Capítulo 40 Ahora Es Libre

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-Realmente me duele- le dije, se quito la chaqueta que traía puesta, tomó su propia muñeca y se mordió a sí mismo dejando que la sangre saliera.

-La sangre de vampiro cura, Anais, bebe- dijo extendiendo su muñeca y poniéndola en mi boca, succione como pude antes de que la herida se regenerara y de inmediato pude sentir como mis heridas se cerraban.

-Chicos- nos llamó Karina- En serio lamento interrumpir su momento romántico pero, tenemos compañía- miramos al frente del auto que nos había embestido salieron dos hombre, Derek me ayudo a poner de pie, al fondo venía el auto volcado y empezando a cubrirse en llamas. Lo que más me llamo la atención era que son cazadores del cónclave- ¿Quienes son ustedes?- les preguntó Karina, ellos no respondieron.

Yo realmente aún estaba dolida físicamente, tenía vidrios incrustados en mi espalda que aún no sacaba y eso no dejo que la sangre de Derek curara ese lado de mí cuerpo. Los hombres seguía sin decir nada y esto sólo me confirmaba que habían traidores tanto en la hermandad, como en el cónclave. Uno de ellos saco una daga y ambos se pusieron en posición de combate, el otro sin una sola arma que lo protegiera, mis dos acompañante sacaron sus colmillos al descubierto mientras sus ojos se ponían rojos, no quise sacar mis armas quería que eso fuera sorpresa, el primero se abalanzó sobre mí lanzándome un puñetazo el cual lo esquive y de inmediato le correspondí con una patada. El otro que era quien tenía el arma, por su parte se fue encontra de mis compañeros, sabía que ellos podían defenderse fácilmente, mi contrincante me ataco con su brazo y yo lo bloquee, me quiso dar una patada en el rostro pero lo esquive aganchandome, con mi pie derecho lo hice caer al suelo, me posicione encima de él, pero uso mi propio peso contra y me hizo caer a su lado, ambos rodamos en el pavimento y forcejeamos. Lance una mirada fugaz a Karina quien luchaba con nuestro otro compañero para defenderse de su agresor, un cazador, tal vez no podría tener la misma fuerza y velocidad que un vampiro, pero tenía experiencia, entrenamiento he inteligente y bien podría derrotarlos a ambos son problema, el hombre me lanzo un puñetazo en el rostro haciéndome caer de inmediato al suelo, sentí como mí rostro dolía por el impacto.

Desde abajo note como sacaba una daga, lanzo un puñalada a mí dirección, tuve que frenar el impacto con mis brazos poniéndolos en forma de cruz, la punta de éste casi rozaba mí rostro, escupí en su rostro para general una distracción, se alejo de mí tirando la daga al suelo mi primer impulso fue tomarla para defenderme pero de inmediato ésta me quemo las mano, había olvidado que las armas sangradas no podía ser tomadas sino por su dueños o familiares de éste. Me levante del suelo, haciendo bajar el látigo por mí brazo, mi respiración estaba acelerada por la pelea y no pensaba con claridad, lance un latigazo en su dirección la estructura de éste impactó en su rostro quemándolo, me miro y sus ojos describían ira pura, lo puse en forma solida y con un ademán de manos le indique que se acercará y así lo hizo, chocamos nuestras armas las cuales resonaron por todo el lugar, las volvimos a chocar mientras ambos esquivabamos los ataques. Envolví mi arma en su cuello y lo atraje de espaldas hacia mí, apreté más mi agarre para que éste lo ahorcara cada vez mas, me dio un codazo en la nariz provocando que retrocediera y tirara el látigo que se volvió pulsera de inmediato. Mi arma la había diseñado yo misma y era demasiado flexible, tenía tres modos diferentes, un camuflaje fácil de llevar, era una plucera en forma de serpiente, está bajaba por mí brazo volviéndose un látigo con electro choques que provocaban grandes quemaduras y por último una forma solida también en forma de serpiente de mí estatura.

Me distraje limpiándome la sangre que salía de mí nariz, a éste paso terminaría rota totalmente, el hombre aprovecho me dio un patada en mí estómago, otra en mí rostro, he hizo que cayera dándome un fuerte golpe en la sien. Dispuesto acabar conmigo tomó su daga y se acerco con ella para darme una pañalada, pero Derek lo tomó del cuello acerco su rostro y enterró sus colmillos en él, succionando su sangre, me puse de pie mientras miraba la escena casi aterrorizada, era la primera ves que lo veía atacando a alguien. El hombre grito con todas sus fuerzas, pero la calle estaba totalmente sola y creía que si escuchaban algo nadie se animaría a salir o intervenir, mi respiración se hizo irregular al ver como sus ojos iba perdiendo brillo, pero antes de la muerte Derek lo soltó dejándolo caer al suelo, su boca estaba llena de sangre y sus ojos rojos cómo está misma. Se acerco a mí, tenía miedo, mucho, pero por alguna razón no me aleje, tomó mi rostro con su mano y con su pulgar acaricio mi mejilla, sus colmillos fueron encajando en su lugar y sus ojos fueron tomando su color natural, era como si yo apaciguará sus demonios internos, puse mi mano en la de él y le Sonreí dejando salir una lágrima.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora