Rumbos

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Volteé y me eché a reír. Jaebum rió también. ¿Quién creería semejante propuesta?

Volví a recostarme, me quedé algunos segundos mirando el techo. Jaebum se sentó en la cama y me observó sólo a mí.

— Oye, tonta —Dijo.

Lo miré.
Él realmente tenía un anillo de compromiso en la mano.

Cubrí mis rostro con ambas manos. Mi corazón latía fuerte, incluso hasta mis piernas se sintieron algo débiles. ¿Iba a desmayarme? Eso era demasiado, pero mi cuerpo estuvo al borde de hacerlo.

— ¿Quieres comprometerte conmigo, entonces? —Preguntó. Luego, volvió a sonreír de la manera más dulce posible. Apreté mis labios- ¡Oh no! Mala señal, eso haces cuando... estás a punto de llorar —Jaebum se apresuró por abrazarme. Eso fue aún peor, terminó por desatar mi llanto.

— Lo siento mucho, yo... sí. Sí quiero hacerlo. —Respondí. Claro, de una forma casi incomprensible.

— Ya deja de llorar. Tengo que mencionarte las reglas, aún. —Me separé de él, pero aún Jaebum seguía sujetando mi cintura. — Lo haremos oficial cuando cumplas dieciocho años. Y si aún lo deseas, seguiremos con lo que sigue luego. Tal vez... unos tres o cuatro años después.

— ¿Por qué debemos esperar tanto? ¡Tú me lo propones!

— Porque aún debes terminar la secundaria, y cuando lo hagas, decidirás que hacer con tú vida. Puedo ser una distracción, y no es lo que quiero.

— ¿Por qué quieres comprometerte entonces, cariño? —Sonreí limpiando mis lágrimas. Jaebum llevó una mano a su pecho y fingió una expresión de dolor.

— Oye, si me sigues llamando así, querré desposarte antes de tiempo. Sólo cierra la boca y deja que te ponga el anillo.

Jaebum sujetó mi mano, pero yo la retiré escondiéndola detrás de mi espalda.

—  ¿Por qué quieres hacerlo?

  ¡Aish! ¿debes tener las respuestas a todo? — Jaebum revolvió su cabello. — Sólo... creí que era una forma madura de demostrarte cuánto me importa nuestra relación. Por eso no tiene que ser ahora mismo... aún tienes diecisiete y pensándolo bien... ¿es una locura? ¡oh Dios! ¿qué estoy?... Oye,  También puedes negarte, yo n- —Jaebum se veía extremadamente adorable cuando estaba nervioso, no pude evitar besarlo.

— Lo tomaré como un obsequio. Sí creces que cuando cumpla dieciocho dejará de ser una locura, entonces te conviertes... ¿en mi prometido? —Había comenzado a hablar sumamente segura de lo que decía, pero decirlo hacia que sí parezca una locura.

— He comprado los anillos sin siquiera pensar en todo esto. Sólo desperté queriéndolo hacer, ¿estoy perdiendo la cabeza?

Jaebum sonrió, su expresión me hizo sentir aliviada. Volví a aferrarme a su cuello. Él se quejó por mi brusco abrazo.

Ambos nos pusimos nuestros respectivos anillos. Aún no teníamos idea de su propósito, pero al menos para mí, me había brindado seguridad y confianza en nuestro futuro juntos.

Jaebum y yo fuimos llegamos temprano a la agencia. Justo antes de entrar al edificio, se quitó el anillo y lo guardó en su billetera. Yo lo conservé. ¿Debía acostumbrarme?

La Directora Park solicitó la presencia de Jaebum en su oficina. Yo busqué a Matt para seguir trabajando en las fotografías de nuestra primera sesión.

La tarde continuó algo aburrida. Buscaba a Jaebum en los pasillos cada vez que podía, pero él parecía haberse marchado. Lo extrañaba y sonreía como tonta cada vez que miraba mi mano.

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora