Confianza

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Mi pie ya no estaba hinchado por la mañana. Aunque costaba y me dolía al pisar, era capaz de caminar tranquilamente, tomé un baño en cuanto desperté. Aún con la voz de Jaebum diciendo que me amaba mientras me abrazaba, pensaba en mi hermano y Somin. Aunque no quería admitirlo, no quería que se separaran. Estaba preocupada por ella, ¿seguiría triste? Desde aquella conversación entre Youngjae y Jaebum, nada volvió a ser lo mismo. 

  — Mark, ¿te irás? —Preguntó Jaebum del otro lado, mientras yo peinaba mi cabello dentro del baño.

—  Sí, tengo cosas que hacer. —Respondió el universitario. Se oía apurado.

 — ¿Lo sabe Youngjae? 

— Le expliqué. Me dijo que volviera más tarde si podía. 

— ¿Crees que es necesario? No trabajaré hoy

— Jaebum, cuando mi abuela... Se fue, ellos me dejaron quedarme en esta casa, apoyaron mi dolor y lo mejoraron notablemente. Haré esto, te guste o no, por Youngjae.

— ¿Irás a ver a tu amigo, entonces? —Jaebum ni siquiera se tomó un momento para comprender lo que Mark acababa de decir. Estaba impaciente.

— Oye, ¿puedes dejar de disfrazar tus malditas preguntas?

— Salgamos, idiota. Ya lo veo, no hablarás a menos que te ponga en aprietos, ¿cierto?

— No... Estoy ocultando nada.

— Tu actitud no lo demuestra, y lo he visto.

Mi inoportuno celular comenzó a sonar y mis desesperados intentos de silenciarlo sólo hicieron que me notarán más rápido.
Jaebum abrió la puerta y atendí el teléfono para disimular.

— Ho-hola. ¿Youngjae? ¿cómo están? ¿volverán pronto?

— ¿Qué tienes? ¿por qué estás agitada? —Preguntó mi hermano.

— Estaba duchándome, creí que perdería la llamada.

— Podías llamar luego. ¿Estás bien?

— Lo estoy. Mi pie apenas molesta.

— De acuerdo, déjame hablar con Jaebum.

Jaebum tomó mi celular en cuanto extendí la mano, se perdió en la sala.

— ¿Estabas escuchando? —Mark se acercó algo intimidante.

— No. Bueno... Sí. Pero, no entendí nada. ¿Qué sucede entre ustedes?

— Yo tampoco lo sé, espero que no te hagas ideas erróneas...

Mark se esforzaba por no verse nervioso, pero él era del tipo de personas que se mandan al frente solos.

— Oh, no. No te preocupes, sólo... Encárgate de tus cosas.

¿Qué podría interesarle tanto a Jaebum al punto de molestarse? No se conocían. ¿Yo estaba en el medio?

Jaebum pasó algunos minutos hablando con mi hermano, lo esperé en su habitación.

— ¿Entonces... Youngjae...?

Jaebum ordenaba su cama. Yo lo observaba sentada en el suelo.

— Im Jaebum, tocas a mi hermana y juro que todos estos años de amistad me importaran un carajo, te asesinaré. —Exclamó el inquilino imitando las gesticulaciones de mi hermano. Sonreí por lo bajo, él se puso en cuclillas frente a mí y levantó mi mentón los los dedos. —Si supiera que hice más que tocarte, da por hecho que moriré. Pero... Hasta valdría la pena, ¿no crees? —Mi rostro enrojeció. ¿Qué le sucedía?— ¿Qué quieres hacer hoy?

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora