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Hoy tenía que ir a la casa de Camila para hacer tarea en equipo, el proyecto de artes podía ser individual o en parejas y Cabello me había elegido como la afortunada para plasmar ideas en un lienzo amplio.

Estaba llevando en mi mochila varias pinturas, pinceles de tamaños diferentes y ropa extra porque sabía que iba a terminar en un desastre mientras pintaba.

Caminé hacia su casa, contando mis pasos antes de tocar a la puerta.

Su madre me recibió, indicándome que entrara.

-Dua, ¿te apetece algo para comer, beber? Estoy preparando croissant's, puedes comer uno mientras esperas a Karla-.

-Gracias, ¿dónde se encuentra ella?-.

-Oh, está bañándose porque estuvo jugando con Lucky Luke en el jardín-respondió sonriente la mujer, acompañándola hacia la mesa donde estaban los primeros panes listos.

Insistió en que me sentara, eligiendo un croissant para comer.

Desde la parte de arriba escuché que Camila gritara.

-¡Mamá, ¿la toalla en dónde está?-la mujer dijo algo en voz baja, para notar que tenía las manos con harina y masa para hornear los siguientes panes.

-Ahora voy...-respondió, y yo miré lo que iba a dejar de hacer.

-Si quiere, puedo ayudarla-ofrecí.

Ella lo pensó y asintió.

-Muchas gracias, si, ¿podrías llevarle a Karla su toalla de baño? Lo dejé en su cama antes de que entrara pero no le avisé-titubeé un poco, pero acepté y corrí escaleras arriba con el pan en mi mano dando el siguiente bocado.

Toqué antes de llegar a la habitación.

-Sí, adelante mamá-indicó.

-Soy Dua-.

Ella rió bajo.

-Adelante mommy-.

Sujeté la toalla recién lavada y la sostuve entre mis manos para llevarla al cuarto de baño, pidiendo permiso antes de entrar.

-Si...bueno no, espera...ya, listo-estaba indecisa hasta que aseguró el permiso.

Entré para extender la toalla hacia ella con una mano mientras que con la otra me cubría los ojos.

-Dua, ¿en dónde estás?-.

-Aquí-hablé mientras intentaba entregarle la toalla sin saber exactamente donde estaba su mano para sostener la tela.

-¿Estás cubriendo tus ojos?-.

-Sí, ¿cómo lo sabes?-pregunté más curiosa.

-Porque me acabas de golpear en la cara con la toalla pero ya desapareció de nuevo, espera, ya la tengo-sentí que me arrastrara un poco la mano y entendí que ya la había encontrado.

Salí del baño y me dirigí a la mesa donde había dejado mi croissant. No estaba cuidando mi comida como siempre ¿qué está pasando conmigo?

Mientras llevaba el pan a mi boca, Camila apareció por la puerta, con la toalla alrededor de su cuerpo, el cabello mojado y descalza.

Dejé caer mi croissant.

Y cubrí con ambas manos mi boca.

MWAH » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora