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Mientras caminaba por la calle de regreso a casa, mi teléfono comenzó a recibir una llamada demasiado insistente y tuve que detener la música para responder. Era Camila con el teléfono de Rosie.

-¡Dua! ¡Dua! ¡Dua! ...ahm hola, ¿en dónde estás?-.

-Hola, estoy en camino de regreso a mi casa-.

-¡Sí! -parecía que estaba feliz por mi respuesta- bien, genial esa es buena noticia-.

-¿Por qué?-.

-Dua, corre a salvarnos-escuché a Rosie junto a Camila.

-¿Qué ocurre?-cuestioné.

-Es que...estamos en tu casa, encerradas en el baño, ¿podrás venir un poco más rápido? Aquí hay peligro-.

-Mucho peligro, Dua corre y no te detengas-pidió Rosie.

-¿Peligro? ¿qué ocurre?-.

-Es que hay una araña aquí, está en la puerta y no podemos salir-.

-Oh, ¿le tienes miedo a las arañas?-.

-No, no, ¿yo? No, para nada...es por Rosie, ella si le tiene fobia-.

-No es cierto, bueno, un poco, pero deberías ver ahora a Camila, casi la estoy cargando porque ha estado gritando como loca y tiembla mucho por el miedo-.

-Estoy cerca de casa, les llamo cuando esté adentro para que me ayuden a rescatarlas-.

-Eres un ángel, te mereces el cielo-agradeció Camila.

Reí un poco antes de asentir.

-¿Me merezco tus abrazos? ¿qué dije...qué?-y antes de que me dijera algo, continué- en unos minutos les hablo-.

Caminé más rápido para llegar a casa sin esperar lo que iba a encontrarme. Seguí las instrucciones que me dijeron antes de abrir la puerta del baño, Camila estaba abrazando a Rosie y mi amiga estaba mirando con terror a la araña.

-Sólo es una pequeña araña, no va a hacerles daño-.

-No importa si es pequeña o grande, ¡es una araña!, estamos en riesgo-.

-No hay nada de qué temer, aquí no pasa nada-.

-Dua ten cuidado-avisó Camila.

Estaba tranquila hasta que vi que la araña se moviera, sus patas eran enormes y su cuerpo parecía una gran bolsa. Así comenzaron los gritos.

-¡Se movió! ¡Se movió! ¡Ayuda!-.

-¡Ahhh está caminando!-.

-¡¿Qué hago?! ¡Me va a atacar!-.

-¡Vamos a morir!-.

-¡Hasta aquí llegué!-.

-¡Dua está en tu cabello!-.

-¡¿Qué?! ¡Quítamela! ¡Quítamela! ¡Ayudaaa!-.

-¡Ya saltó en la ropa de Camila!-.

-¡Ya me mordió! ¡Ya no siento las piernas! ¡Voy a recuperar la vista!...no es cierto, perdón, que dramática fui...¡Me muero!-.

-Esperen, esperen un momento, ¿y la araña?-busqué en el suelo pero no aparecía, la puerta ya estaba cerrada y nosotras en el baño.

-Dua, Camila, no veo a la araña por ninguna parte, fue un honor ser su amiga, que en mi funeral pongan "Gasolina", ¿entendido?-.

-Tranquilas, vamos a sobrevivir, voy a llamar a mi papá para que venga a ayudarnos-.

-La lección de hoy es, "nunca subestimes a una araña"-.

MWAH » duamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora