-Listo- exclamó Benjamín, dando por terminada la incisión- ¿pueden contarme Qué pasó?- preguntó finalmente.
-Macristen hizo un hechizo de vinculación- contestó Derek- No podemos hacerle daño, todo lo que le pase a ella le pasara a Anais.
Yo permanecí en silencio total, digiriendo todo lo que había sucedido los últimos días, el dolor consumida mi cuerpo, mientras Margared vendaba mis muñecas. Derek estaba justo frente a mí, mirándome muy atento, como si temiese que fuera hacer algo en contra de mí misma. Admitía que esta situación me tenía mal y más qué mal, estaba desestabilizado mentalmente, solte un suspiro e hice una mueca de dolor, cerre mis ojos tratando de aclarar mis pensamientos y en general, los demonios que me atormentaban. Mi hermana estaba en otro cuarto y la custodiaban Carson y Dominic, ya que, temían que la bruja viniera por ella. Jasper y Patrick daban rondas alrededor de la casa y el viñedo, al igual que mi hermano. Me dolía el cuerpo, más que el cuerpo, estaba agotada mentalmente, tenía muchas cosas en qué pensar, todo me daba vueltas, así que cerré mis ojos unos segundos, para encontrar un poco de paz, pero no, no había, no mientras ella estuviera viva. El hechizo de vinculación, consistía en vincular por medio de la sangre a una persona con otra, todo aquello que le pase a una, le pasara a la otra, si una muere la otra morirá, si ella muere yo moriré junto a ella.
-Parece que es inteligente la bruja esa- agregó Margared.
-Lo es- Conteste en un susurro- Si no, hace mucho el cónclave la hubiera Atrapado.
-listo sólo espera que te regeneres- dijo Benjamín- los dejaremos solos, Para que puedan hablar- asentimos, el señor y la señora cranwell empacaron el botiquín de primeros auxilios y los vimos desaparecer al cruzar la puerta, acomode más la vata que cubría mi abdomen, tuvieron que quitarme lo que traía puesto para curarme latigazo en mi espalda.
-¿Cómo te sientes?- preguntó él.
-Como si me hubiese pasado un camión encima- conteste el río brevemente.
-No sé cómo nos acercaremos a ella sin hacerte daño a ti- dijo mientras corría una silla y se sentó justo frente a mí.
-Era la oportunidad perfecta para deshacernos de ella.
-Jamás Anais- exclamó- perderte, No es una opción, que te quede claro- me quedé mirándole unos segundos y luego, soltó un suspiro, jamás me sacrificaría, eso lo tenía muy claro.
...
-¿Tú qué haces aquí?- escuchaba voces en la planta baja, Margared parecía realmente molesta- sabes que no eres bienvenida a esta casa, lárgate- seguía gritando.
Aaron y yo intercambiamos miradas sin saber que ocurría, nuestra hermana menor dormía junto al cuerpo que aún seguía inerte de Elif quién ahora podíamos apreciar como respiraba, sus mejillas se habían tornado de un bello color rosado, sus labios estaban morados y agrietados, pero no estaba muerta y eso es lo agradecía infinitamente a los Ángeles y al creador. Me levante del asiento en el cual permanecía sentada junto a mi hermano y ambos abrimos la puerta de la habitación para ir hacia la planta baja, en la parte de arriba de la mansión de los Cranwell había una pequeña mesa de sala en forma redonda y alrededor, tres puertas de tres habitaciones, derecho por un pasillo, se encontraba una terraza que daba vista al mar y en general a todo el viñedo, habían fotografías colgadas por doquier, habían pequeñas decoraciones de porcelana, mesas con floreros y todo estaba muy cálido. Bajamos Las escaleras de cristal y llegamos al vestíbulo donde Margared, Benjamín, Dominick, Carson y mi Padre mantenía una discusión muy acalorada con Betzzaveth, fruncí el ceño sin entender que ocurrió, él porqué ella estaba aquí, cuando yo expresamente le había dicho que escapara. Ninguno de los cuatro vampiros presentes la dejaba pasar de la puerta, escuché pasos detrás de mi y cuando miré por encima de mi hombro vi acercarse a Derek. Caminé hasta quedar justo frente a ella y en medio de la familia Cranwell, la tensión en el ambiente se puede acortar con el filo de una espada, una señora de avanzada edad, la cuál Jamás había visto y menos con ellos, se acercaba a la escena.
ESTÁS LEYENDO
Sueños #2
Про вампиров-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido una Braus. -No necesitó demostrarte nada- conteste con la quijada apretada. -Tienes razón, pero claro, ¿qué se puede esperar? sí...