vida real no debes de decir eso nunca. NUNCA.
El grupo finalmente se puso en marcha hacia el museo, el cual efectivamente tenía una especie de exposición acerca de las antiguas armas y armaduras.
"¿Exposición de armas?"
"Yo no veo mucho interés...." - intentaba decir Evelynn
"¡Yo quiero entrar!"
"¡Yo también quiero!"
Los campeones del Monte Targon parecían decididos a ir, para el poco interés de Karma y Cassiopeia.
"Igual hay algo de los lunari..."
"Pero... una exposición de armas..." - intentaba hablar la sacerdotisa
"Queríais museo, ahora nada de quejarse" - replicaba Thresh
"Además, seguro de que hay algo interesante que ojear..."
La exposición era bastante amplia y los campeones de Targon eran quienes más observaban los escudos y lanzas expuestos por las vitrinas.
Diana también miraba algunas de ellas, por si encontraba algo de los lunari que poder usar.
"Essoss doss parecen críoss" - comentó la serpiente
"Si, parece haber retrocedido diez años" - afirmó la albina - "Es gracioso porque luego intenta aparentar que es seria e inquebrantable"
"Vossotrass fuissteisss enemigass, ¿verdad?"
"¿Se nota mucho?" - preguntó mientras levantaba su ceja
"Pareceiss ladoss opuesstoss"
"Bueno, los opuestos se atraen..."
"¿Qué me vass a contar?"
"Si mal no recuerdo tu pareja..."
"Yo ahora parece sser que esstoy... emparejada con el Rakkor...."
"¿Te gusta Pantheon? Siempre pensé que eran solo rumores"
"Hay ssentimientoss... ess raro y ssurgió cuando menoss lo essperaba... no me gussta hablar de essoss temass...."
"Te entiendo, yo tampoco soy muy romántica al respecto"
"Aún assí esstoy ssegura de que... lo... quiero..." - dijo esto último en voz baja
"Reconocerlo es lo más difícil"
"Pero expressarlo..."
"Tiempo al tiempo, aprende de sus debilidades y ahí entras"
"¿En qué ssentido me dicess esso?"
"Romance, no pienses en cosas que atraigan a Evelynn"
El artesano de la guerra se encontraba con Leona y Tahm Kench observando las armaduras cuando un conjunto le llamaron la atención.
Eran de un metal grisáceo, azulado y negro, con varias dagas y armas incorporadas, parecía ser perteneciente a una tribu guerrera o similar.
"¿Yelmos Oscuros?" - leyó con curiosidad
ESTÁS LEYENDO
La Cripta de Thresh Vol.2
FanficBienvenidos a este fanfic de Thresh, secuela de "Las Crónicas de Veigar" y de "Vi de Viktor" que contará las andanzas de Thresh entre el mundo de los fantasmas y Runaterra, en su trabajo de carcelero se encontrará a los Sangrientos. Los derechos de...