Charlotte.

422 19 35
                                    

Janis

Había pasado una semana.

Alocada, por supuesto, pero no llena de exceso como la gira.

Pero igual yo estaba bien.

Robert nos había invitado a una pequeña reunión en su casa, así que Jimmy me lo propuso y yo acepte.

Ambos íbamos camino a la casa de Percy, hacia frío, por lo que llevaba un suéter negro con botones que parecían colmillos blancos en la tela azabache.

En cuanto llegamos me tope con dos mujeres hermosas las cuales me hicieron pensar:

"Con un demonio Page, ¿que fue lo que me viste a mi? Soy una enana, mas pálida que el papel, tan delgada como una cuchara, una melena negra incontrolable, quizá ojos muy grandes...pero tan solo miralas a ellas, tus amigos tienen a las esposas mas hermosas, soy una escoria a un lado suyo"

—hola, yo soy Maureen —dijo una morena de cabello negro, ojos avellana, delgada y bella.

—yo, soy Janis —Sonreí tímida.

—yo soy Pat —me saludo una chica de cabello rubio obscuro y corto de complexión delgada.

—un gusto —correspondí.

—hola chicas, ¿estan adentro? —saludo Jimmy.

—hola, están ahí —dijo Maureen.

—vamos —me dio un empujón y yo entré siguiendo a las chicas.

Al entrar me encontré con una chica castaña clara, de piel blanca y labios perfectos...

—yo soy Maureen Baldwin, —sonrió.

—yo so-y Janis — maldita lengua traicionera.

—tranquila, imagino que es la primera vez que vienes.

—si —admiti —salgo con Page desde hace un...

—¿así que tu eres la tan nombrada Janis? —sonrió —debo admitir que tu nombre es muy sonado en este ultimo año.

—¿de verás? Y yo creyéndome pasajera.

—anda, quitate ese suéter y vamos a cenar, Page prometió llegar temprano y acabo por media hora tarde.

—¡hey! Fue culpa de ella, no se decidía por que ponerse, así que...

—tu ayudaste a que se sacara la ropa.

Los tres reímos y me quite el abrigo, lo deje sobre de un sofá y caminé tras de Maureen.

Cuando llegamos a la mesa, me encontré con todos ahí reunidos, una niña rubia de ojos azules, otras dos castañas y una pelirroja corriendo tras la rubia.

—hola —saludó Bonzo abrazando a Pat por la cintura.

—hola a todos —dijimos Jimmy y yo juntos.

—hola Pagey, —saludo Robert con voz un poco mas aguda, incluso simulando una femenina.

—pero que gracioso, Plant —rió Page amargado.

—hola Janis —saludo Jonesy —¡Tamara, Jacinda y Kiera! Vengan a saludar.

De pronto llegaron las cuatro pequeñas corriendo.

—papá —llamo la rubia —tengo sed.

—pues deja de correr —se río Maureen —anda, vamos a darte agua, cariño.

—Carmen parece no agotarse nunca —dijo Jimmy.

—y ni siquiera has visto a Karac, el se cae y se vuelve a levantar, es un torbellino sin fin —sonrió Robert.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora