Labios.

3.4K 342 176
                                    

Capítulo veintiuno.

Los labios de Jaebum se separaron de los míos por un instante. Abrí los ojos y no, no estaba soñando. Él sonrió y se acercó nuevamente, volteando por segunda vez mi mundo.

— No, no otra vez —Susurró aún sonriente. Mordió su piercing y se alejó.

Me incorporé y en cuánto pude ponerme de pie, corrí hacia el baño y me metí en la ducha. El agua fría debía quitarme esa sensación o al menos la taquicardia, pero eso no sucedió.
No podía siquiera sentir mi piel helada, porque aún mi sangre hervía.
Tal vez habré pasado treinta minutos bajo la lluvia artificial. Cuando salí corriendo y me decidí bajo la misma, no me importó no tener la valentía para salir y encontrar a Jaebum.
Todo era diferente.
Todo lo que sentía era el calor, la suavidad y movimientos de sus labios sobre los míos. Todo lo que mi cabeza reproducía era su sonrisa, provocativa pero dulce. Sus manos sosteniéndome como si fuese la mujer de su vida y no la niña que le causa problemas.

Cuando estuve lista, salí del baño y volví a apresurar el paso para encerrarme en mi cuarto. Tomé mi móvil y le marqué a Bambam mientras me ponia ropa interior y un vestido suelto. Me deslicé sobre una pared y cuando él atendió solo grité y patalee como una pequeña.

— ¿¡Qué sucede!? ¿Acaso G-Dragom dará un concierto cerca? ¡Maldición cálmate! —Estaba aturdiendo a mi mejor amigo y nada coherente salía de mi boca —

— Es que ni siquiera me lo esperaba, no sabía que quería eso hasta que sucedió y que... ¡Qué demonios sucede conmigo! Estoy... Sólo... Me volveré loca

— Bien, aclara tus ideas y me cuentas qué te ha ocurrido, ¿de acuerdo?

— Oye, tú. Tu hermano ha llegado, pregunta si quieres salir a cenar. —Jaebum entró a mi habitación y tiré el celular. Sentía como si me hubiese tragado la lengua. Le miraba con cara de idiota y no podía emitir palabra alguna. Jaebum arqueó sus cejas expectante— le diré que sí, fenómeno.

Me levanté y pasé junto a él. Los dos salimos de la habitación pero me adelanté.

— Hey, ¿A dónde crees que vas? —me abrazó por la espalda y me detuve. No podía reconocer a este Jaebum. Todo mi cuerpo se sentía tenso y no podía entender qué demonios estaba buscando— Ni se te ocurra mencionar lo que pasó.

— ¿Estás... Estás amenazándome? —Jaebum me enfrentó. Había sido más fácil volver a hablarle de espaldas—

— Sólo quería oírte. Pero... Puedes tomarlo como una amenaza si quieres. —Jaebum se encogió en hombros— No ha sido la gran cosa después de todo.

— Imbécil —Dije. Aún existía mi perturbada verdadera yo en algún rincón de mi interior—

Jaebum acarició mi cabeza y besó mi mejilla.

— ¿Qué? ¿Esperabas otro beso?

— ¿Qué demonios sucede contigo? ¿Qué quieres conmigo? ¿Se trata de alguna apuesta con tus amigos? ¿Crees que soy una cualquiera? ¡Yo creí que podías ser como un hermano para mí! ¿No crees que soy pequeña? —Jaebum cubrió mi boca con una mano y con la otra sujetó mi cintura—

— Oye, idiota. No soy tu amigo, ni tu hermano. Soy un hombre y te conviene dejar de buscarme si no quieres que esto pase a mayores, ¿de acuerdo? —Lo empujé. Tocar su pecho ya no se sentía igual. Todo estaba recargado por el maldito beso—

— Tú... Tú me besaste. Tu me obligas a abrazarte y te la pasas evitando que suceda algo entre Mark y yo. ¿Por qué lo haces? ¿Por qué estás haciéndome esto?

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora