Destino: L.A

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- Oye, por favor. Debemos... Irnos. No podemos postergarlo más...

Jaebum hablaba despacio, le faltaba el aire a causa de un largo y profundo beso hace unos minutos atrás, los mismos que había estado intentando salir de la casa.

Mis piernas rodeaban su cadera. Él mantenía sus manos sobre mi trasero.

- Aún es temprano. ¿Qué te sucede? Tú nunca te niegas. -Dije. Estaba fuera de mí, como pocas veces. Sentirme como una necesitada sin vergüenza alguna me daba exactamente igual. Sólo quería sentirlo-

Jaebum sonrió y mordió su labio inferior. Sentí escalofríos recorrer mi columna. No estaba segura de que fuese a causa de su sonrisa, de sus pequeños ojos o esos lunares sobre su párpado. ¿Tal vez su cabello rapado en ambos extremos o el largo del mismo en la parte posterior?
Debía ser el conjunto. Él entero.
Su camisa blanca con rayas verticales azules a medio prender, el tamaño de su pecho, la calidez de sus enormes manos, los anillos, su perfume. Todos, absolutamente cada uno de aquellos detalles me hacían desearlo de una manera incontrolable.

- ¿Qué tienes niña? ¿Qué has estado mirando mientras no estuve?

Jaebum continuó hablando en un tono bajo, pero firme y provocativo, ya que no quitaba esa estúpida sonrisa de sus labios.

¿Él creía que había estado mirando porno? Idiota.
Sólo habían pasado tres días. Tuvo que viajar por trabajo. Pero aquel no había sido un motivo, ni siquiera creía que hubiese uno.

- Deja de hacer preguntas estúpidas... Haces que me desanime.

- Claro. Ni tú te lo crees, mírate.

Jaebum apretó mi cintura y depositó un beso sobre mi cuello, para interrumpirlo abruptamente lamiendo la misma zona.

- Te lo advierto. Si planeas bromear, voy a pedirte el divorcio.

- Pues avanza, entonces.

- A ti te gusta controlar la situación. ¿Quieres que yo lo haga esta vez?

- Inténtalo. Me gustas también, cuando te pones algo dominante.

Me reí. Por más veces que hayamos tenido sexo, por todas las cosas que hicimos y dijimos, ya no debería avergonzarme ni incomodarme, pero aún me encontraba soltando una que otra risa nerviosa.

Me puse de pie. Recogí mi cabello. Jaebum alzó una ceja, volví a sonreír ansiosa. Él me hacía sentir sexy, poderosa y hermosa, como si yo no fuese la única rendida a sus pies.

Sólo llevaba un vestido negro pegado al cuerpo y medias finas del mismo color. Para ser honesta, no estaba dispuesta a perder el tiempo haciéndole un streptease. Además, no era lo que él quería.

- J-Jaebum... -¿Tartamudeaste? ¿Realmente lo hiciste? Primer error. Fingí aclarar mi garganta- Quítate, la camisa...

Jaebum arrugó su frente. Lo había arruinado.

Se levantó del sillón, me tomó por la muñeca me empujó sobre el sillón. Luego, me acorraló.

- Eres idiota. "J-Jaebum..." -Imitó mi voz- no puedes pedirle a alguien que se quite la ropa tan insegura, ¿quién te haría caso?

- Tu querías que... -Cierra la boca-

- Quítate la ropa. Ahora. -Jaebum cambió su expresión. La seriedad en su rostro realmente lograba intimidarme- ¿No escuchas? Vamos, hazlo. Desnúdate para mí. -Continuó. Mi corazón golpeteó con fuerza. ¿Eso era lo que realmente quería? Estaba ansiosa por obedecerle.

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora