Te amo Capitulo 37

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Labinia

- Hermana, para de dar vueltas como una loca. Me dijo mi hermana Vanessa al verme dando vueltas de un lado a otro, mirando por el balcón.

- Estoy paseando, dicen que es bueno para las piernas. Le mentí yo.

- Ya, y yo soy tonta y me lo creo. Estas esperando a Rafael. Dijo ella levantandose de la cama y acercandose a mi continuó: - Seré mas pequeña que tu, pero a mi no me puedes mentir.

- Oye, porque no mejor te vas a tu habitación.

- No, esta noche me duermo aquí contigo, me aburro. Dijo ella tirandose en mi cama comodamente.

- ¿Que? Grité yo, ni loca iba a dejar que ella sepa que Rafael iba a venir.

- Me gusta dormir sola y lo sabes, venga mañana hablamos, no seas pesada.

- Uffff, esta bien, pero ten cuidado con mamá y papá, acaban de llegar.

- Lose, me encontré con mamá en la cocina. Le respondí yo enpujandola del cuarto para que se salga de una vez.

- Ya! Ya voy solita. Buenas noches.

- Buenas noches hermana, descansa.

Nada mas cerrar la puerta, me fuí corriendo al balcón. - ¿Vendrá? Me pregunté dudosa -Claro que vendrá, fue el quien dijo que vendría, yo no lo invite, ademas insistió.

Me acerqué al espejo y me peiné un poco, llevaba una bata rosa de Victoria Secret's, me encataban las batas de esa marca, eran muy femeninas pero a la vez te veías atractiva y sexy con ella puesta.

Aun faltaba media hora para las 12:00h así que me tumbé en la cama esperando a Rafael. Aún que le había dicho que no venga, esperaba con mucha ilusión volver a verlo y a cada rato miraba el reloj, se me hacía eterna aquella media hora.

Rafael

- Entonces, vas a ir a verla a pesar de que ella esté con otro? Me dijo Alex después de haber escuchado toda la historia.

- Si, ¿no? ¿Que se supone que tendría que hacer? Pregunté yo levantandome de la cama, levantando los brazos.

- Aceptar la realidad, tu mismo dijiste que ella está acostumbrada a otra vida y que ademas ese tal Eduard, es rico.

- No la he visto muy ilusionada a ella.

- Pero el no la dejará nunca, no quiero que lo pases mal.

- Oye Alex, a mi lo que me importa, es saber si ella siente algo por mi, y si es así, es lo único que me importa, lucharé por ella si se que ella siente lo mismo.

- No creo que el aceptará asi porque si perderla.

- No me importa. Dije yo levantandome de la cama y poniendome la cazadora. Ya faltaba muy poco para las 12 de la noche.

- En fin, veo que estas decidido, irás a verla.

- Claro! Es por lo único por lo que estoy aquí. No  me importa nada más. Nos vemos.

Me dirigí a la puerta y bajé rápidamente a la calle, el primer taxi que vi en la puerta del hotel entré.

Tenía la direccion de Labinia apuntada en el móvil, así que se lo enseñé al taxista.

Al llegar en frente de la casa de Labinia, pude comprobar que todo estaba en orden, había silencio, salté la valla y caminando a escondidas llegué en frente del balcón de Labinia.

La llamé pero no contestó al telefono, así que no me quedó de otra que buscar piedrecitas por el jardín.

- Que locuras has llegado a hacer. Me dije a mi mismo en voz alta riendome de mi. - Cuando me decían que cuando estas enamorado haces locuras así, yo me reía diciendo que yo jamás las haria, pues me parece a mi que mis locuras son aún mas locas que las que me contaban antes.

Empecé a tirar piedrecitas, pero nadie contestaba.

- ¿Se habrá quedado dormida? Me tocará trepar el árbol y subir al balcón.

Trepanado el árbol como un mono, mis pantalones se engancharon, pero despues de varios intentos, logré llegar al balcón.

Estaba la puerta abierta del balcón, entré sin hacer apenas ruido y allí vi a Labinia, durmiendo como un ángel .

Labinia

A veces hago cosas raras, a las 11:55 decidí no responderle a Rafael cuando llegaría, ya se, es una locura, pero así soy yo. - Pienso que no es lo mejor vernos a esa hora y menos en mi casa, sería muy arriesgado.

- Dejaré la puerta del balcón abierta, no creo que suba hasta aquí, es muy dificil o mejor dicho imposible trepar. Dije yo mirando la distancia que había de abajo hasta mi habitación.

Aunque en el fondo, pensaba que si subiría, yo me haría la dormida y así el se iría. Y es lo que hice.

Cuándo me llamó Rafael, salté como tonta de la cama, mi corazón me pedía a gritos que le contestara, pero mi cabeza no me dejaba. Pude controlar mis emociones y no contestar, pero como la canción "yo no me doy por vencido" así es como el procesó. De repende oigo golpes en mi ventana, me asomé sin que me viera y allí vi a mi Romeo tirando piedrecitas a mi ventana y de vez en cuando diciendo mi nombre despacito. Por lo visto no se daba por vencido.

- Dios, que hermoso es y que sexy se ve con esa cazadora. Ya esta, le contestaré, no aguanto más, cuando por fin quise salir a responderle oigo una voz en mi cabeza - ¿En serio? ¿Y tu orgullo? ¿Anda ve a la maldita cama y hazte la dormida.

Me fuí a la cama y me hice la dormida. Pasaron 5 minutos y ya no escuchaba nada, de repente sentí a alguien sentarse en la esquina de mi cama observandome dormir.

Rafael

Al verla allí tan hermosa, me acerqué a su cama y me senté a observarla.

- Que hermosa eres. Te ves tan bonita durmiendo.
A menudo me siento como si fueras la mitad que me hace falta, pero hay algo que me impide acercarme. Y es que la distancia que existe entre tú y yo no es física, va más allá. Esta formada por barreras llenas de temores e inquietudes. Por el miedo ante la perspectiva de ver destrozados mis sentimientos. Me pareces alguien fuera de todo a lo que yo puedo aspirar. Ocupas un lugar permanente en mi cabeza y me torturas, porque no puedo estar cerca de ti. No sé como será el día de mañana, ni si alguna vez llegaré a olvidarte. Creo que nunca podría hacerlo. Verte en brazos de otro me parte el corazón, todo esto que siento por ti lo llevo sintiendo desdé hace muchísimo tiempo.

Le dije todo aquello que sentía, acariciandole su largo cabello, tenia tantas ganas de acariciarle cada parte de su cuerpo, besarle cada lunar. Me acerqué a su oido lentamente sin querer despertarla, se veía tan hermosa durmiendo, no la queria despertar, me quería despedir de ella susurrándole algo al oído.

- Te amo y aún que se que cuando despiertes no lo sabrás, necesitaba decirtelo. Le dije yo susurrandole al oído con la voz temblorosa.

Me levanté suavemente dirigiendome a la ventana del balcón cuando de repente oigo a Labinia preguntar.

- ¿Que dijiste?

Al oír su voz, me giré rápidamente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, me quedé de piedra, no sabía que decir.

- ¿Te he despertado? Pregunté yo evitando su pregunta.

- No estaba durmiendo. Dijo ella sonriendo.

- Tu

- Si. - me interrumpió ella. - Lo he escuchado todo.

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Amor prohibido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora