Capítulo 44 Atrapada

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Observaba como Tessandra estaba mirando a la nada, mientras sus lágrimas caían, quería consolar a mí hermana, quería decirle que todo estará bien, que sólo era un mal episodio, pero ni siquiera yo tenía palabras de consuelo para mí. Tenía el alma hecha trizas, tenía el corazón partido en mil pedazos, está vez Betzzaveth me había dado en lo que más me dolía, había metido el dedo en la llaga, estaba muriendo lentamente por dentro, no sabía como seguiría, como me perdonaría haber dejado que la asesinarán de la manera más cobarde. Más lágrimas salieron de mis ojos mientras seguía mirando a Tessandra que estaba acurrucada abrazando sus rodillas, escuchaba gemidos salir de su boca y ni siquiera había hablado en toda la noche, sólo se la paso llorando sin consuelo y la entendía perfectamente yo también vivía éste infierno. Anoche nos separaron del cuerpo de mi hermana a la fuerza, nos negamos y forcejamos pero al final habíamos cedido, habíamos pasado toda la noche en vela, llorando sin parar, ahora, esperábamos la llegada de Aaron, Marco y Claudia, ¿cómo se suponía que los iba a mirar a la cara después de qué por mí culpa habían matado a su hija? ¿cómo se lo explicaría a su madre? Macristen estaba preparando todo para el velorio el cual sería está tarde y mañana sería el entierro, seque algunas lágrimas, la garganta me dolía y mis ojos estaban completamente hinchados.

Jamás vi a mi hermana menor tan destrozada, quería sanar su corazón roto, quería decirle algo, pero no me salía absolutamente nada. Escuche que tocaron la puerta, me levante de la cama mientras Tess seguía mirando a la nada, yo tenía unos jeans negros y una blusa de tirantes del mismo color, estaba descalza, abrí y era mi tía la cual me informo que habían llegado mi hermano, mi padre y Claudia, asentí automáticamente sin decir una palabra, cerré de nuevo la puerta y camine hasta la habitación donde estaba mi hermana menor, la encontre de pie mirándose al espejo mientras se sujetaba el cabello en una coleta baja. Ella giro en su eje y se quedo mirándome un buen rato, sus ojos estaban apagados, tenía ojeras y estaba realmente pálida, trató de embozar una sonrisa pero no funciono, en vez de eso salieron más lágrimas, camino hasta mí y me abrazo por primera vez en toda la noche, se aferro a mi cuerpo soltando sollozos y maldiciones. Apoye mi barbilla en su hombro y lloré, tenía miedo, mucho, tenía miedo de perder la familia que tenía, ella no merecía morir, era mi hermana, solté un gemido y la abrace más fuerte, al separados con mis pulgares limpie sus mejillas paliduchas, se mordió el labio inferior tal vez tratando de no soltar más lágrimas. Empezó a caminar hasta la puerta pero la tome del hombro antes de que llegará.

-Hermana- la llame, ella se detuvo y me miro- Yo Anais Franklyn Braus, te juró a ti Tessandra Franklyn, por lo que más amo en el mundo, que encontraré el culpable de esto y lo haré sufrir más de lo que hizo sufrir a nuestra hermana, te juró que mientras yo tenga vida no volverán hacerles daño- no pude proseguir las lágrimas salieron sin poder detenerlas, trate de guardar la compostura y solté un sollozo- Te lo juró- Ella asintió abrazandome de nuevo.

Empezamos a caminar hasta la salida, bajamos las escaleras y salimos por el vestíbulo al patio delantero, todo se había logrado calmar y en cierto modo me alegraba de que ya no hubieran más muertos, Tess me tomo se la mano y yo trate de darle fuerza de mi parte pero no fui capaz, ninguna de las dos estaba en condiciones de dar apoyo moral. Afuera se encontraban mi padre y mi hermano, junto con mi madrastra, ella bajaba de otro auto diferente, ellos aún no sabían y yo se los diría, nos dirigimos a ellos pero mi hermana no lo pudo soportar y empezó a llorar desconsoladamente, Aaron se acercó a ella y abrazo sin saber que ocurría, más lágrimas salieron de mis ojos mientras intentaba no perder el control. Claudia de quedó mirando a su hija confundida sin saber que ocurría y mi padre se acerco a mí, su boca estaba entreabierta y su ceño estaba fruncido, tal vez esperaba una respuesta por mi parte, agache la cabeza.

-Anais ¿Qué pasa?- preguntó Claudia.

-No dijeron que debíamos venir urgentemente porque habían atacado el instituto ¿Dónde está Elif?- preguntó mi padre, no dije nada.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora