Labinia
Nose como llegué de nuevo al salón donde se encontraban todos, pero fuerza apenas me quedaba, tenía que fingir estar bien. Supuestamente tendría que ser el día mas feliz de mi vida. Pero no era así, solo queria marcharme de esa casa y despertar como si nada hubiera sucedido, despertar en los brazos de Rafael sin importarme nada. Llegué a la mesa caminando lentamente con una sonrisa falsa.
- Amor, ya llegaste, me había preocupado. Dijo Eduard levantandose de la silla ayudandome a sentarme.
- Estoy bien, no hay porque preocuparse. Respondí yo acomodandome en la silla.
Mi madre me miraba extraña, sabía que algo habia pasado, pero yo agaché la mirada evitando ver su mirada enfurecida. La madre de Eduard y mi madre empezaron a hablar, fue entonces cuando mi padre me sonrió diciendome: - Hija todo estará bien, no te preocupes. Yo le sonreí y empecé a cenar. Aún que no me apetecía ni siquiera probar nada, tenía que fingirlo.
Cuando la cena estaba por acabarse, en todo el tiempo no volví a ver a Rafael, aunque deseaba de todo corazón volver a verlo, el ya no entraba en el salón. Nos despedimos y nos marchamos a casa, mi madre gracias a Dios por el camino no me dijo nada, seguramente mi padre le había dicho que me dejará en paz.
Aún no podía creer lo que había hecho. - He aceptado a Eduard, lo he aceptado.
Llegamos a casa y directamente me fuí a mi habitación. No queria ver a nadie, solo quería estar sola, le escribí a mi mejor amiga Tamara, para no pensar en mis cosas y ver como estaba. No quería llorar, no debía llorar, era la mejor elección. ¿Porque si es la mejor eleccion me siento asi? ¿Porque no estoy feliz si deberia estarlo? Miles de preguntas rondaban en mi cabeza y lo peor de todo esque en cada una de ellas encontraba a Rafael, el era la respuesta de todas mis preguntas. Aunque me lo quería negar, a mi corazón no lo podía engañar.
A la mañana siguiente cuando desperté, directamente miré el móvil con la esperanza de recibir los buenos dias de Rafael como siempre lo hacía, pero no, esta vez no. Tenía el mensaje de Eduard diciéndome que me echa de menos y que espera con mucha ansiedad que nos casemos. Dejé el móvil en la mesita y me fuí a la ducha.
Pasaron dos semanas y no volví a saber nada de Rafael, intentaba evitarlo, no iba a la casa de Eduard, siempre me excusaba de que me aburría y no queria estar allí, así que Eduard hacia lo necesario para que hagamos otra cosa, aunque le había prometido volver a pasar, porque su madre nos invitó a comer y por cortesía lo haria. Lo único que sabía de Rafael esque trabajaba en la casa de Eduard, nada mas.
Llegó el día en el que tenía que ir a la comida que nos invitó la madre de Eduard. Me encontraba muy nerviosa. Nada mas despertar esperaba con ansías ir. Aunque hasta ahora estuve evitando ver a Rafael, como tonta esperaba la hora de la comida para verlo, necesitaba verle el rostro, necesitaba que sus ojos me miraran y sentir con solo una mirada lo mucho que me ama.
No podía evitar pensar en cada momento con el. Aquella noche en la que se me declaró en la habitación, el beso que nos dimos en aquel baño, aquel beso que cada vez que lo recordaba un escalofrío y millones de mariposositas pasaban por mi estómago.
- ¡Hermana! Oigo a Vane llamarme, pero antes de levantarme de la cama y responderle, ella ya se encontraba en la puerta de mi habitación.
- Hey, ya son las 11, nisiquiera has desayunado. Dijo ella estando en la puerta.
- Uff, ya... —bostezo. - Ahora salgo en un ratito. — me levanto y voy hacia el baño, ella me mira desorientada y cierra la puerta.
Me tomo una ducha, escuchándo mis canciones favoritas
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Amor prohibido [TERMINADA]
Romance- Eres un imbecil!!! -Y tu una consentida!! - Desaparece de mi vida idiota!!!!! - Admite que no podrías vivir sin mi. - Ufff, te odio!!!! - Yo más! Rafael&Labinia Dicen que del odio al amor hay un solo paso. Será eso cierto? Porque se odian tanto?? ...