Capítulo 15 No Me Rendiré

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-Le dije una y mil veces que tuviera cuidado cuando estuviera en lo sueños, claro, jamás hace caso- lo primero que escuche al ir recuperando el conocimiento fueron las quejas de mí tía.

Fui abriendo los ojos lentamente, todo daba vueltas y mí cabeza dolía como si tuviera una resaca. La vista la tenía borrosa y lo único que podía identificar eran las voces, no recordaba casi nada y de lo que más me acordaba era que había dejado que la bruja entrara en mí cabeza, las figuras a mí alrededor fueron tomando forma, estaba en el apartamento y en mí cama. Cosa, que en cierto modo agradecía infinitamente, solté un profundo suspiro y trate como pude de incorporarme un poco, en ese instante los presentes se dieron cuenta de que había despertado.

-¡Anais!- exclamaron mis hermanas con alegría.

-Te he dicho que no permitas que se te acerquen, si mueres en lo sueños morirás aquí afuera- me regaño mí tía y la miré con receló- perdón, hermosa. Me alteré un poco- se disculpó.

-Hermana, siento mucho no haberte disculpado, por favor disculpame- agrego Elif.

-No tengo porque perdonarte, hermana, siempre estaré aquí para ambas- contesté.

-Dime, ¿qué paso?- indagó Macristen.

-Bueno, cometí un error, eso es todo.

-Ana, de los errores se aprende, no te preocupes- Dijo Tess.

-Sí, pero. Éste error pudo haberme costado la vida, tengo que empezar a practicar el ser un caminante de sueños.

La verdad era que no estaba muy preparada para ser una caminante de sueños, nadie me había hablando mucho de ese don y en realidad casi nunca lo usaba. Salvo, claro, cuando soñaba con esa extraña mujer, lo cual, no sabía exactamente si tenía algo que ver con mí don. Me recoste en la cabecera de la cama y toque con mí mano la herida en mí vientre, no creía que hubiera sido grave y además se estaba regenerando, lo que no me explicaba era como me había herido si en el mundo onírico solo puede ir tu espíritu, ya que es una dimensión ansestral. No podías llevar nada materia.

-Iremos por algo de comida para ti y volvemos en un momento- dijo Elif y asentí.

Vi como las tres salían de pequeño apartamento y desaparecía se mí vista al cruzar la puerta de la habitación. También recordaba haber estado con Evans, pero no sabía bien si había sido un sueño o de verdad ese chico me había atrapado en sus brazos antes de caer al suelo, era de noche, podía escuchar los grillos y animales norcturnos afuera del castillo. Además, por lo regular el instituto de día es un poco ruidoso, me senté al borde de la cama, para ponerme de pie, escuche el chirrido de la puerta abrirse suavemente, sabía que no era mis hermanas no podían haber bajado tan rápido, ni aún corriendo lo lograrían, deslice de forma sutil mi mano por debajo se la almohada allí siempre tenía una daga. Sentí pasos que se dirigían a mí y cuando lo escuche en la puerta de la habitación, m giré rápidamente y tire la daga, la cual cayo clavada en la pared justo rozando el rostro del individuo.

-Siempre te he dicho, que deberíamos dejar de encontrarnos así- hablo Evans mirando la daga clavada casi en su rostro.

-Evans- susurré- Regla número uno de los cazadores, sorprender a uno podría costarte la vida- agregué.

-Lo siento, venía para aquí cuando vi salir a tus hermanas, me dijeron que entrará que no había ningún problema- contestó. Tenía que hablar muy seriamente con mis hermanas, sabía muy bien que pretendían esas dos par de demonios- sí te molesta puedo retirarme no hay problema.

-No, está bien, yo debo agradecerte por tomarme antes de que cayera al suelo y por haber roto el vínculo.

-De nada- dijo aún en el marco de la puerta, no quedamos en silencio unos segundos- ¿Ibas a levantarte?- preguntó, después de unos segundos.

-Sí- afirme- iba a tomar aire, no me gusta estar encerrada.

-Entiendo, pero ven, te ayudo- camino hasta posicionarse frente a mí, me tomo suavemente de la sintura y me ayudo a ponerme de pie, cuando levante mí mirada nuestros rostros estaban demasiado cerca.

Desvíe mí mirada de sus ojos, admito que fue porque me estaba poniendo de un ligero color escarlata, me ayudo a caminar hasta la sala y luego pasamos a la terraza, donde el frío me recibió, el viento soplaba y hacia que los árboles se mecerán con frenesí. Apoye mis manos en la baranda y aspiré hondo, me dolía un poco la herida y estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no salir corriendo y asesinar con mis manos a la bastarda de la bruja. Sino también porque no había averiguado nada que nos diera con el paradero de su hija, lo cual era lo que más me preocupaba, porque podía estar en manos de cualquiera, una bruja prodigo podrían valer millones para el mercado negro y si era una niña mejor.

Por lo regular, habían muchas cosas que estaban prohibidas para el mundo inmortal, como la distribución de hechizos y posiciones ilegales, ello lo hacia el mercado negro. Traficaban insectos, mariposas y demás cosas que pudieran vender en las calles, para los mundanos o para ellos mismos, una bruja prodigio que fuera hija de algún pecado o que supiera maneras y traducir bien un grimorio o un pactum. Sería como darle un dulce a un bebé, ese era uno de los mayores problemas que enfrentaba el cónclave y nosotros también porque sino hacíamos algo, nos tachaba de ineficientes.

-Anais, debemos hablar de lo que paso, de nosotros- y eso era justo lo que quería evitar.

-Evans...

-Entiendo que no quieres nada, lo sé, pero sólo dime que puedo hacer para que demostrarte que me gustas, que puedo tomar tu roto corazón y repararlo- me interrumpió- eres diferente, nunca conocí una chica como tú y entiendo que tienes un pasado, una historia. No sé quien se atrevió hacerte tanto daño, pero ese no fui yo. Prometo ser diferente, yo no soy él.

-Evans- se acerco a mí y me tomó de las manos, miro a mis ojos de una manera tan profunda y no supe cono actuar- Yo quisiera, lo juró, pero se me es imposible- conteste.

-Ana. No digo que lo intentemos ya, no, sólo quiero que cepaz que no me rendiré- solté un suspiro porque no supe que decir- debo irme- agrego, tomo mí rostro y me dio un beso n la sien- hasta mañana.

-Hasta mañana- vi como el varón daba media vuelta y se iba.

Volví a soltar un enorme suspiro, no sabía que iba a ser, me había alejado tanto de ese tipo de cosas en estos años que no lograba identificar si ello era bueno o malo, no consideraba a Evans un problema pero me encontraba frustrada. Podía admitir con facilidad que había olvidado los sentimientos que precisamente mí madre me había enseñado a tener, más que todo era eso por lo cual no sabía que hacer, por un lado estaba la insensibilidad que la hermandad nos enseñaba a tener y por otro, estaba todos los sentimientos que tenía cuando pensaba que mi vida era normal.

Aún no recobraba las memorias que me habían bloqueado, pero las pocas que tenía siempre ella me enseñaba lo mismo, sentir. "Siente, eso te hace fuerte, si sientes te sientes humano, te hace crecer, siente y siente con todo tú cuerpo y más el miedo" siempre me lo decía y ahora lo comprendía, el cónclave antrenaba a sus cazadores de tal forma que solo sientan el amor por la hermandad y por la pareja que escoja. Aveces ni siquiera hacían eso, se olvidaba de que también tenía derecho de amar y los volvían prácticamente robot entrenados para proteger la humanidad y matar demonios.

-Hermana. Hemos vuelto- escuche decir a Tess- ¿Estás bien?- preguntó entrando a la terraza.

-Sí, sólo tomó aire fresco.

-Hoy le patee el trasero a un compañero- me contó con alegría- a éste paso subiré de nivel muy pronto.

-Esa es la idea.






Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora