Cementerio.

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Janis

Había llegado el día, me había levantado temprano y llame a Mick.

—hola —dije calmada.

—¿eres tu, Janis?

—la misma, hoy iré a verlo.

—también pensé en ir, ¿a que hora te encuentro allá? Recuerda que abren en...una hora.

—pues en una hora estaré ahí.

puede que llegue mas tarde, mi madre me dijo que seria buena idea llevarle flores, así que iré a comprar unas.

—creo que una floreria me quedara de paso, ¿te parece si le compro rosas? Nos gustaban mucho a ambos —Jimmy se removió en las cobijas.

—perfecto, a lo mejor y llevo unas orquídeas o unas margaritas... O las dos, le voy a visitar una vez al mes...siento que esta muy sólo.

—no he podido ir...mi vida esta algo turbia últimamente, pero hoy he decidido que le daré una visita.

—perfecto, debo irme, hasta en una hora, Tatisha.

—hasta en una hora Mick.

Tatisha.

El apodo que Brian me había puesto, aunque nunca me dijo el porque... Mick siempre lo supo.

Entre a la ducha y abrí la llave del agua fría. Probablemente me resfriaría, pero necesitaba despertar del todo.

Al salir, Jimmy seguía durmiendo cual niño pequeño, así que no hice mucho ruido al vestirme.

Escribí una nota antes de irme...le di un beso en la pálida frente y susurré: te amo, para después salir.

Y si, camino al cementerio había una floreria, en donde compre las rosas blancas que tanto le gustaban a Brian.

Volví a conducir, con cuidado por las calles húmedas por la lluvia de la noche anterior.

En cuanto llegué, salude al viejo hombre que cuidaba del lugar, se llamaba Cressen.

—buen día, Cressen.

—buen día, señorita Janis.

—¿está limpia? Recuerde que siempre mando a que lo esté, él merece mucho mas.

—por supuesto, aunque la lluvia de ayer me lo arruinó casi todo.

—no se preocupe, ya me encargare yo, le deje de ver desde hace unos meses, creo que es justo que yo me encargué.

—no se moleste, evitaremos daño en sus blanquecinas manos, yo me encargo.

—esta bien...vamos.

Caminamos entre lápidas hasta llegar a la de él.

—hola, cariño —dije acariciando la lapida blanca.

—hola, joven Brian —sonrió el sepultero.

—se que no he venido últimamente, pero encontré a alguien...se que te gustaría verme feliz, te sigo extrañando...en estos años han pasado muchas cosas...—suspire —promete volver a venir en mis sueños, extraño tu peculiar olor a cigarrillos...

—hola, Janis.

—¡Mick!

Me levante y lo abracé.

—veo que conversabas un poco, también suelo contarle cosas...sobre todo si se trata de ti, a veces creo que me pide casi a gritos la información, y aquí me ves, viniendo a contarle sobre como estas...lo de tu muñeca, de verdad lo siento.

—no te preocupes, yo estoy bien.

—he acabado —intervino en viejo Cressen —si me necesita recuerde que Andaré por aquí.

—gracias —le Sonreí.

—¿como has estado? Lo último que supe, fue que te habías ido de gira con LED ZEPPELIN, me dijo Brandon.

—pues si, y ya regrese.

Jimmy

Al despertar, fue por un portazo bastante bajo. Al lado me dejaron una nota.

Querido Jimmy.

Te dije que saldría, tome el auto, lamento si te enojas...pero es importante, te lo compensare cuando vuelva.

Tuya, Jan.

Sonreí y llame a su hermano.

Desde la noche anterior había planeado todo con el.

Me dio la dirección del cementerio. Era uno que no quedaba ni muy lejos ni muy cerca, así que al salir de la ducha y vestirme adecuadamente, fui a pie.

No mucho tiempo después, acabe llegando.

—buenos días —salude a un viejo hombre, con cabello casi blanco y corto, ojos cafés y el rostro arrugado como una pasa.

—buenos días, ¿viene a ver a alguien?

—vengo a buscar a alguien, una chica pelinegra, ojos azules, es algo bajita.

—¿la señorita Janis?

—ella misma.

—bueno, fue a visitar a alguien, vaya a...ese camino —dijo señalando con su dedo índice y arrugado —esta en compañía del joven Mick, son los únicos que han venido hoy, serán fáciles de encontrar.

—gracias —saque mis cigarrillos —¿gusta uno? —ofrecí.

—de vez en cuando, no esta mal —lo tomó y lo encendió con fósforos. —gracias a usted —asintió sin mas y comencé a caminar exhalando el humo.

Y la vi.

Estaba hincada, y aquel joven Sobo su espalda, se pusieron de pie y la abrazó.

En cuanto mas me acercaba, mas definía quien era aquel joven.

Era Mick Jagger.

Los celos se aparecieron en mi, pero ella estaba triste, así que preferí tragarme el orgullo y caminar.

Cuando estuve cerca, tire el cigarrillo y lo pise.

—Jany...—dije en un hilo de voz.

—¿Qué haces aquí?—dijo cuando se giró.

—yo...no me gusta verte así.

—te dije que era algo privado.

—ya lo sé, pero quería saber que es lo que te pone así.

—él, es Brian Jones, y se me fue hace tres años.

—Tatisha salia con el cuando paso todo y...se fue. —dijo Mick, como si nada.

—¿Tatisha?

—soy yo...un apodo.

—te sienta bien, recuerdo haber conocido a una chica con ese nombre o apodo.

—por eso le pusimos así —explico él viéndome fijo.

—tiene sentido, ven muñequita —tiré de su brazo y la abracé.

—lo extraño mucho...se que él esta feliz por verme feliz, pero también me hace falta.

—todo estará bien, recuerda que estoy para ti, y donde quiera que este Brian, te quiere ver feliz.

Poco rato después, acabamos por irnos, incluso Mick se retiro antes.

—¿estás mejor?

—si...gracias Jimmy.

La vi sonreír por primera vez en el día.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora