Entramos a la cafetería y estaba totalmente vacía, no era raro ya había pasado la hora de almorzar, nos sentamos en una mesa y yo rogaba al cielo que a Derek no se le ocurriera llegar en cualquier momento. Marco había dicho que solo se quedaría una hora y que luego se iría porque debía presentarse de guardia con la policía. La razón por la cuál Aaron estaba aquí era porque su manda había sido asesinada por un demonio, violando así los acuerdos de paz, sólo él quedó vivo, cuando los cazadores informaron los hecho el cónclave lo puso bajo su custodia por si al asesino se le ocurría volver, por eso estaba aquí. Lo cual, era un problema grave, debía decirle quien era mi tutor antes de que todo se saliera de control y él se enterará por otras bocas, solté un suspiro. Mi padre se notaba cansado y muy estresado.
-Papá, ¿te pasa algo?- le pregunté, Aaron y Marco se miraron entre sí.
-Papá ¿qué sucede?- Volvió a preguntar Elif.
-Lo que sea puedes contarnos- agrego Tessandra.
-Claudia y yo tuvimos problemas- empezó a confesar, Aaron se tenso- Hemos estado separados tres meses- la conmoción se apodero de mí y no pude decir más nada.
-Pero... Pero ¿por qué no nos dijeron nada?- preguntó Tessandra apunto de llorar, comprendía que ellas debían estar destrozadas, había crecido con ambos padres.
-Puede tener solución papá- hablo Elif- Ustedes siempre han podido confrontar sus rivalidades.
-No, hija, no hay remedio- su voz sonaba triste y melancólica, note que una lágrima se escapaba de los ojos de Elif pero rápidamente se la limpio, no era sano que ella ocultara sus sentimientos.
Debo confesar que su separación me había dejado impactada y desconcertada, siempre los vi unidos como marido y mujer, nunca los escuche discutir. Me sentí culpable, debía haberlo notado casi todas las noches hablaba con él, me llamaba y me preguntaba por mis hermanas y por mí día, yo le preguntaba lo mismo y siempre me contestaba lo mismo “Estoy bien” sin duda alguna la mentira más hermosa que te pueden decir tus padres. Un nudo se atrancó en mi garganta, uno que me empezó asfixiar, que me quemaba, yo era la persona más hipócrita del mundo, odiaba las mentiras y yo las decía, sin duda alguna yo no merecía perdón alguno. Me levante de la silla me acerque a mi padre me arrodille frente a él y lo abrace tan fuerte, hacia un momento al abrazarlo había sentido como se me reparaba el alma, quería generar al misma sensación para que sintiera que jamás me iría de su lado.
-Te amo papá- le susurré mientras mis hermanos se unían al abrazo.
...
Había quedado un poco preocupada por mis hermanos, las separaciones entre parejas era muy cotidiana en la vida diaria, pero te daba mucho más duro si tus padres había estado contigo desde tu infancia, cuando habías vivido tu niñez y toda tu vida con ambos juntos. Yo sólo había crecido con mí madre pero se me hacía difícil asimilar la idea de que Marco y Claudia se habían separado ya que, han estado junto a mí estos últimos años, no sabía con exactitud los problemas por los que ambos se habían separado o las diferencias que habían acabado lentamente con el amor de los dos. Despedimos a mí padre hacia ya más o menos media hora y ahora estábamos en el apartamento hablando de cosas sin importancia. Elif, me miro insinuando que había llegado la hora de decirle la verdad a Aaron, trague saliva y tome valentía de donde no sabía que la tenía, es muy fácil mentir respecto a algo y sostener la mentira, lo difícil venía después cuando debías decir la verdad.
-Aaron, debo decirte algo- hablé llamando su atención.
-Claro, dime que sucede Anais- Contesto él.
-Pero, Aaron debes prometer que no te vas a alterar- Dijo Tessandra.
-¿Qué sucede?- Preguntó.
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Sueños #2
Vampir-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido una Braus. -No necesitó demostrarte nada- conteste con la quijada apretada. -Tienes razón, pero claro, ¿qué se puede esperar? sí...