Prólogo

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Nos habían llegado informes de que algunas brujas iban a estar por los barrios de mala muerte en la ciudad, secuaces obviamente de Betzzaveth, ¿eso qué quería decir? Sí alguna de ellas lograba soltar la lengua nos diría donde se escondía nuestro objetivo.

Nunca salíamos de la academia sólo para algunos entrenamientos ó misiones importante, eran muy pocos a los que dejaban salir y eran muy bien seleccionados, tenía que estar en un nivel de rango muy alto por ejemplo: Elif y yo, ella estaba en nivel diez y yo en el doce, no era mucho la diferencia pero eran muy altos, considerando que sólo llevábamos dos años en la academia.

Cuando llegue hubieron muchos rumores respecto a mí, claro, por ser sobrina de la directora pensaron que tendría muchos privilegios, pero no. En realidad me exigí más por ese hecho, cada día le exijo más a mí cuerpo y capacidades, no quiero que nadie diga que sólo estoy aquí por Macristen ó por que mí madre fue una de las mejores cazadora, gracias a que todos han visto mí trabajo, entrega, dedicación y diciplina, es que me he ganado el respeto de todos. Volviéndome una de las centinelas más estricta, jodidas y exigente de la academia.

-Tienen que estar por aquí- susurré a mí hermana.

Llevábamos unas dos horas en los barrios de mala muerte y aún no había pista de las brujas, Caminábamos entré alcohólicos, drogadictos y prostitutas. Todos nos veían al pasar, unos con superioridad, otros con simple curiosidad. Pero siempre atrapábamos las miradas de todos, Diego siempre venía con nosotras él nos ayudaba a grabar las runas de retención y protección.

Buscábamos dos mujeres hermosamente bellas, que acatarán las miradas de todos los ebrios, prostitutas y personas por donde pasaban. Éste tipo de brujas siempre hechizan cualquier objeto sea un collar, dije ó pulsera para que otros las vean como mujeres jóvenes y con una belleza incomparable.

Nuestro vestuarios era el que usábamos casi siempre por así decirlo era nuestro uniforme, unos leggins negros, con una blusa a juego y una botas largas. Traíamos nuestras armas camufladas listas para atacar. Para ser parte de los cazadores aparte de todos los reglamentos y entrenamientos de pruebas por donde tienes que pasar, sólo tienes que saber tres cosas.

Primera: Nunca sorprendas a un cazador (podría costarte la vida).

Segundo: haz todo lo que tú entrenador te diga, así no te hará la vida cuadritos.

Tercero: Ganate el respeto, eso es muy importante sí lo exiges solo quedarías ridiculizado por lo demás.

Para mí esas eran tres reglas muy importantes en mí código si las cumples mereces estar acá, si no, la puerta del castillo es muy grande. Así es, me he ganado el odio de muchos y la admiración de otros, pero yo no estoy aquí para eso, mí único objetivo el Betzzaveth y el libro.

-Diablos aquí no hay nada- se queja Elif- llevamos dos horas caminando las mismas calles y no las encontramos, tal vez Mey se equivocó.

-Elif, decir que Macristen se equivoco en algo es como decir que yo he fallado en alguna de las misiones, eso jamás a pasado- conteste.

Dirigí mi vista hacia uno de los bares de mala muerte de allí salía una hermosa mujer, con cabello negro, ojos azules mar, un vestido jodida mente corto y unos tacones. Su rostros era fino de porcelana y sus labios irradiaban la juventud que aparentaba, de su cuello colgaba un hermoso pentagrama... ¡Bingo!.

-Mira allá- me dice Elif, mire hacía mi izquierda otra mujer igual de hermosa a la primera las dos cogieron direcciones separarás- ¡Mierda!- exclama Elif- se separaron.

-Tú y Diego vayan por la izquierda yo por la derecha.

-Está bien.

-Tengan cuidado por favor ellos asiente y nos separamos.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora