Pudrete.

405 28 28
                                    

Janis.

El se había ido, pero volvió con dos chicas. Una rubia y una pelirroja.

Sentí que no le era suficiente. Que yo nunca le sería suficiente. Que era un pedazo de mierda.

Y lo peor es que los gemidos de ambas se escuchaban en todos lados.

Así que salí de ahí.

Fui a una cafetería en un lugar algo solitario. No quería ver a nadie.

Me sentía mal. Pero eso era mas que obvio.

«los engaños con el son de a gratis, Janis, deberías estar acostumbrada» Pensé.

Salí de ahí luego de haber comido un poco. La verdad era que me sentía decaída. No quería hacer nada.

Decidí ir a una biblioteca.

Para pasar el rato.

Igual Jimmy ni siquiera se daría cuenta, estaría muy ocupado como para notarme.

Leí bastantes de H. P. Lovecraft, sin duda uno de los mejores escritores, y el creador del terror.

Al final los compré, y salí de ahí con disponer camino hasta el avión.

Al entrar, me tope con ese algo que no quería.

Ambas chicas de la noche anterior, reposaban en las piernas de Page.

—si, se ven hermosas —dijo sonriendo.

—¿soy especial para ti? —dijo la rubia.

—si, eres muy especial.

—¿yo también? —dijo la estúpida pelirroja.

—si, tu también.

Entre en silencio. Camine hasta la habitación de los sofás. No quería verle.

—¡eh Janis!

Seguí mi camino, yo no tenia por que escuchar sus pretextos.

—ven aquí —dijo el mas cerca.

—ve con ellas, supongo que estas muy ocupado.

—ya se fueron.

—no soy tu repuesto, imbécil.

Abrí la puerta y la cerré de golpe.

Quería volver a mi hogar. Nunca debí confiar en él. Fue un error.

Pero poco después se abrió, estaba tranquila, debiendo, leyendo.

—vete Jimmy, no te quiero ver, eres un asco, no se como es que confíe en...

—Yo no soy Jimmy —dijo Jonesy.

—perdoname, no quise decir eso...yo...lo lamento —baje la mirada apenada.

—¿Qué pasó? ¿Volvió a lastimarte?

—después de su concierto...se trajo a dos chicas...y fornicó con ellas como si no hubiese un mañana.

—ay pequeña pelinegra, deberás acostumbrarte a ello, porque a pesar de tenernos a todos nosotros babeando por ti, tu solo tienes ojos para él, y es tan idiota que no se da cuenta.

—¿de...verdad?

—así es, Bonzo cree que eres tan peligrosa como él sólo porque les rebasaste en motocicleta y desataste la ira de Jimmy a demás de que comparten un gusto especial por la cerveza; Robert dice que eres simplemente única, que como tu no hay otra porque simplemente eres perfecta; mientras que Page te considera peculiar, porque al darse cuenta de que ambos son casi iguales, aun no sabe que debería valorarte, y encima tiene en cuenta que como tu, no hay mas, pero no te valora como debería.

—¿y tu qué piensas?

—bueno...yo creo que eres una dama hermosa, talentosa y de un gran corazón, impredecible y peligrosa, pero con ese toque especial de delicadeza, que te hace única —se acercó a mi hasta que sentí como su respiración estaba chocando contra mis labios —y tu, mi bella dama, eres la mejor de todas —me besó.

No sabia como reaccionar. No tenia ni idea de si era bueno o malo.

Pero igual le seguí besando.

Siguió bajando a través de mi cuello.

—No debo...esto no esta bien —dije acariciando su cabello.

—si él lo hizo, ¿por qué tu no?

—porque yo no soy como él —me separé agitada —de verdad lo siento, eres un gran hombre, pero tu lo has dicho, solo tengo ojos para el —besé su mejilla, tome mis libros y salí de ahí.

En cuanto pude, comencé a empacar mis cosas, me iría de ahí a como diera lugar.

Jimmy

Acababa de regresar por algunas cosas al avión cuando note que algo faltaba.

Una maleta.

La de Janis.

Comencé a buscarla frenético, entonces vi a Jonesy practicando en su teclado.

—¿donde esta?

—salió.

—si, ¿pero a donde?

—dijo que necesitaba estar sola, que necesitaba descansar.

—¿de que?

—de todo.

—¿donde esta? Es la ultima vez que te pregunto por las buenas.

—se fue al aeropuerto, porque ya no aguanta mas, hable un rato con ella, poco después se fue —siguió tocando.

Salí volando de ahí, adentrándome a buscarle.

Cuando la encontré, tenia la mirada perdida entre su libro, pasando de hoja en hoja, bebiendo de una botella de refresco.

Camine a zancadas hasta llegar a ella.

—Señorita.

—¿si? Disculpe, estoy algo ocupada...—levantó la mirada, y cuando sus ojos vieron los mios se detuvo en seco —¿que diablos haces aquí?

—¿Tu que haces aquí? —le respondí.

—una pregunta no se responde con otra, así que no me cambies el tema, ¿que haces aquí, Page?

—vine a buscarte para llevarte conmigo.

—ni loca, yo me voy a mi hogar, no debí salir de ahí, y menos contigo.

—no te pregunte sí querías, vámonos.

—dije que no.

—entonces te voy a llevar por las malas —tome su maleta y colgué la correa en mi hombro, después jale a Janis y la eché sobre de mi hombro.

—¡bajame ahora!

Así la lleve hasta el Starship de nuevo, mientras ella golpeaba mi espalda y lanzaba maldiciones.

—Pudrete.

—calmate.

—pudrete en el séptimo hoyo del infierno, no tienes derecho sobre mi.

—¿te he dicho lo linda que te ves enojada?

—No tengo catorce años para que andes tras de mi, no soy tu repuesto, y no soy una muñeca de trapo para que me cargues a tu antojo —me abofeteó.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora