Me solté el cabello y me di un último vistazo al espejo, tenía un vestido con falda campana color negro más arriba de mis rodillas y sin escote, con unos zapatos cerrados y sin tacón, quería estar más o menos presentable para ir ante la reina Sílfides. Ya había pasado la media hora o un poco más, yo aproveche ese rato para bañarme y quitarme todo el sudor de los entrenamientos, tome un poco de perfume y lo puse en mí garganta, respire fastidiada por que tendría que soportar a dos personas que se odiaban y no se podía ver porque se ponía como perros y gatos. Salí de mí apartamento y me dirigí de nuevo a la oficina de Macristen, tendríamos una última reunión antes de partir, baje las escalera y llegue al vestíbulo, al entrar en donde se suponía estaba mí tía y los dos hermanos, sólo me encontré con Louis y mí tía era una pulsada en el pecho de mal gustos. No quería que mi premonición fuera cierta.
- Anaís, no me mires así- dijo mi tía-No ahí de otra. Irás con el príncipe de los vampiros. Es decir, Derek que también es tu tutor- Volteo los ojos, respiro muy hondo tratando de asimilar está mala suerte que me rodea. Literalmente hasta en la sopa tendría a Derek.
- Créeme Anaís ser hermano del insecto de Derek no es fácil- Habló Louis- Pero debemos hacerlo. Sea podido identificar que los vampiros rebeldes están de alguna forma apoyados por una serie de grupos de demonios guerreros que podrían ponernos en problemas. En especial uno. No recuerdo su nombre. Pero lo llaman el espíritu de la oscuridad- Sabía muy bien el nombre ese ser, pero no lo diría ese era una de mis presas que tenía apartada para mí.
En ese momento tras mi espalda Derek aparecía con aires de sorpresa cómo siempre lo hacía. ¿A caso había alguna forma de evitarlo?. Creo que no, tenía que aceptarlo dichas decisiones. Que más da, mientas el imbecil de Derek no intente cosas tontas todo estará bien, jamás supe la historia de esos dos o el porqué se odiaban y según sé, Louis es el hermano mayor de Derek, pero según rumores habían sospechas de que él había mandado a Daxon a asesinar a Renata, aunque eso, claro está, jamás fue comprobado, lo que más me molestaba era que ahora yo estaría en medio de los dos. Mi tía me mira a los ojos para dar fin a la reunión y dejar un último mensaje.
-Anais quiero un trabajo limpio. ¡Por favor! No vayan a fallar. Esto es muy importante- Dijo ella finalmente.
- Hermano en este caso comportarte como el verdadero principe que eres. No me desonhores otra vez- ambos se esparcían veneno por la boca- Anaís, si sabes algo más sobre este grupo de demonios no dejes de avisarnos. Toda información está valiosa.
Información. Se mucho sobre ellos y más sobre el principal. Tanto mi tía cómo Louis me hicieron señas de salir. Caminé rápidamente para terminar de organizarme pues el camino era largo y acompañado con el menos deseado, salí del instituto con rumbo al estacionamiento, iríamos en auto hasta determinado punto y luego seguiríamos a pie, eran más o menos tres horas viajando, tres horas con ellos encerrados en un auto, sería mucho avance si no lograban que nos estrelláramos. Recoste mis caderas en la puerta del vehículo en el que íbamos a hacer el viaje, mientras esperaba a que Derek llegará, no entendía porqué no usaba su súper velocidad, me hice a un lado para que abriera la puerta, quedando muy cerca de mí, un sonrisa maliciosa apareció en su rostro.
-Qué bien hueles- dice él, me sonroje un poco- No me digas que ahora te conformas con cubrirte de chanel las huellas de mis besos- apreté los dientes con fuerza ante su comentario, estaba apunto de decir algo y en ese momento apareció Louis, ambos eran igual de despreciables, se miraron desafiantes y cada quien tomo por su lado, Derek en el piloto y él de copiloto.
-Solo por morbo, quién de ustedes dos es más joven- pregunté mientras entraba en la parte de atrás, quería molestarlos.
-Yo- hablaron al unísono y ambos se volvieron a fulminar, Sonreí satisfecha.
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Sueños #2
Vampiro-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido una Braus. -No necesitó demostrarte nada- conteste con la quijada apretada. -Tienes razón, pero claro, ¿qué se puede esperar? sí...