Yo quise el fin, y había más (Jaebum y tú)

Insignificante.

Capítulo 13.

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Mi corazón se aceleró notablemente. Jaebum seguía apretándome, cómo si intentara protegerme de algo, o tal vez estuviese muerto de miedo. En ese caso, yo sería su contención.

Su cuerpo era mucho más grande que el mío, él me hacía sentir tan pequeña cuando me abrazaba, pero aún así, no llegaba a sentirme insignificante, redundando en lo de pequeña. Sus brazos se unieron un poco más, podía sentir el latido de su corazón. Jaebum comenzó a respirar de una manera completamente inestable, me preocupé e intenté alejarme para poder ver su rostro, pero lo impidió.

- ¿Estás llorando? - pregunté, no me quedaba alternativa-

- No. Yo no lloro, mocosa. -bufó. No me molestaba que actuara como un idiota, realmente me preocupaba el abrazo. Él debía sentirse realmente mal para acercarse de esa manera a mí, a una desconocida, una adolescente que no toleraba-

- ¿Estás bien? ¿necesitas que llame a Sally? - Jaebum se movió. Negó mi pregunta con la cabeza-

- Cállate. He dicho que sólo te quedes así

— Dado a que es mi cuerpo al cual estás aferrado, deberías ser amable al menos, ¿no crees?

— Vas a olvidarlo cuando te suelte.

— ¿De qué hablas?

— Odio abrazar a las personas. Siento... Que soy vulnerable, pequeño. Y yo no soy ese tipo de hombre. ¿Comprendes? Como si demostrara que necesito el apoyo de alguien más. A veces es... Me siento insignificante. —Mi corazón, el mismo un tanto confuso, dio un vuelco. Jaebum describía exactamente lo mismo que sentía. ¿Se trataba de otra coincidencia desafortunada?—

— Lo entiendo... Yo... Siento lo mismo, este no es el caso, pero...

— ¿Quieres decir que mis abrazos no te hacen sentir pequeña e insignificante? —Empujé a Jaebum. Al fin separados. —

— ¡No! ¿Qué demonios...? Yo no... No —Chillé. Jaebum tomó mis muñecas y me llevó hacía él. Esta vez,  el abrazo se sentía más fuerte.—

— ¿No te he dicho que te quedaras conmigo, mocosa? —¿Por qué hacía esto? ¿por qué abrazaba al inquilino? Yo no debía sentir esa calidez. No debía reconocer un posible abrazo de hermano en mi enemigo. —

— Necesito... Estudiar. Mis exámenes están cerca, debo irme. —Dije. Jaebum me soltó.—

— Necesitarás mucho tiempo, no eres muy inteligente. —Jaebum se alejó y no volteó ni una sola vez, como si nada pasara. Idiota.—

Oí música, justo en el momento en que cruzaba la puerta de mi casa. Aquello me animó. Cuando mi hermano y yo vivíamos con nuestros padres, la música en días de semana significaban buenas noticias. Papá decía, "Las cosas serán diferentes de ahora en más para esta familia, niños" entonces, Youngjae con su encanto vivaz preguntaba "¿tendré una nueva computadora?" en cambio yo, cuando mamá aún se despedía de nosotros antes de enviarnos a dormir... Me preguntaba, "¿Diferentes? ¿qué cosas serán diferentes?" "¿Cuándo llegará esa tal diferencia?".

- ¡Youngjae! ¡ya llegué! -Exclamé con el mismo tono en que gritaban mis recuerdos. Me quité los zapatos y corrí hacía la cocina- Oh, lo... Lo siento. -Dije e interrumpí. Mi hermano tenía compañía. Una mujer, tal vez de su edad. Su cabello era claro, al igual que su ropa. Se veía realmente delicada, como una muñeca-

- ______, al fin llegas -Comentó Youngjae. La mujer se puso de pie, sonriente.- Ella es Somin... -mi hermano presentó a la chica. Ella caminó hacía mí y me dio un pequeño abrazo, en forma de saludo. Si bien me sorprendió, me agradaba que algunas personas aún decidan saludar de esa forma tan... Cálida-