Perdida

2.1K 219 59
                                    

— A Jaebum le molestará esto, ¿cierto?

Jinyoung tomó mi rostro con fuerza y besó la comisura de mis labios. Lo empujé y me levanté de esa maldita silla por fin.

Él volvió a sonreír. Me dio la sensación de que realmente no le importaba ni yo, ni Jaebum, ni Sunye. Pero éramos sus títeres, estaba haciendo lo que se le ocurría con nosotros.

No podía solucionarlo. No era lo suficientemente fuerte ni valiente. Había llegado con las piernas temblorosas y podía hasta llorar en ese momento.  Jamás podría entenderlo. Jamás podría... Odiarlo.

— Debo irme. —Dije y sin más, caminé atravesando la oscura sala hasta llegar a la puerta principal. Jinyoung me acompañó con pasos lentos, al final, sólo volvió a interponerse.

— ¿Por qué? Estábamos hablando bien. Sin tus guardaespaldas... —Echó una carcajada.¿Por qué insistía en aliviar la tensión riéndose?

— No eres divertido, maldición. Me... aterras. —Dije, en un hilo de voz. Jinyoung volvió a su expresión seria que alguna vez, me enloquecía.- ¿Esto... es lo que esperaste toda tu vida? 

— ¿De qué demonios hablas?

— ¿Esperaste aterrorizar a alguien que realmente te amó? 

— ¿Amar? ¿por qué estás tan obsesionada con eso? ¿tu vida se basa en esa mierda? Ni siquiera puedes decirme con certeza, si existe. —Me encogí en hombros, dejé salir todo el peso y la tensión que estaba sintiendo desde que vi a Jaebum golpeado, llorando. Porque eso sí, sabía hacer a la perfección.

— Jinyoung, no sé nada de la vida. Apenas soy una maldita adolescente. No tengo idea si sé amar, si existe o no, pero... Lo que he sentido, y lo que siento hoy, sí existe. Ponle el nombre que quieras, da igual... ¿Tú... serás capaz de sentirlo alguna vez?

—  Cuando crezcas,  verás que el mundo real no tiene nada que ver con tus patéticas historias románticas... Conoceré a otras mujeres, follaré y todo terminará. 

— Realmente lamento que no puedas verlo... Lo siento, mucho.  —Las lágrimas volvieron a empapar mi rostro y mi voz se quebrara cada vez más con cada palabra. Volteé y abrí la puerta. Siempre había estado allí, pero fui incapaz de irme, otra vez, así que volví a mirarlo— Lamento seguir disfrutando de tu sonrisa, en el fondo. Lamento no poder buscar una forma de lastimarte.

 —  No me gusta que llores. Lo sabes, me pones de mal humor. —Jinyoung sujetó mi brazo. 

 — De acuerdo, lamento hacerlo. ¿Es irritante? Si no puedes soportar algo así de mí, ¿por qué quieres estar conmigo?

— No me gusta que llores porque es el único momento en el cual entiendo... que soy una mierda. 

 Nunca había sentido algo parecido. Todo se sintió tan confuso. Todo fue tan doloroso. No pude fingir que no le creía, porque de hecho había sentido que por fin, él me decía la verdad. Que toda esa esperanza y anhelo porque me quisiera no era patética. Podía cerrar nuestra historia en ese mismo momento sólo por ello.

  Me sentí perdida. 

+

—   ¿Puedes pasarme esa taza? —Pregunté a mi hermano. Youngjae se levantó de la mesa mirando la pantalla de su celular y se alejó. — Está exagerando... Qué más da.  —Me levanté por la taza. Jaebum estaba lavando la suya. — Cariño, permiso. —Dije. Jaebum siguió en el mismo lugar. — ¿Jaebum?

No obtuve una respuesta. Ni un simple sonido.

— Ya les he pedido perdón. ¿Qué más necesitas? Lo siento. No debí ir a ver a Jinyoung sola, lo sé, pero estoy bien y él se mantuvo tranquilo...

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora