Capítulo 12 Misión

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El firmamento se había sumido en la completa oscuridad, relámpagos caían seguidos de truenos informando que pronto llegaría una tormenta, el silenció del lugar era de sepulcro y daba miedo. En el trascurso de los años había comprendido que un lugar en tanta calma no era nada bueno, por lo menos no en este mundo, las camionetas en las que habíamos llegado se encontraban estacionadas a unos metros de nosotros y el equipo aguardaba las señales para proseguir con la misión.

Los cazadores protegíamos todas las criaturas sobrenaturales que existían, incluso los vampiros, así ellos tuviera sus propias leyes, si alguien no seguían los mandatos o trataban de quebrantar algún tratado que nos pusiera en peligro antes los humanos el castigo era ejemplar, para cualquiera. Cada hermandad tenía sus propias reglas, pero no podían actuar sin el consentimiento del cónclave de los cazadores de demonios, en cada reunión de cualquiera que fuera el reino tenían por lo menos que estar la mitad del clave. Y así mismo, era con nosotros, ningún centinela, recluta o cazador podía quebrantar las reglas ó cometer algún pecado capital.

El cónclave como la religión tenían reglas que se consideraban pecados, pecados que se castigaban con cuatro cosas; el exilió, la expulsión- marginación (como le ocurrió a mí madre) la apnesia y por último y en la mayoría de los casos, la muerte, creía yo por experiencia que los castigos mas severos eran ser expulsados de la hermandad. Ya que no puedes volver a tener contacto con tu familia o el mundo de las sombras, los cazadores eran marginados y condenados a vivir una vida mundana o la amnesia, el cazador era sometidos a un hechizo tan poderoso que te hacia perder la memoria de manera irremediable, no recordarías quién fuiste, quien eras, de dónde vienes, quién es tú familia y tampoco sabrías nada del mundo inmortal.

Los pecados capitales para la hermandad, venían desde el menor hasta los peores y eran;

1- Enamorarse de un mundano.
2-Quebrantar los tratados.
3- divulgar la vida cazadora con los mundanos.
4- Usar nuestra sangre para dársela algún ente demoníaco.
5- Usar alguna de nuestras armas divinas para asesinar algún mundano.
6-Fusionar nuestra sangre con algún ser sobrenatural que no tenga sangre angelical.
7- Volver a usar los instrumentos de creación divina.

Estos eran siete pecados que para el cónclave no tenían perdón, la razón por la cual décadas antes de que yo naciera se esforzaron tanto para proteger Βιβλίο των νεκρών es porque aquel libro no solo escondía loa secretos del mundo de las sombras, sino también por que es uno de los objeto de la creación divina, cuando crearon nuestra hermandad, nuestra raza. Aquel libro que mi madre, a pesar de que ya no pertenecía a los cazadores protegió hasta el día se su muerte. La bodega según las investigaciones había sido construida en un viejo hospital de la segunda guerra mundial, la fachada estaba decaída, se escuchaba el eco y era aterrador, podía escuchar los lamentos de los muertos en aquel lugar.

-Vamos ir allí adentro, los quiero preparados para todo, cualquier criatura sobrenatural ó mundano que éste dentro del perímetro vendrá con nosotros bajo nuestra custodia, equipo uno se quedará aquí afuera vigilando, cualquier movimiento fuera de lo normal lo reportan, equipo dos y tres vienen conmigo, la bodega es muy grande así que separensen y más les vale que no tenga que salvarles el trasero- les indique y asintieron- ¿¡Emtendido!?- pregunté, volvieron asentir.

El lugar estaba en la total oscuridad, rodeado de árboles y arbustos, con más de 120 hectáreas de bosque al rededor. El silenció en el lugar era tato que podíamos escuchar a los animales nocturnos, podía oír pasos, incluso ver sombras al rededor, no sabía bien de que pero era algo escalofriante. Caminamos con armas en mano, toda atentos y cautelosos, Evans que venía a mí costado miraba al frente sin perder concentración al objetivo, podía ver su pecho subir y bajar mientras seguía el camino que nos llevaría a las viejas puertas de la edificación.

Al llegar a la puerta uno de los centinelas le dio un pequeño empujón para que se abriera, el rechinido que produjo rompió el silenció que se había formado, entramos en fila y lo primero que vimos fue oscuridad, en un pasillo que parecía un túnel. Caminamos de largo unos metros hasta llegar a otra puerta la cual abrimos de inmediato, luego, la luz tenue de unas lámparas en un gran salón nos recibió, la limpieza del lugar era muy sorprendente cuando se suponía estaba abandonada. Las paredes limpias de un color blanco, tan fuerte que cegaba los ojos, el suelo de una cerámica de mármol blanco, una lámpara del lado izquierdo titulaba una y otra vez.

Unos metros más al fondo la maquinaría abandonada, empezando por calentadores, hasta empacadores. Consideraba que era lo único sucio que había visto hasta ahora, al lado derecho había una puerta a la cual nos dirigimos de inmediato, algunos, ya que otros se había quedado asegurando el salón. Al abrirla otro túnel un poco más largo, pero éste se dividía en dos, el equipo se desvío por el derecho y mi acompañante y yo por el izquierdo, el cual sólo tenía una puerta y era un poco más cerca, mis manos temblaban y mí corazón palpitaba desenfrenado. Creó que jamás me acostumbraría a está sensación tan placentera que me daba cada vez que me encontraba en estos escenarios.

Adrenalina, miedo, euforia, ansía y curiosidad. Serían las palabras correctas para describir el como me sentía en éste tipo de situaciones, tener que pelear, defenderte, luchar con alguien por la supervivencia era algo increíble. Era una sensación que yo no podía explicar simplemente era algo placentero, Evans giro suavemente el pomo de la puerta y la abrió con delicadeza. Adentro nos encontramos con una habitación que parecía una sala de cirugía, la luz en el techo era blanca y tenue, un olor a sangre había llego a mí nariz y tuve que aguantar las ganas de vomitar, una cortina de plástico dividía el cuarto en dos.

Mi acompañante dio un paso hacia adelante y en ese momento la puerta se cerró provocando un ruido fuerte he hizo que me sobresaltara, gire e mí eje con el látigo en mí brazo, pero me quede inmóvil, por más que quisiera la sorpresa no me dejo atacar a mi contrincante. Mí corazón empezó a latir aún más rápido, mi respiración fue más pesada, mientras la piel pálida de aquella chica la cual no veía hacia años dejaban al descubierto su macabra figura. Mi acompañante por el contrario no se inmutó, ataco de inmediato a la inesperada invitada que se había hecho presenté en el lugar, antes de que la flecha llegara a su objetivo yo la tome por los aires con mi látigo he hice que cayera al suelo.

-Karina - susurré sin salir de mi sorpresa.

-¿a quién le llamas Karina Cazadora?- respondió con altanería, en un movimiento que no alcanzamos a percibir con su súper velocidad abrió la puerta de la habitación y salió sin siquiera darnos tiempo reaccionar, miré a mí acompañante el cual me miraba con toda su ira retenida en el sistema.

-¿¡porqué mierda no dejaste que mi flecha le atravesará el corazón!?- exclamó con Furia el varón frente a mí.

-No te metas en lo que no te importa Evans- respondí con el mismo tono altanero, me estresaba grandemente que siempre estuviera cuestionándome respecto a todo.

La luz arriba de nosotros titilo de nuevo, haciendo que pasará un escalofrío por mi cuerpo, un quejido se escucho en el otro lado de la cortina, un gemido apenas audible, como si se estuviera a punto de apagarse y se estuviera gastando sus últimas fuerzas para hablar. Puse los ojos en blanco y me dirigí hacia el otro lado de la habitación, justo en el lugar donde la cortina había separado por mitad el cuarto estaba en la camilla Amelía, su pecho subía y bajaba con desenfreno, sus ojos estaban hundidos y unas horribles ojeras los decoraban.

Sus labios estaban morados y resecos, su piel pálida parecía casi muerta, habían un montón de máquinas conectadas a su cuerpo, las cuales controlan sus ritmos cardíacos, sus pulsos, su respiración, le Estaba sacando su sangre por medio de una Transfusión. Evans la tomó de sus piernas, puso sus brazos en su cuello, la sostuvo fuertemente y la llevó con él para sacarla de ese horrible lugar, yo aún no salía de mi estado de shock. ¿Cómo había sobrevivido aquella noche? hacía tanto no la veía, y hoy la había visto convertida en un vampiro.

Yo había visto cómo la habían enterrado, como su piel pálida había quedado después de la muerte, era tan confuso, tenía tantos Sentimientos encontrados, que aún no me lo podía creer. Camine junto a Evans fuera de ese lugar, podía ver cómo su sangre hervía debajo de sus venas, por la rabia de no a ver dejado que la flecha le atravesará el corazón a Karina. Pero cómo podía permitirlo, cómo iba a dejar que aquella flecha hiriera a la que un día fue mi mejor amiga, no descansaría hasta saber que le había pasado quella anoche en la que supuestamente había muerto.




Sueños #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora