El despacho de Jefferson en su empresa está en la planta superior. Es un poco más grande que el del hospital con estanterías llenas de libros y algunas obras de arte exhibidas en su biblioteca. Una de ellas es una de Venus con una manta sobre un hombro, extendiendo una mano. Parece piedra tallada, mide lo que un libro de edición rústica. A su lado hay espadas del tamaño de la palma de una mano, dos caballos de madera y un portarretratos con una frase de Otelo:
La fama es una imposición falsa y vana que a menudo se gana sin fundamento y se pierde sin merecimiento.
Parpadeo.
—¿Eres un defensor de causas perdidas?—le pregunto, mientras toma asiento en un sillón que hay frente a la biblioteca y me señala otro a mí ubicado de frente.
—¿Por qué lo dices?
También me siento. Conserva la copa con vino en su mano y se cruza de piernas. Parece todo un magnate sentado en ese sillón forrado en piel frente a su costosa biblioteca. Sólo necesita el traje...o mejor sería quitarle toda la ropa.
—Eso de la fama—me siento delante de él—. Curioso slogan para una empresa de...limpieza.
Creo que ya he evidenciado demasiado mis dudas sobre ese cuento.
—Curiosa slogan—repite levantando las cejas.
—Me hace pensar en nuestra época hipermoderna. Digo, donde todo lo ganas por seguidores. Es como si tener cierta cantidad de gente que te siga en Instagram pudiese darte el reconocimientos que necesitas para ser feliz.
—Lo seguidores te dan trabajo.
—A algunos—pienso en el enfermero de Dirty o en la Doctora Maddie y mi corazón se encoge—. Otros, preferimos seguir lo clásico y tomar el camino del estudio en lugar de ridiculizarnos con un pobre oficio que perecerá en cuanto salga un influencer nuevo. Me llamarás chapada a la antigua, no obstante confío en que una carrera y estudios a largo plazo son la manera más sólida de ganarte la vida.
—¿Y a ti cómo te va con eso?
Me encojo de hombros.
—Supongo que la recompensa es algo que demora en llegar.
—Entonces los seguidores en Instagram son la vía fácil. O las reproducciones en YouTube. Todo se basa en seguidores.
—Pero en su mayoría son falsos. Son gente falsa.
Levanta una ceja.
—¿Aplica a ti?
—Quizás. Antes solía seguir a mucha gente, pero de pronto aparecían otras personas que me llamaban más la atención. Una vez que te aburres les dejas de seguir y ya.
—Perder seguidores desmorona el mundo de las personas a quienes sigues, Nat.
—Estás muy informado en el asunto. Y todo por una frase de Otelo.
—Creo que es un tema que me apasiona.
—La gente te sigue si haces las cosas bien...supongo.
Me hago una idea de qué pasaría si de repente el número de followers de la chica colombiana empezase a descender. Si le quitásemos unos ceros... ¿Habría mejorado las tomas de sus vídeos? ¿Habría conseguido tener habitaciones más lindas, otro estilo de vida, el mismo reconocimiento?
Y todo porque hace lo que a sus chicos les gusta.
Hace algunos años, raptaban chicas para grabarlas cumpliendo los desafíos de viewers esparcidos por el mundo. Hoy eso lo hacen gratis y sin que sea necesario raptar a nadie, lo cual no quita que se siga haciendo. La diferencia está en que de un lado hay consentimiento y del otro no, pero ¿qué cambia?
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+18 Los Juegos del Jefe
RomanceObstinado con dañar física y compulsivamente a las personas. ¿Cuál es tu precio?