Te vi.

247 12 5
                                    

Janis

Hacia dos días de la ultima noche en que tuvimos algo de acción.

Las palabras de su padre me habían hecho pensar en que debería darle un HIJO.

El hecho de acostarme con Jimmy se había convertido mas por obligación que por placer o por amor.

«tienes que darle un hijo, Janis»

La voz retumbaba una y otra vez en mi cabeza, me sentía triste por mi hijo nonato. El no merecía ser olvidado, mucho menos después de que fui yo quien lo mató.

—Jimmy —bese su cuello.

Eso siempre le gustaba y me ayudaba a encenderlo mucho mas rápido.

—¿si muñeca?

—tengo frío.

—puedo abrigarte.

Besó mi cuello, bajando, y cuando lo atraje a mis labios, se apartó.

—tu te traes algo, y no se que es, pero algo te traes.

—no, nada. Anda, dame un besito.

—no, no hasta que me digas que tienes. Tu no eres así.

—Jimmy...no quiero hablar de eso...pero de todos modos me vas a obligar a hacerlo.

—si, escupelo.

—quiero...quiero darte un hijo —le desvíe la mirada. Sabía que se iba a negar en rotundo.

—no tienes porque, o sea, no es mala idea ni mal momento, pero tus besos tienen el sabor del deber, ni siquiera tienen un poco de cariño —me abrazó. De tal forma que me dio cariño de sobra.

—yo...no me creí sufici —me cayó en rotundo.

—no lo vuelvas a repetir, tu eres mucho mas que suficiente, así que no digas eso.

—como tu digas.

—a ver, ven.

Me dio un beso, con roces casi castos. Como si fuésemos un par de niños enamorados.

—yo se que duele no tenerlo aquí —toco mi vientre —y tampoco aquí —besó mis brazos —pero siempre entrara aquí —con su dedo índice picó mi pecho del lado izquierdo —y aquí —picó mi frente con la misma mano.

—te quiero, te quiero, te quiero —lo abracé.

Salimos, decidió por el mismo llevarme a comer.

Fuimos a un restaurante no muy elegante pero tampoco malo. De hecho, era bastante lindo.

—pide lo que quieras —tocó mi mano.

—oh, no, no quiero abusar de ello.

—anda, yo tengo algo de culpa.

—pulpo pues —Sonreí.

—pulpo será.

Comimos bastante ahí, era delicioso.

Nos marchamos poco después. Me consintió ese día. Y llegue al punto de tener que detenerlo.

—Jimmy, ya basta, ¿para que un bikini? Ni siquiera vamos a la playa —dije obvia mientras se detenía anonadado frente a la ventanilla del lugar en donde vendían trajes de baño.

—¿quien dijo que no iremos? —me guiñó un ojo sonriendo de lado.

—¿me...llevarás?

—no, era broma —dijo sarcástico, rodé los ojos y camine en dirección opuesta —ya, no te enojes, anda. Pruebatelos, y ya veremos cual me deja poco a la imaginación —rió mientras me abrazaba.

—si quieres puedes gritarlo, Page.

—¡MI CHICA SE PROBARÁ UN BIKINI POR MI! —gritó.

—calla —puse mi mano en su boca y el comenzó a reír.

—¡aww! Eres una ternura, cariño —sonrió.

—¿qué? ¿Y ahora por qué o qué?

—estas toda roja —apretó mis mejillas para besarme después.

—deja de burlarte, si fue tu culpa —hice un puchero.

—eres todo un amor.

Jimmy

Habíamos pasado un día de lo mejor.

Me había modelado y todo, y pronto iríamos a Hawai, se lo prometí.

—¿como es allá?

—hermoso, la arena es blanca, y el mar es bellísimo, no mas que tu.

—ya detente, me vas a matar de ternura.

—tu eres una ternura —aparte la guitarra y la bese.

Pasamos un buen rato en silencio, sin hablar, ella concentrada en la guitarra acústica y yo en uno de sus libros.

—Jimmy...te contaré algo.

—te escucho —aparte la mirada y me senté en el borde de la cama.

—¿sabes? Yo a ti ya te había visto antes, cuando salia con Brian —dijo medio triste.

—¿ah si? Cuenta me mas.

—tu aún eras musico de sesión, te vi en un par de ocasiones. Te veías tierno con tu cabello corto —soltó una risita.

—ese es mi pasado oscuro, deja de mencionarlo —reí.

—no, eras un encanto, el musico de sesión mas aclamado de Inglaterra, y trabajaste para ellos.

—Janis, harás que me ponga cual tomate —me cruce de brazos.

—tu no me tuviste piedad en el centro comercial y había muchas personas ahí, Page.

—no te enojes, o sea, te ves tierna pero no lo hagas —reí y ella me miro feo, como si me asesinara con los ojos.

—callate, abuelo.

—¿que quiere, Miss Page? ¿Volverme loco? Ya lo hace

— eso me agrada —sonrió.

—eres una malcriada, siempre tienes lo que quieres cuando quieres y como quieres —reí mientras negaba.

—¿por quien me tomas? ¿Jimmy Page?

Ambos estallamos en risas.

—ven, dame un besito.

—no, malcriada.

—eres malo —puso ojos de cachorrito.

—bueno, a ver, ven —se acercó y la besé —¿lo ves? Siempre lo logras conmigo, mala.

—lo que digas abuelo —me dio un beso mas.

—ya es tarde, a dormir niña —la cargue hasta depositarla en la cama para después recostarme a su lado.

—abrazame muy fuerte amor mantener aquí a tu lado —me cantó.

—como tu digas, descansa Jany —la envolví en mis brazos.

—descansa, Jimmy —besé su frente y poco a poco el sueño le ganó.

Al final en cansancio también me venció a mi.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora