Amor prohibido [TERMINADA]

Volver a verte Capitulo 33

Rafael

Por fin voy a decirle todo a Labinia. Todo lo que llevo guardado desde hace mucho tiempo.

- Voy a llamar al jefe y decirle que faltaré unos días.
Cogí el movil para llamarlo, pero no sin antes mirar el instagram de Labinia.

- Que bonita es. Esa sonrisa tan brillante que me tiene loco.

- Diga.

- Hola jefe, soyo yo Rafael.

- Dime Rafael.

- Queria avisarle de que me tengo que ir unos días a España, tengo que resolver algo muy importante.

- Ah, si tranquilo. Cuándo vuelvas avisame.

- Tambien vendrá Alex conmigo.

-Esta bien, podéis ir tranquilos. Dijo el. La verdad que me trataba muy bien, casi como un hijo, llevaba muchos años trabajando allí y confiaba mucho en mi.

- Gracias. Le dije yo y colgué.

Ahora que cada vez se acercaba más el día, cada vez estaba mas nervioso. Por fin mañana veré a Labinia. Un año desde que no la veo, ha sido una eternidad.

Me puse a buscar los boletos, encontré unos de mañana, esos eran perfectos, así llegaría y podía pasar todo el día con ella y decirle todo.
Compré esos boletos, después de todo me tumbé.

Empecé a imaginarme como le diría a Labinia todo, imaginarme su sonrisa, sus ojos brillantes. Haciendome miles de preguntas. ¿Ella sentirá lo mismo? ¿Cómo será su reacción?

Al rato llegó mi hermano Maiquel.

- Hola bro. ¿Todo bien? Dijo el acercandose a mi dandome un apretón.

- Si. Oye mañana me voy a España con Alex. Le dije yo. No podía evitar la sonrisa en mi rostro, era inevitable ocultarla.

- ¿Que? ¿En España? Allí está..

- Si, está Labinia. Voy por ella.

- Ah, y...¿cuando vuelves ?preguntó el sentandose al fin.

- Nose hermano. En unos días.

- Oye cuidate mucho eh.

- Cualquier cosa me llamas ¿ok? Le dije yo. Era mi hermano pequeño, aúnque ya se estaba convirtiendo en un hombre, para mi siempre será el hermano pequeño.  Tenía que cuidarlo por encima de todo.

- Esta bien, ya no soy un niño bro. Dijo el riendose.

Desdé que mi padre murió me siento respondable de todo, soy el mayor. Es muy difícil después de no importarme nada, de hacer siempre lo que quería, de tanta diversión, en pocas palabras un carbón, es muy difícil despertarse al día siguiente que tienes que cuidar una familia y preocuparte por el día de mañana. Cuando sin querer te conviertes en los pilares de la casa y la familia.

Pero dejando de hablar de mi sufrimiento, estoy muy feliz saber que mañana veré a Labinia.

Me fuí a prepararme la maleta con una sonrisa de oreja a oreja, sin dejar de pensar en el momento que la miraría a los ojos, en el moment que le diría cuanto la amo. Sabía que me estaba arriesgando, estaba arriesgando una amistad y también que me rechace, pero tenía que decirselo.

Al acabar de tirar unas cuantas cosas en la maleta, me tumbé en la cama boca arriba sin dejar de pensarla.

Labinia

-Bueno Eduard, gracias por llevarme a casa. Le dije yo a Eduard en frente de mi casa bajando del coche. El sostenía la mano en la puerta del coche sonriendo.