El comportamiento extraño de Janis.

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Janis

Había llegado el día de decirle adiós a la pequeña Scarlet.

La extrañaría muchísimo. Era esa hija que no pude tener.

Había tomado al Señor orejas y le cocí el ojo faltante.

Ella lo había buscado, pero sería una sorpresa.

Jimmy paso un buen rato con su hija, cuando hice el nudo final, lo tome con cuidado y camine para dárselo a la pequeña.

Pero me topé con ese alguien que probablemente me odiaba.

Charlotte.

Mire a través del marco de la puerta y tome valor para ir a darle el peluche a la pequeña Scarlet.

—hola...Scarlet, ven —le Sonreí.

—¿que pasa? —pregunto ella curiosa.

—acercate —obedeció —es sorpresa, —se cubrió los ojos verdes y puse el peluche frente a mi. —abrelos.

—¡gracias! —saltó hacia mi y me dio un abrazo.

—de nada, pequeña, creo que debes ir con mamá.

Ella caminó con timidez y tomó la mano de su madre.

—acabaste por cambiarme, y por ella —hizo una mueca rara, como de enojo.

—y soy feliz —Jimmy me abrazó por la cintura y me dio un beso en la mejilla.

—¿quien te crees tu para acercarte a mi hija?

—solo...bueno, ella me contó lo de su peluche, y tan solo lo arregle.

—vámonos —tomó fuerte la mano de Scarlet y se la llevo a rastras.

—pero yo me quiero quedar.

—dije que nos vamos.

En cuanto salieron, mi corazón se apagó. Extrañaría a esa pequeñita con todo el alma.

—no te pongas triste, haré que venga cuanto antes.

—siento que no debí...

—la hiciste feliz, y no hay nada que me ponga mas feliz a mi.

Y así pasaron dos días.

Esos en donde mi memoria actuaba y dejaba verme recuerdos...hermosos al lado de Brian Jones.

Las cosas de la vida habían hecho que nos uniéramos, y aun recordaba cada cosa...cada beso, cada segundo. Él, siempre seria mi primer amor.

El día en que lo conocí, llevaba un traje negro, su cabello rubio brillaba, sus ojos azules me observaban atentos a cualquier movimiento.

Nos habíamos hecho amigos...pero después pasamos a algo mas, todo por la vía "legal" y lo mejor de todo era que no teníamos que ocultarlo.

Era nuestro bello amor, y a pesar de que el ya contaba con varios hijos, y una esposa...siempre me juró amor eterno.

El último de sus días, nos habíamos peleado, recuerdo que el fumaba mientras tocaba la guitarra cuando lo fui a ver. A pesar de haberme ido molesta, recuerdo aun como me abrazó, me acorraló en la pared y me dio un beso en la frente y otro en los labios.

Y dijo simples palabras que me hicieron que la furia se esfumara.

Me llamó en la noche, por si quería ir a nadar en su nueva piscina. Yo le dije que no... Que iría al día siguiente.

Pero el se había ido...lo perdí así como a mi madre...así como a mi hijo.

Jimmy me estaba abrazando. Me había puesto a llorar recordándolo una vez mas.

—¿que tienes, mi vida?

—dime por favor que nunca te irás, que nunca me dejarás.

—se lo prometo a la luna de mi vida.

Jimmy

Jan había estado muy rara.

Estaba como apagada, como si hubiera recordado algo que la hizo venirse abajo.

No sabia que era, y tampoco quería decir que era lo que sucedía.

Esa era la peor parte.

Se ponía como una fiera a veces, pero ahora aquella bestia estaba dormida.

Me dolía ver como se iba a dormir triste y débil.

Le decía a diario cuanto la quería. Cuanto es que la amaba.

—¿puedo tomar el auto? —dijo desde las escaleras mientras bajaba.

—¿a donde? ¿Quieres que te lleve?

—oh, no, puedo ir sola.

—conozco esa sonrisa apagada, se que estás triste, pero no porque, y me duele verte así.

—bueno...me voy a hacer unos estudios, pasare por Brandon y ambos iremos juntos.

—¿de que se trata eso? —se sentó a mi lado y pase mi brazo por sus hombros.

—es cada año...para descartar cualquier tipo de cáncer.

Eso me dejo boquiabierto.

No lo vi venir.

—eso es por...

—mi madre.

—todo estará bien, muñequita, yo lo sé.

—espero que tengas razón.

—ve —saque las llaves y se las entregue.

—te amo.

—yo mas —le di un pequeño beso y sonrió.

Salió en silencio y se fue.

Horas mas tarde llegó a mi casa.

—buenas noches, Florence, buenas noches, cariño —dijo sobando su frente.

—hola, señorita Janis.

—hola linda —salude —¿tienes hambre?

—si, y no sabes cuanta.

—ya sabia que esto iba a pasar, venga, ya está lista la comida.

La guiamos con cuidado y se sentó.

—¿que tal les fue?

—nos entregan los resultados mañana, ahora me dejo en manos de los dioses.

—todo saldrá bien, estoy seguro —Sonreí confiado.

—eso esperó —suspiró y dio un primer bocado.

El resto de su cena fue callada. Florence se había ido a dormir, así que solo quedamos nosotros dos.

—mañana iré al cementerio —aviso, gélida como el hielo.

—¿quieres que valla contigo?

—no, es algo...personal.

—dejame conocer a mi chica un poquito mas.

—ya lo haces —dejó su plato y se levantó.

—no es verdad, anda, dime que te traes, no me gusta.

—solo...extraño a alguien que esta ahí.

Salió y me dejo ahí, solo y con mas preguntas.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora