Casa.

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Janis

Por fin habíamos vuelto.

Extrañaba a la fría Inglaterra.

Pero, Jimmy, estaba tenso desde que el vuelo salió para acá.

—James...¿que tienes? —dije cerrando la puerta tras de mi.

—¿yo? Nada —se giró.

—¿qué te traes? Desde que venimos para acá, tu estas tenso, y sabes que no me gusta verte así —caminé hasta sentarme a su lado.

—es que...yo...no quiero que tu padre y tu hermano sepan lo de...el bebé —tocó mi vientre, y lo acarició.

—tranquilo —puse mi mano sobre la suya —fue culpa mía, no tuya, y si alguno se da cuenta, creo que a lo mejor se pondría un poco feo, pero no es para tanto.

—claro que lo es...tu padre me va a odiar mas de lo que ya hace.

—¿por qué dices eso? —reí.

—porque yo soy el malparido que se robó a su princesa.

—pues yo soy la princesa que decidió irse con el malparido, y así soy feliz.

—en un rato vamos a aterrizar, ¿estas cansada?

—un poco, pero prefiero llegar a mi cama y dormir ahí.

—dime Pagey.

—esta bien, Pagey —le di un beso pequeño.

Cuando llegamos al hotel, Bran me abrazó, parecía haberme extrañado.

—te veo mas flaca, no has comido bien.

—es que algo de Vancouber me había hecho daño, pero estoy bien —trate de sonreír.

—¿te había dicho lo mala que eres para Mentirme? Con solo verte se como te sientes.

—esta bien...—suspire —te contare en cuanto lleguemos a mi cuanto, pero si me entero de que le dijiste algo a papá, ahora si te mato.

Llegamos hasta mi piso y entramos con cuidado, comencé a darme fuerza sabiendo lo que se avecinaría, pero solo de tal forma sabría si había sanado o no.

Hablamos de varias cosas...hasta que llego el tema.

—ahora si, ¿por qué tan flaca?

—Sigurd...yo...estaba embarazada. —tome sus manos.

—¿como que estabas?

—lo perdí.

Me abrazó de inmediato, pero yo me abstuve a llorar.

Ya no quería.

Me negaba.

Dejaría a mi pequeño descansar en paz.

Seguimos hablando, hasta que el decidió que era hora de irse.

Poco después, volvieron a llamar a la puerta, por lo que me vi en la necesidad de ir a abrir.

—oh, hola Jimmy.

—¿me esperabas?

—la verdad es que no.

Entró y hablamos un rato.

—¿lo sabe alguien?

—sólo Brandon.

—de verdad lo lamento Janis...no sabes como me duele no haber estado ahí para ti cuando mas me necesitaste...el saber que me querías a tu lado y que no estuve ahí...soy un idiota...

—hey ya, ya pasó, sabes que siempre estaré para ti ¿verdad?

—si...pero yo...

—tu nada, me duele haber perdido a mi hijo, pero me duele más ver así a el chico que amo.

—te debo algo —lo recosté en la cama.

—si, y mucho —me dio la vuelta dejándome bajo su cuerpo.

Me besó con intensidad, tenía ganas de meterme con ese Jimmy Page que pocos conocían, ese peligroso al que las demás huían.

Su pantalón dejo algunas partes de su anatomía sobre mi pelvis, haciéndome pedir mas, lanzando un jadeo.

—no sabes lo que haces —mordió mi cuello.

—yo creo que si —baje mi mano con cuidado hasta que llegó s su entrepierna y lo toque suavemente, haciendo que el soltara un gruñido.

Jimmy

Janis.

Me estaba volviendo loco mientras pasaba su mano de forma lenta a través de mi miembro sobre de la tela que nos separaba.

Saque su blusa desesperado y descubrí sus pechos mirándolos con todo el deseo del mundo.

Pero ella me estaba tentando.

Tomó una de mis manos y la dirigió hasta su pecho derecho.

Estruje con fuerza, y ella lanzo un alarido, fui dejando un rastro de saliva con la lengua desde su boca hasta su pecho y succione su pezón.

—ah...Jimmy...eres malo conmigo.

—y debería castigarte.

Comencé a morderlo con cuidado, sin lastimarla pero tampoco era algo que no diese esa corriente eléctrica a través del cuerpo.

Ella comenzó a mover su cadera.

Me quería dentro.

Quite el resto de la ropa que nos quedaba, me acomode entre sus piernas y comencé a masajearla, sin llegar a entrar.

—Jimmy —hundió su mano en mi cabello, haciendo que me atragantara con su pecho, metiéndolo a mi boca.

La embestí en forma de venganza.

Cada vez con mas fuerza, sin piedad alguna.

Y me encantaba sentir como es que ella se contraía y arqueaba la espalda cada vez que embestía con mucha fuerza.

Las paredes de su interior, me abrazaban.

Enredó sus piernas en mi cadera y se giro para quedar sobre de mi, dándome a entender que yo no tendría el control.

Puso sus manos en mi pecho y comenzó a dar saltos a horcajadas de mi, dándome el mejor de los placeres.

Tome su cintura y la apreté con ambas manos, deje que mi cuerpo hiciera su trabajo, corriendome en ella.

Arqueo la espalda, de una forma inhumana, gritó mi nombre mientras yo sentía su interior abrazar a mi miembro, haciendo de ese placer algo mas satisfactorio.

Se dejó caer de su lado, respirando ajitada, tomó mi mano y sonrió.

—¿te gustó?

—por supuesto, quería conocer a ese Jimmy al que todos temen.

Uní mi frente a la suya y la bese, cuando nos separamos, volví a unir nuestros rostros.

—contigo, no he sido tan malo, pero una vez que conozcas a ese hombre...lo querrás lejos...o puede que no lo quieras lejos ni un segundo y que te ate a mi a través del miedo.

Sonrió y volvió a recostarse.

Así, ella calló dormida.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora