Capítulo 52

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Esa fue la última vez que lo ví.

Ya habían pasado varias semanas y yo estaba en el mismo estado, no quería ver a nadie y no salía de mi habitación para nada.

Levantarme por la mañana era un suplicio.

No quería ver a nadie por lo que te había a todo el que intentaba acercarse a mí.

Incontables veces eché a Thomas, Christian y a Derrick de mi habitación al igual que mi hermano que prácticamente todos los días trataba de ayudarme pero lo sacaba a empujones y gritos.

Anny y Maite también trataban de ayudarme pero llegaron al punto en que se cansaron de mi rechazó y simplemente me traían comida o agua sin decir una sola palabra.

Cuando mi madre llamaba solamente le decía que estaba cansada y trataba de hablar con normalidad para que ella no notara nada.

De Christopher no sabía nada, le dije que no regresara, que no me molestará más y así lo hizo.

Me observaba en el espejo, no había ni rastro de la Dulce que era antes, ahora sólo veía a una chica pálida y ojerosa con los ojos nublados de una profunda tristeza.

La puerta se abrió y me dirigí de vuelta a mi cama, Maite entró con una bandeja en sus manos.

Dulce: no tengo hambre- dije dándole la espalda.

Maite: no comes nada desde ayer…

Dulce: ¡que no quiero! ¡Lárgate!- ella me miró fijamente y suspiró.

Dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta, pero antes de salir por completo se detuvo y volteó a verme.

Maite: yo sé… que no puedo ni imaginar lo que estás sintiendo… pero yo también he perdido a alguien y si he descubierto algo con eso es que el estar sola no ayuda en nada… sólo te hundes a ti misma.

Dulce: yo no estoy sola…- susurré.

Maite: claro que sí, traté de ayudarte y ¿que haces? Me corres… con Anny hiciste lo mismo y a los chicos no les abres ni la puerta. Tu madre está en Argentina y no tiene ni idea de lo que pasas. Y Christopher… a él también lo alejaste de ti- me giré y la miré con lágrimas en los ojos- tratamos de ayudarte… y no lo permites.

Dulce: no los necesito- dije fría y limpie mis lágrimas.

Maite: pero nosotros a ti sí… Christopher te necesita, por si no te das cuenta él también perdió a ese bebé y trató de mostrarse fuerte contigo para que no decaigas y tu lo trataste de la peor manera- me quedé callada- él te ama… te necesita y tú sólo te centras en tu dolor- suspiró negando.

Salió por completo y cerró la puerta.

Me quedé sentada en mi cama sin saber qué pensar. Ella tenía razón, yo estaba sufriendo pero él también. Mi Chris sufría y yo… lo había dejado solo.

Él no me había abandonado a mí, yo lo había abandonado a él.

Por egoísta lo dejé sufrir sólo.

Me recosté en la cama recriminando la estupidez que cometí.

Cerré mis ojos tratando de ordenar mis ideas.

Al día siguiente me desperté temprano y salí a caminar. Me sirvió bastante para tomar una decisión contundente.

Regresé a casa y me duché. Después tomé mi celular y salí de mi casa. Tomé un taxi ya que no tenía ánimo de conducir.

Cuando llegué subí al ascensor el cual me pareció más lento de lo que realmente era, el par de minutos que tardé en subir fueron para mí una eternidad.

Culpable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora