Capítulo 16 Feliz Cumpleaños

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-¡FELIZ CUMPLEAÑOS A TI!- Me sobresalte de la cama al escuchar tremendos gritos que me hicieron salir de mi sueño.

Vi a mis dos hermanas al lado se mí cama y con un pequeño ponque de chocolate en las manos, me sonreían ampliamente y para ser sincera había olvidado por un segundo que era mí cumpleaños, Tess me abrazo por el cuello y me dio un beso en la mejilla, mientras que Elif me incitaba a que soplara la vela con el número diecinueve. Desde que había muerto mi madre no me gustaba celebrar éste día, pero aunque no quisiese lo hacia por mí familia, Sonreí porque me pareció gracioso la forma en la que me habían despertado.

-Gracias- les dije- muchas gracias.

-Te mereces lo mejor hermana- agrega Elif.

-Oh, casi lo olvido- hablo Tessandra marcando un número en su celular.

La miramos con curiosidad, ella puso el móvil en altavoz mientras esperabamos que contestara, sabía a quién llamaba. Aaron siempre era el primero en felicitarnos, la gran mayoría de veces, desde que estábamos en la academia no alcanzábamos a estar en éste tipo de fechas, así que él, Claudia y Marco, viajaban 11.438 kilómetros hasta aquí para pasar un día en familia. Aunque esté año lastimosamente mi hermano me había dicho que no podrían viajar, por asuntos de trabajo de papá y por la universidad.

-Anais, feliz cumpleaños- dijo Aaron del otro lado- Perdón por no poder estar, pero lo compensare- se disculpo.

-No te preocupes hermano, yo entiendo perfectamente.

-Aún así te mandaré tú obsequio.

-No hace falta Aaron.

-No seas obstinada, Anais. Hoy será el día de descanso de Anais- hablo Tessandra.

-Espera... ¿Qué?.

-Macristen decidió darte el día libre- aclaró Elif.

-Nadie me dijo nada... Además.

-Ana, es tu cumpleaños no necesitas trabajar hoy- contestó Aaron, solté un suspiró- Diviertansen mucho, las amo.

-También te amamos- contestamos en unísono y colgó.

-Muy bien-Elif se levanto de la cama- Ya escuchaste no harás nada hoy, así que... Dame tu látigo- abrí mis ojos como platos y la miré sorprendida.

-Ah no, no el látigo.

-Aquí está- afirmó Tess, sacándolo del cajonero.

-¡Ey traidora!- exclamé.

-No lo necesitaras hoy- hablaron en unísono.

...

Hoy era un día especial para mi familia pero no para mí, siempre me había gustado mucho celebrar mí cumpleaños, pero desde que mí madre había muerto ya no le encontraba tanta gracia a está fecha. Me encontraba en el patio interno de la academia justo al frente del retrato de mí madre, me agradaba mucho que en está academia la honraran y que no hubiera quedado como una cazadora expulsada. Me había enfrentado a el cónclave una o dos veces desde que me había integrado a la hermandad y más de uno deseaba mi expulsión pero jamás lo habían logrado.

Disfrutaba del silencio y la paz que reinaban en ese lugar, por lo regular casi nunca venían aquí y cuando lo hacían era a traer flores a los altares, era la hora del almuerzo y como no tenía nada que hacer estaba sola en ese lugar para no tener que soportar miradas de reproche. Integrarte en un lugar al que nunca haz pertenecido es un poco dura, más aún, cuando no compartías sus costumbres y reglas, era como ser una mosca en un baso de leche. Admiré un buen rato un rosal al frente de mí, recorde que era las flores favoritas de mí madre y eso le hizo sonreír.

Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora