Un Ángel...y Hans.

296 13 18
                                    

Janis

Sentía que no debí cortarme el cabello.

No quedo mal, pero en ese momento estaba muy enojada, sentí que había actuado como una adolescente estúpida.

Estaba tomando mi mochila del cierre roto, en donde guarde algunos rollos para mi cámara fotográfica.

Jimmy estaba recostado en la cama, se veía tan adorable que daban ganas de llenarlo de besos.

—¿que harás hoy?

—saldré un rato...necesito que me acompañes a un lugar.

—¿a donde iremos hoy?

—es...una cafetería, nada muy interesante... Bueno, alguien ahí si.

Horas antes había llamado a Hans, había algo que tenia que devolverle.

—¿estas lista?

—si, ¿y tu?

—si, andando.

Bajamos y subimos a su auto, condujo por donde le indique hasta que llegamos al establecimiento y logre ver a Hans a través de la ventana. Impaciente.

—quedate aquí —dije volviendo la vista enfrente.

—¿por...qué?

—solo quedate aquí, no voy a tardar me —lo mire rogando que aceptara.

—no me gusta verte así de...rara, —puso su mano en mi pierna —pero sabes que estoy aquí para ti, y eso es lo que importa.

—Jim...no quiero pelear ahora, necesito estar fuerte, sobre todo por él —dije sombría.

—¿quien es?

—Hans.

—ni loco te dejo bajar sola.

—cualquier cosa, yo tomare la mano de una camarera y ella vendrá por ti.

—esta bien, igual estaré en la puerta por si acaso, la puerta del local.

—vamos, pues.

Bajamos y caminamos hasta llegar a la puerta, me dio un beso en la frente y camine con la mirada en alto.

—buenos días.

—buen día, te ves radiante.

—vine para devolverte algo.

—¿mi corazón?

—tu no tienes.

—deberías cuidar tus palabras.

—no tengo porque.

—mira, chiquilla idiota —tomo mi muñeca izquierda y la presionó —no creo que quieras volver a romper esto otra vez ¿o si?

Mire a Jimmy desesperada, pidiéndole ayuda, y el se acercó con el rostro inexpresivo, estaba enojado.

—hola, Jan, has tardado mucho en volver, se nos hace tarde.

—¿así que me cambiaste por el guitarrista?

—vámonos de aquí —me puse de pie y coloque el anillo con el gran pilar sobre la mesa—aquí esta tu puto anillo, como podrás ver, a mi ya no me sirve.

Tome la mano de Page y caminamos hasta salir, al estar en el estacionamiento, lo abracé.

—tranquila, el no volverá a acercarse a ti.

—tenía mucho miedo.

—ya no hay porque tenerlo.

—oye...necesito tomar unas fotos, para conseguir trabajo, y bueno, pensé en ti.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora