El LSD y sus consecuencias.

392 16 11
                                    

Janis

Luego de que Jimmy me dejará en el hotel, fui a cambiarme y salí.

Decidí irme de fiesta.

¿Por que no? A lo mejor y conocía a algún chico por ahí.

En cuanto llegue al lugar, encontré a personas saltando, otros riendo, muchos fumando o comiendo.

En cuanto encontré a mi proveedor, le pedí lo que siempre usaba. LSD.

En cuando probé un poco, todo comenzaba a distorcionarse, escuchaba ruidos, así que salí del cuarto en donde estaba.

Pero me encontré con Hans.

O eso fue lo que las alucinaciones me dejaron ver.

Comencé a temblar como si la vida se me fuese en ello, y de paso también a llorar.

Camine hacia atrás hasta caer en la cama, tenia miedo de ese hombre...mas que de cualquier cosa.

Pero el no dejaba de acercarse...y tenia miedo de que me tomara la muñeca y que la partiera en dos.

En ese momento, simplemente desapareció. Se fue.

Me levante y asome el rostro, salí y fui a comer algo.

Encontré tarta de fresa, y devoré la mitad.

Baile un rato y conocí a un par de personas, dormí "un par de horas" y cuando desperté, decidí que era hora de regresar.

Primero, me fui a pie, pero paso una camioneta iluminada con colores de todo tipo, pararon y pedí que me llevaran.

Cuando estuvimos a una distancia considerable, pedí bajar, no muy lejos se encontraba mi destino.

Me regalaron una cerveza y me desearon: Paz y Amor para el resto de tus días, chica cósmica.

La destape y bebí un par de tragos mientras caminaba.

Al llegar, me encontré a un montón de alucinaciones, el LSD hacia eso, te hacia alucinar durante mas de doce o veinticuatro horas.

Entre después de haber subido los escalones blancos con cuidado de no caerme, o por lo menos yo veía que estos se alargaban o movían.

—hasta que te dignas a aparecer.

—hola, ¿como estas Brandon?

—no me cambies el tema, ¿a donde demonios fuiste? Estábamos preocupados por ti.

—estabamos...—bebí de mi cerveza —eso es plural.

—papá quiere hablar contigo, a demás, Jimmy estuvo llamándome toda la noche —me tomó de los hombros y me agitó para que reaccionará —necesito que te comportes como adulta, no como la chiquilla de quince años que se escapo para ir a ver a los Credence.

—deja que me acabe mi cerveza, deberías relajarte, —vi unos puntos negros —además, yo puedo cuidarme sola, y dudo que Jimmy me estuviera buscando.

—pues lo...—se quedo callado mirando de tras de mi.

—lo...¿qué? —agite mi mano y volteé. Que los dioses se amparen de mi.

—hola Jan, ¿podemos hablar?

—Brandon...—me di la media vuelta y lo abracé. —por favor dime que no Huelo a cerveza.

—no, y llevate a tu noviecito o lo que sea, estoy molesto contigo.

Tome a Jimmy de la mano y caminamos hasta el ascensor, subimos y caminamos hasta llegar a mi cuarto, abrí la puerta y entramos.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora