Cap. 8

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Jared:

Como todos los días de esta semana llamo al timbre de casa de Hela, desde que conocí a mi hija vengo todas las tardes para jugar con ella y que la niña se vaya acostumbrando a mí. Ese es el trato que al que llegué con Hela, bueno, no es exactamente así. Desde el día del hospital no he vuelto a verla, Ivy me dijo eso la primera tarde que vine.

Abren la puerta y como siempre me encuentro a su amiga, por ahora ningún día me he encontrado con Hela en casa.

_ Hola Jared -me dice seca-.

_ Hola, Ivy, ¿está mi pequeña por ahí?

_ ¡Ared!

Veo aparecer de golpe a Tara y viene contenta corriendo hacia mí, como cada vez que vengo a verla. Me agacho abriendo los brazos y se me lanza encima a abrazarme, yo aprovecho el momento y le doy un fuerte abrazo y le beso su blanda mejilla de niña pequeña.

_ ¿Y Hela? –le pregunto a Ivy levantándome con la niña en brazos, aunque me imagino la respuesta-.

_ Se ha tenido que ir por una cosa de trabajo, ya sabes, siempre la están llamando.

_ A peo no osa.

_ Ya cariño, ya no llevo el pelo rosa, ahora es de mi color, ¿te gusta?

_ Sí, Ared uapo.

_ Vaya, ¿te parezco guapo? –la niña asiente contenta-, muchas gracias, tú también eres muy guapa, mucho más que yo.

Nos ponemos a jugar y pasan las horas sin que nos demos cuenta, tendría que haber hecho ya la siesta, pero Ivy me ha dicho que no había manera de que se durmiera y se la ha saltado. Como veo que empieza a estar ya cansada decido que lo mejor es poner alguna película.

_ Tara cariño, ¿te apetece que veamos alguna peli?

_ ¡Aisa!

_ ¿Cuál?

Tara me lleva de la mano corriendo hasta su cuarto y me da un dvd de Alicia en el país de las maravillas, la de dibujos animados, vamos para el sofá y pongo la película. Me resulta increíble lo atenta que está aunque se la sabe ya de memoria, se sabe todas las canciones y las canta desde principio hasta el fin, aunque con su lengua de trapo tan linda, no puedo evitar grabarla, esta preciosa. Al cabo de una media hora va cayendo poco a poco hasta que se queda dormida.

Pasan casi una hora y la niña sigue igual, completamente dormida, la película ya ha acabado, la verdad es que es una puta locura, no entiendo que le guste tanto.

Le acaricio su mejilla blandita y regordeta, no entiendo como puede ser tan preciosa esta niña. Veo como respira tranquila, me parece increíble la carita que tiene mientras duerme. Ahora mismo estoy sentado en el sofá viendo como mi hija duerme tranquila con la cabeza sobre mis piernas, no puedo evitar mirarle embobado como todo un padre baboso, pero es que es preciosa. Alucino de que lleve ya dormida conmigo por lo menos 40 minutos y ya hasta pega suspiros de vez en cuando de lo a gusto que está, sonrío, se encuentra a gusto a mi lado.

Tras un rato babeando por mi hija simplemente cierro los ojos, estar así me calma, creo que hacía años que no sentía tal estado de bienestar y calma. Acariciarle el pelo a Tara creo que podría hasta tener propiedades medicinales, terapéuticas o algo, sencillamente da paz.

_ Lo siento, necesito mirar un par de cosas en el ordenador –me dice Ivy entrando al salón y señalando el ordenador portátil que está en la mesa al otro lado del sofá-.

_ Claro.

La dejo pasar y se sienta a mi lado mientras abre su portátil y empieza a teclear algo, acto seguido se queda callada muy seria mientras lee la pantalla muy concentrada, tras esto se pone a teclear de forma frenética haciendo sonar de una forma muy fuerte las teclas. Me sorprende que pese al ruido que está organizando Ivy la chiquilla ni se inmute, tiene el sueño muy profundo.

Bright Lights (Luces brillantes) -COMPLETADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora