Bright Lights (Luces brillantes) -COMPLETADA-

Cap. 14

Jared:

Tras descansar un poco en casa del largo paseo vamos a la feria a pasear. Tara alucina con todas las lucecitas que hay, tiene los ojos abiertos de par en par, se ve que nunca había estado de noche.

_ Jared, no te podría haber salido más dulce y guapa, es perfecta -me dice mi madre mirándola con cariño-..

_ A que sí -respondo contento-.

_ Madre mía, Tara, tu abu es una abuela babosa -le dice Shannon a mi hija mientras se ríe-.

_ Como toca, tengo la nieta más bonita del mundo y disfruto de ello.

_ Babosa -le dice otra vez mi hermano riéndose-.

_ Habló el que ya lleva a la niña de fondo de pantalla en el móvil -le respondo yo riéndome también-.

_ Es que sale monísima en la foto, mira que ojitos y que sonrisa -dice contento enseñándonos su móvil-. Además, no hables que tú también la llevas.

_ Por supuesto, es mi hija.

Sonrío por mi hermano, sabía que sería así con la niña. Shannon es una persona muy contradictoria, el Shannon de fuera no tiene nada que ver con el de dentro.

Mi hermano por fuera es el típico hombre intimidante, con pinta de chico malo, con sus cejas que parece que siempre esté enfadado y esa sonrisa de estar tramando algo, esos gestos sensuales de mujeriego, tatuajes por todas partes... Sin embargo, por dentro es justo lo contrario, es la mejor persona que he conocido nunca. Shann es dulce y bueno, tanto que llega a ser demasiado bueno, casi todo el mundo acaba aprovechándose de él y se lleva mil golpes porque nunca ve la puta maldad en nadie. Es el típico amigo que siempre está ahí, que siempre te apoya y ayuda en todo. De esas personas que siempre tiene una sonrisa en la cara y un comentario divertido. Pese a la infancia tan dura que tuvimos él siempre se encargó de que yo fuera feliz, que no me faltara de nada, que mamá y yo tuviéramos toda la felicidad del mundo gracias a sus incansables muestras de cariño y protección. En resumen, mi hermano es la mejor persona que he conocido en mi vida y sabía que se le caería la baba con mi hija.

Nos subimos con Tara a un carrusel de caballos y un par de atracciones más que están pensados para niños pequeños. Vamos caminando mientras ella lo mira todo con atención, lo malo es que nos vamos a tener que ir marchando ya, se está haciendo tarde para ella. Veo la noria y suspiro nostálgico.

Este lugar es uno de mis favoritos de la ciudad, no porque me gusten especialmente las ferias, sino porque aquí tuve mi primera cita con Hela. La recuerdo como si fuera ayer, fuimos a un restaurante francés, nada del otro mundo, pero pude notar como durante toda la cena se sentía incómoda. Los precios no eran excesivos, pero para ella sí, nunca había comido en ningún restaurante y para ella 40 o 50 dólares era su presupuesto en comida para varias semanas. No podía permitirse algo así y le incomodaba.

Durante el par de horas que estuvimos en el restaurante veía como miraba a su alrededor, sintiéndose juzgada por todo el mundo, sintiéndose inferior. Sin darse cuenta de que simplemente la gente me había reconocido y no paraban de dar por culo observándome.

Verla así me dolió, de haberlo sabido hubiera elegido otro lugar, hubiera hecho algo en casa o en un local muy barato donde ella se sintiera más cómoda, al fin y al cabo yo lo único que quería era estar con ella, me daba igual el lugar.

Pero después todo cambió, paseamos por la playa y todavía a día de hoy puedo recordar la cara que puso cuando vio las luces de la feria a lo lejos, tenía tanta emoción... Vinimos aquí y vi a la Hela que siempre he amado, con esa ilusión, esa viveza, esa alegría, con sus ganas de descubrirlo todo y comerse el mundo. En ella todo cambió, aquí fue libre y verla así hizo que me enamorara más y más de ella, que supiera que la necesitaba a mi lado. No que quería que estuviera, sino que directamente lo necesitaba, algo que nunca antes había sentido por ninguna persona que no fueran mamá y Shannon.