1973

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Janis

—¡por lo que mas quieras, Jimmy! ¡Baja de ahí!

—ya casi llegó.

—¡papá! ¡No quiero que caigas!

Ahí estábamos Scarlet y yo tratando de bajar a Jimmy de una pared rocosa. Las grabaciones de su nuevo disco estaban efectuándose, y aunque estábamos muy entusiasmados, el se empeñó en sacar algo distinto.

Por ejemplo, cuando fue la parte de Robert, el decidió una canción especial, además de vestir como un príncipe y montar a caballo, aunque estalle en risas cuando me mostraron esa parte de la película.

Por los dioses antiguos y nuevos, era el mas pacífico y ahí lo miré, "golpeando" a los dobles, besando una espada falsa y rescatando a la chica que fingía ser una princesa con cara de severo trauma.

Era eso imposible.

No mataba ni a una mosca, pero claro que disfrutaba tirando de los bigotes de Bonzo o los de Jimmy cuando se dejaba crecer la barba.

Pero Jimmy no podía ocultar ese lado orgulloso y descarado, por lo que decidió hacer algo mas arriesgado.

Sabia perfectamente que practicaba alpinismo extremo, lo que vendría siendo trepar sin equipo de seguridad.

—¡baja ahora mismo!

—solo deja que llegue a la superficie.

—mamá Janis, abrazame muy fuerte, no quiero ver si se cae.

Cargue a Scarlet de forma que no viera, quedando a mis espadaldas, viendo hacia atrás, abrazando mi cuello.

—¡Soy el rey de oro!

—¡baja de ahí! ¡No eres Percy!

—¡solo si me das de ti esta noche!

—¡te daré lo que quieras! ¡Sólo baja de ahí!

Así fue como comenzó el descenso, con bromas bastante pesadas, fingiendo algún resbalón, poniéndome los nervios de punta.

—¿ya bajó?

—si —le respondí a la pequeña Scarlet, dando un par de palmadas en su espalda.

—ya llegó por quien lloraban.

—callate —dijo Scarlet soltando mi agarre, bajando y llendose, estaba enojada, tanto que lloraba. Y no quería que la vieran así.

Se fue corriendo hacia la casa.

—¡cariño! —llamó él, pero la pequeña rubia lo ignoró. Así que cuando estuvo a punto de correr tras ella, tome su muñeca. —¡sueltame!

—dejala...esta tan molesta como yo —lo solté y comencé a caminar. Yo también tenia miedo y él tan solo subió, bajo y nos puso al borde de un colapso mental.

—¡Jany! —me tomó de la cintura.

—sueltame ahora —aparte sus manos y aceleré el paso.

—no te enojes tu también —volvió a abrazarme.

—¿te había dicho que eres un cretino?

—si...ya lo sabía —bajo la mirada, poniendo cara de cahorrito regañado.

—ella y yo nos estábamos muriendo de miedo, y tu ahí como si nada —le tome el mentón y me abrazó.

—no creí que eso pasará, solo pensé en mi, perdoname —acurrucó su rostro en mi cuello.

—ve y disculpare con tu hija, ella no merece pasar por todo lo que le haces.

—ya voy, ven...no creo que me quiera cerca.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora