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-Dua, ¿cómo vas con la pintura?-su pregunta me hizo recuperar la atención en lo que estaba haciendo, notando que mi pincel estaba deslizándose sobre la pared de su habitación y no sobre el lienzo, como debería ser. Todo por estar observando su rostro concentrado y sus manos hábiles mientras trazaba figuras perfectas con la pintura.

-Bien...yo...está bien-busqué rápidamente una tela y agua para retirar la pintura.

-¿Qué haces?-.

-Nada...-presioné con más fuerza sobre la tela para desaparecer la mancha. Vi que Camila se levantara y caminara hacia mí.

-Dua...¿quieres pasarme la pintura roja?-.

-Sí, ahora te la entrego, un segundo-repasé con la mirada el lugar donde estaban almacenados los recipientes con pintura, buscando el color rojo.

-Listo, aquí está-se lo entregué después de comprobar que estaba en lo correcto.

-Gracias-sonrió y ví que girara un poco la pintura para que cayera en sus manos.

-¿Qué estás haciendo?-cuestioné mientras la observaba confundida.

-Estoy jugando con la pintura, el rojo simboliza el amor así que quiero enseñarte algo con el color, acércate-extendió sus manos hacia mí.

-No, eso es peligroso-.

-¿Qué? Pero si solo es pintura, mira-dejó hacia arriba las palmas de sus manos para que observara su intensidad, en ese momento ella tuvo la oportunidad de distraerme para correr hacia mí y terminar uniendo la pintura en mi cara.

-No, Camila...-unió su otra mano a mi cara mientras reía.

-¿Lo ves? Sigues viva, no tiene nada malo-entrecerré los ojos ante sus palabras y extendí mi mano hacia la pintura azul. Vaciando el líquido en mis manos para hacer lo mismo.

-Espe...-silencié su voz con más pintura en sus hombros-bien-.

Abrió el recipiente de color amarillo mientas yo me alejaba para correr por la habitación.

Sus manos ahora tenían el aspecto brillante esperando a que me acercara.

Buscando cómo acercarme a las demás pinturas, sostuve la verde como mi escudo y cuando ella estuvo cerca yo deslicé mis manos por sus brazos y ella pasó el amarillo en mi ropa por encima del abdomen, su tacto fue divertido pero delicado.

-Ven aquí-la llamé mientras continuaba con nuestras risas.

Ella sostuvo la pintura blanca y yo la negra, esperando que continuara la guerra de colores, intenté escapar de la habitación, acercándome a la puerta, pero al abrir me golpeé contra alguien, sentí que Camila se impactara en mi espalda y caímos encima de nuestra amiga. Rosie ya había llegado a la casa.

-Están en serios problemas-.

MWAH » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora