Capitulo 34 "Ironía en vez dolor"

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Y entonces ahí estaba perdido entre autos mientras el silencio inundaba las paredes de cemento. Escuché un chillido corto, y leve, finito, como de mujer. Pero mas necesitado, como si quisiera llorar, o gritar. Tenia miedo de levantar la cabeza, tenia miedo de que me vieran, pero quería hacerlo. Escuche una risa acogedora que me destruyó el corazón. Rasposa e irónica. Como si riera de ese golpe. Se sentía la suave vibración que hacían unas manos rozando el suelo.

-Eso es lo más fuerte que podes? - escuché una voz que se me hacia conocida, pero mas ronca, mas muerta, como si le costara la vida pronunciar esas simples palabras - marica hijo de puta - se volvió a escuchar la risa irónica.

No sabia muy bien de quien provenía la risa hasta que volví a escuchar un golpe y la risa cesó, no sin antes terminar con tosidos, y un demacrado escupitajo. Lo primero que pensé fue sangre y me agarró un repugnancia en la boca. Podía recordarla. Podía sentirla.

Volví a sentir el escupitajo, pero este era saliva, no era tan espeso, sonó limpio y puro. 

Me pare suavemente hasta quedar medio arrodillado en el aire, sin asomar mi cabeza por la cima del auto. Camine unos pasos lisos por el suelo hacia el lado izquierdo del auto. Mire de reflejo hacia el auto y me vi reflejado el él. Era cierto mi color de ojos era más claro de lo que creía. El verde del auto se opacaba con mi presencia. Me asome con los ojos entrecerrados hacia el faro del auto, sosteniéndome firme de él. Con mi mano me tiré el pelo hacia atrás.

Dios, maldigo el día en que me dieron tanto pelo!

A cada segundo se iba abriendo un nuevo escenario.

Primero un hombre grande, de un traje gris, combinando, no solo traje y pantalón, sino también corbata. Literalmente era completamente gris.

"El alma se refleja como uno se ve. Si se viste armado, es confiado. Si se viste sin saber que viste, oh, pobre de él"

Mire mi ropa y suspire. 

Me sorprendió al notar que tenia unos borsegos milicos puestos, totalmente fuertes y de cuero. Pasé mi vista fugaz hacia una chica que estaba a la misma altura del señor, pero a unos pasos. No se le veían las lagrimas corriendo, pero sus mejillas estaban rojas, húmedas, se veía el calor que tenia. El sudor de su frente se notaba gratamente. Tenia la garganta seca y su mirada estaba petrificada en el señor. Y entonces vi sus mechones colgando. Su flequillo rubio, y su castaño opaco caer en una colita hacia su costado. Aún con lo oscuro de su piel, estaba pálida. Estaba muerta, casi. Tenia la boca abierta tapándosela leve con su mano y entonces fue cuando baje mi mirada hasta el tercer individuo, y por unos segundos me vi reflejado en la chica.

Me costaba asimilar como Zayn se veía como yo.

Acostado en posición fetal, estriñendo los ojos y mientras se agarraba fuerte su estomago. Oh dios, el golpe de las botas debió ser una mierda.

El hombre empezó a caminar con pasitos cortos por un costado de Zayn pisando la sangre a sus alrededores.

-Ni para morir servís - dijo seco y grave el hombre. Tenia una voz dura, como si te disparara con solo pronunciar un tono. 

Zayn se retorcía pero por momentos echaba sínicas risas que me hacían poner estático.

-Ya quisieras que estuviera muerto - pronunció riéndose el de pelo negro con los ojos aún cerrados. Se veía su dolor. 

-No puedo matarte.

-Porque? porque sos mi padre? - dijo echando una larga carcajada que fue callada con otra patada de las botas del señor. Dios, seco y profundo. Tan insensible, tan, ay mierda. Me cago en lo que veo.

Nunca había visto esto desde este punto de vista. Es un asco. ¿Como es que nadie nunca hizo nada para ayudarme? Aún siendo a Zayn a quien se lo hacían, tenia la pequeña urgencia de acercarme a ayudarlo.

-No te preocupes - habló realzando mas sus tonos de voz. Ahora si se notaba que era su voz. Tan rasposa y llevada, sin importarle de quien la escucha, escurridiza, y tan fina y grave a la vez - Yo no te considero mi padre.

Cesaron sus risas y miré sin darme cuenta, con asco y repulsión, al señor ese. 

Su barba recién afeitada transpiraba y el peinado de ególatra que solo servia para romper espejos, me daban repulsión. Asco.

El hombre se agachó en cuclillas hacia Zayn, que ahora lo miraba, sin miedo sin nada, que increíble, a los ojos. Fijo. sin ni siquiera odio. Si nada, al menos para mi se veía así.

-Yo tampoco te considero un hijo. - habló vanidoso el señor y hecho un rasposo ronquido de sus fosas nasales.

Y sin avisar se escuchó otro sonido seco golpear contra el estomago de Zayn.

Ese golpe sonó en toda la habitación. Hasta pudo vibrar en el metal de los autos. Zayn echó un largo rujido de dolor y me mordí el labio por instinto.

Al levantar mi mano un poco noté que mi mano estaba húmeda, y lo que me sorprendió esque, la cortada que se supone que no me había hecho con la reja, ahora, estaba sangrando.

"El dolor viene, cuando vos queres que venga"

Y miré devuelta al padre, y después al hijo, y me di cuenta que ellos no eran eso.

"Do you ever wonder if the stars shine out for you?" [Larry Stylinson] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora