La reina de Mayo.

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Janis

Jimmy y yo íbamos camino a la oficina de mi padre, hacia unos días que nos quería ver.

Lo mas gracioso era que estaba temblando y sudando como si no hubiese un mañana, lo cual me hacia reír sin parar.

—de verás, si quieres vamos otro día y ya está, —me detuve tomando su mano.

—no, eres importante para mi, y por ello estamos en presencia de tu padre, porque quiero demostrarles cuanto me importas.

Seguimos caminando mientras él ya no temblaba tanto como había hecho.

Toque la puerta mientras el decía algo entre dientes.

—hasta que vienen, hola Page —saludó mi padre.

—si, se me hizo un poco tarde, —Sonreí soltando la mano de Jimmy para abrazar a mi padre.

—buenas tardes, Mr. Randall.

—pasen, Brandon llego desde hace bastante.

—supongo que les debemos una disculpa, pero sabes que es parte de mi amar a mi cama —sonreí.

—supongo que también a quien se recuesta en ella contigo —bromeó mi padre.

La tarde ahí fue llevadera, amena y muy alegre.

Mi padre me veía realmente feliz, de alguna forma sabía que el extrañaba eso, ver a su hija feliz con un gran hombre a su lado, y no maltratada o destrozada porque se le fue a quien mas quiso.

—Jan, ¿recuerdas la parte de Stairway to Heaven en donde habla sobre una reina de mayo? —preguntó mientras bailábamos.

—si, ¿por qué?

—esa reina de mayo, eres tu —me sonrió de lado y unió si frente con la mía —nos conocimos en mayo, tu primera carta me llegó en mayo, y cuando estábamos escribiendo esa parte se me ocurrió la reina de mayo, me acorde de ti, por eso eres tu —me dio un beso corto, debido a la presencia de mi padre.

—a mi me recordó a mi madre, ella nació en mayo, a diferencia de mi padre, de Brandon y de mi, los tres nacimos en enero —sonreí también.

—pues bien, ahora sabes que esa canción es para ti —volvió a besarme.

A veces me gustaba ese James romántico, era como algo natural, parte de él, y nada se le igualaba. Era así.

Mucho después, estábamos sentados frente a mi padre, quien se encontraba detrás de su escritorio de roble.

—mi hija, es complicada, te comprendo si a veces te desquicia, pero ¿que se le va a hacer? —bromeó mi papá.

—y que lo diga, a veces esta de un genio que no se ni como la soporto —siguió Jimmy con la bromita.

—y yo no se de donde saco paciencia para soportar a un hombre de lo peor —solté mirando a Jimmy.

—ja, ja, así me amas.

—has dado en el blanco.

Reímos para después hablar sobre cualquier tema tribal que naciera.

Jimmy

—se que eres un buen muchacho, aunque también tengo en cuenta que puedes hacerle daño. Cuidadito y le rompas el corazón o le toques un pelo, porque te puedes ir dando por muerto.

—tranquilo, yo solo quiero verla feliz —dije sonriendo.

—y lo noto, mira que dedicarle su ahora canción favorita es algo que ella aprecia, y mas ahora; mi hija es una guerrera, pero también lleva una dama consigo, que no la saque es otra cosa.

Ambos reímos, y era verdad, Janis usaba pantalones o chaquetas, y era muy extraña la ocasión en que la veía usar vestido.

—también he pensado en casarme con ella, y estoy seguro de amarla —senti como la sangre me subía al rostro.

—oh...lucete, tienes una semana para eso, y también tienes mi permiso muchacho, le haces bien y la haces feliz —me dio una palmada en la espalda.

—me encargare de que lo sea por el resto de sus días, y si en mis manos está, la haré inmensamente feliz.

Era lo que mas quería en el mundo, que fiera feliz y por mi, no por Robert y sus detallitos de princesa y cuentos de hadas, no por Jonesy y su romance, tampoco por Bonzo y su fiereza, si no por quien mas la ama, quien soy yo.

Janis aun me guardaba muchos secretos, había cosas que aun no me contaba, pero sus pinturas lo decían. Lo sacaban sin igual.

A veces la escuchaba murmurar un nombre mientras dormía y acariciaba su cuello en busca de algo que no estaba ahí.

El nombre no era el mío, y buscaba otra cosa que no sabia que era.

«Brian»

Ese era el nombre que escuchaba decir de sus labios, y que a veces le sacaba lágrimas o sonrisas, pero lo hacia de forma natural. Como si lo hubiese hecho de toda la vida.

—Jans...¿que ed eso que buscas en tu cuello a veces?

Si, también lo llegaba a buscar despierta, inconscientemente.

—oh...un collar de hace mucho tiempo.

—¿como era?

—un corazón dorado, se habría, una guardapelo, llevaba una foto ahí, hace mucho deje de usarlo —se encogió de hombros para restar importancia.

—¿me cuentas? —dije recostandome en su cama.

—no ahora. Pero te aseguro que cuando pueda contarte mi historia sin soltar una lágrima, estaré segura de haber sanado —me sonrió cálida, metiéndose en la playera que usaba como pijama, para así recostarse conmigo y dormir de forma plácida.

Por lo menos ella lo logró, pero a mi me dejó despierto otro esto más.

Pensando en que sería ese algo.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora