Janis
Ya habían pasado seis meses dónde vivíamos en Headley Grange. Mi cabello había vuelto a crecer, ahora un poco más rizado y brillante, de hecho hasta con un brillo rojizo, a diferencia de cuando estaba a mediados de los setenta.
Entabamos en el jardín, James volvía del colegio junto a su hermana, quien había aprendido a conducir durante mi ausencia.
—¡Mamá! —se acercó a mi y corrió a mis brazos, en cuanto llegó le cargué.
—Hola, ma. —Scarlett me dio un beso en la mejilla y siguió su camino de forma tranquila.
Bajé a mi hijo y le acompañé hasta llegar a casa, donde él subió las escaleras y yo seguí hasta la cocina, bebiendo un zumo de manzana, estaba tranquila hasta sentir una palmada dolorosa en mi trasero.
—Page.
—¿Mmm? Oh, no me pude resistir, estabas agachada, tenía que hacerlo. —sonrió inocente mientras acomodaba un salero, nervioso.
—¿Y? Es como si te viera en ropa interior y te hiciera lo mismo.
—Lo has hecho.
—Shhh.
Sonreímos para después abrazarnos. Había días dónde amanecía realmente mal, había otros días dónde para mí era una bendición poder volver a abrir los ojos.
Después de que tanto Scar como James bajaron, serví la comida con ayuda de Jimmy, quien había tenido esa maña de hacer todo por mí, aunque le pedía que dejara eso.
Fue un rato bastante tranquilo y agradable. Sonreí. Pero después los ojos se me llenaron de lágrimas. Yo aún no quería morir, no quería dejar a mi hijo sólo, sin su madre, no quería dejar a Jimmy sin su fiel compañera, con quien le había entregado todo.
Me levanté y corrí al baño, llorando de inmediato. Sentí muchísimas ganas de vomitar y de inmediato lo hice en el escusado. Mi cabello aún no estaba tan largo, sólo lo recogí un poco para no mancharlo.
Me odiaba por haber enfermado, por no haber hecho análisis antes y haberme callado todo. Quería ver a mi hijo casarse, tener hijos y poder convivir con mis nietos. Quería verlo crecer y volverse un hombre, estar con Jimmy hasta volverme anciana, que ambos viviéramos juntos en Londres o Nueva York.
Enjuagué mi boca y suspire, limpiadome la cara con la toalla. Pronto, escuché un toque en la puerta.
—¿Jany? —inquirió Jimmy, preocupado. —¿Mi cielo, estás bien? Respóndeme.
—Sí, estoy bien. —abrí la puerta y salí con la vista gacha, pronto me resguardé en su pecho. —No estoy lista, Jimmy. No me quiero dormir por siempre aún.
—Nadie está listo nunca, ¿tú crees que tu mamá estuviera lista? —negué con un movimiento en la cabeza y besó mi frente. —Yo tampoco estaré listo, pero al menos estaré feliz porque soñar es el mejor placebo para esta mierda de vida, mi amor.
Fuimos a nuestra habitación. Perdí el apetito y cuando había ido al baño él casi había terminado su comida. Me recosté junto a él, en su pecho así como dieciséis años atrás. Acarició mi cabello y después mi espalda.
—Te amo, Rune, odio verte mal por algo que encima no está en mis manos. —una lágrima surcó su rostro y la limpié.
—No llores, no tendré de dónde sostenerme. —lo miré a los ojos y me lamenté mentalmente por haber aceptado casarme con él, de no ser así él no pasaría por todo eso.
Jimmy
Después de estar toda la tarde acurrucados ella se quedó dormida. Respiraba tan lento que en parte me asustaba la idea de que muriera así, triste, cansada.
Más tarde despertó para preparar la cena, aunque me había adelantado, sacándole una sonrisa. No era un cocinero tan bueno como ella, pero sabía hacer un par de cosas, y con ayuda de mi hija fue mucho más fácil.
Janis bajó con su pijama puesto, en señal de que no pensaba salir más u otra cosa. Conocía a mi esposa y sabía que estaba triste pero a la vez un poco alegre.
Una vez terminamos de comer, ella me pidió esperarla en nuestra habitación, así que seguí su indicación desde que la pidió.
Llevó a James a la cama y le cantó para dormir, después acompañó a Scarlett y hablaron de algo que yo desconozco. Me gustaba verla un poco más positiva.
Una vez en nuestra cama, volvió a acurrucarse. Después de conversar un rato me cantó algo que compuso su madre para ella, era una canción bonita llamada "I love you", quizá un poco común pero era hermoso.
No tardó mucho en dormirse no sin antes fumar un buen porro para despertar más tranquila y sin un dolor de cabeza que la torturara. Al menos estaba más tranquila que en la tarde y aquello me alegraba.
Miré el televisor un rato más hasta que la televenta comenzó a aparecer. Apagué con el control remoto y la sentí acurrucarse un poco más. Puso una de sus piernas sobre mí para acabar sobre mi cuerpo usándome como su cama.
La abracé por la cintura y traté de sonreír, pero pronto la melancolía me invadió.
Algo que hice desde el inicio de lo nuestro había sido hablarle mientras dormía, una parte de mí me decía que ella me escuchaba por dentro y eso me calmaba.
—Te amo, Jan, te amo tanto que duele, sólo soy un payaso y no puedo vivir sin ti a mi lado. —Las lágrimas nacieron y las dejé salir. —. Perdoname por cada infidelidad, perdoname por haberte abandonado cuando más me necesitabas, perdoname por ser tan descarado frente a ti, perdoname por todas las veces que te he hecho daño, ¿sabes? Jamás me arrepentiré de haberme casado contigo, porque fue uno de los días más felices de mi vida, fue la mejor decisión de mi vida y jamás me arrepentiré porque aprendí a amar hasta tus defectos, porque eres especialmente hecha para mí, y aunque pronto deba decirte adiós sé que habrá valido toda la pena del mundo haber luchado por ti. —besé su frente y traté de callar mis sollozos. Pero fue en vano, pronto ella los escuchó.
—Jimmy, no llores, por favor, no. —me acurrucó en su pecho, como un niño pequeño.
Lo peor era que así me sentía. Indefenso, sin poder hacer nada, con miedo. Una vez más tranquilo me separé de ella, acariciando su bonito rostro. Estaba ojerosa, pero ya no tanto. Había recuperado sus bonitas mejillas rosadas y su mirar azul que declaraba amor a la vida.
—Te amo, y aunque pronto deba irme, te prometo que siempre voy a estar a tu lado, en lo bueno y en lo malo, Pagey, aunque estés enfermo y viejito estaré a tu lado. —limpié sus ojos y Sonreí.
—¿Aunque sea una pasa de ochenta años? —enarqué una ceja y su sonrisa sé volvió amplia.
—Sí, incluso si vives en una casa para ancianos.
Me abrazó y ahora sí ambos pudimos dormir después de un bonitos beso donde sólo podían existir dos palabras: Te amo.
ESTÁS LEYENDO
Una carta para Jimmy Page
FanfictionEl decía que ella era una chica hueca. Ella decía que el era un ególatra. El decía que ella no valía la pena. Ella decía que el tenia un ego mas grande que el mundo. El no sabia quien era ella. Ella si sabia quien era él. Jimmy Page decía que no la...