No... puede ser.

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Capítulo 03.

Un aroma amargo se coló en mis fosas nasales, era tan fuerte que logró que abriera los ojos temprano, un día que no debía ir a la escuela. Respiré profundo antes de salir de la cama. Recién cuando estuve frente a mi espejo, froté mis ojos y peiné mi cabello hacia atrás sin darle importancia a mi imagen, estaba concentrada en mis pensamientos.
Todo seguía igual.
Pensé en que los días que no tenía clases, ya sea por la ausencia de un profesor o día festivo, Jinyoung pasaba por mi habitación y me llevaba a algún lindo lugar. Me sentía en una película romántica cada vez que entrábamos a la casa a escondidas y por diferentes puertas para no despertar la intriga de mi hermano.
Hoy no estaba. Había pasado una semana de su partida, ni siquiera me había enviado un texto, mucho menos llamado.
Prendí la pantalla de mi móvil, sonreí irónicamente. Jinyoung aparecía en ella, una fotografía que yo le había tomado. ¿Volvería? ¿cuándo sería ese día?

- Maldición, ¡Youngjae! ¡deja de echarte perfume! -Grité irritada. Otra vez ese aroma apestoso impregnando mi habitación. ¿Acaso tendría una cita? ¿un jueves por la mañana? -

Oí tres golpes en la puerta de mi cuarto, emití un ruido para que mi hermano entrara.

- ¡Oh, santo cielo, lo siento mucho! -volteé asustada por aquella voz y me encontré con Jaebuk, el inquilino, topándose un ojo con la mano y el otro aún descubierto desviándose de a ratos-

- ¿Qué le sucede? -Pregunté tranquila, con una mano en el pecho por el susto que me había provocado-

- Necesito hablar contigo, me disculpo o-otra vez -tartamudeó y cerró la puerta. Me quedé boquiabierta unos segundos hasta que caí a la terrible realidad y apreté mis ojos. Estaba en ropa pijama, pero a decir verdad, este parecía más ropa interior.

Agarré mi cabeza con ambas manos y me senté en la cama. ¿Con qué cara vería a Jaebuk ahora?
La semana había sido difícil, después de la broma de Bambam, él no volvió a acercarse a mí en ningún momento y eso era malo. ¿Cómo demonios haría que saliera de la casa si no provocaba algún tipo de conflicto visible entre nosotros?.
De todas maneras, no estaba de ánimos, cada vez que pensaba en Jinyoung quería llorar y no podía pensar en otra cosa.

- ¿Sobre... Qué quería hablar? -Pregunté a Jaebuk algo tímida. Él tomaba su café en la mesa de la cocina -

- Lamento lo que sucedió hace un rato. No fue mi intención incomodarte. -dijo él ya no podía distinguir sus nervios previos en su rostro. Le sonreí, por primera vez fue una sonrisa real, de tranquilidad. Por más estorbo que fuera, la amabilidad era algo que me valoraba mucho en cualquier persona, sí, a pesar de lo que yo estaba haciendo-

- No te preocupes. Yo te di permiso para entrar, pensé que eras mi hermano. Ni siquiera noté que estaba en... Bueno, con esa facha. -acomodé mi cabello una vez más. Sospechaba en que la presencia de Jaebuk alteraba de alguna manera mi seguridad -

- Bueno, deberías tener cuidado. Que seas así de distraída puede ser un problema. -entrecerré mis ojos inmediatamente. Otra vez haciendo sus comentarios innecesarios. -

- ¿Qué necesitaba, Jaebuk? Tengo cosas que hacer.

- Es Jaebum. -indicó. Arqueè mis cejas. No entendía porqué seguía confundiéndolo, sonaba mejor su nombre real- Tu hermano me pidió mis llaves porque perdió las suyas, de no necesitarlas con urgencia no haría esto, ¿puedes prestarme las tuyas?

Yo quise el fin, y había más  (Jaebum y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora