097 | #COLAPSO

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Abro los ojos lentamente. No sabía que se pudiese perder la consciencia dentro de un sueño. Mucho menos por un golpe que proviene de parte de un personaje de videojuegos que debería estar corriendo alrededor sin poder salir de su margen, tal cual está programada. O debiera estarlo.

Escorpio me tiene sujeta desde las manos. Su pierna contra mi espalda obliga a mantenerme sentada. Mileena tiene sujetos mis pies. La fuerza de estos personajes nunca superaría a la de una simple humana infiltrada en un combate mortal. Tengo la vista hacia abajo y lo primero que distingo son mis tetas infladas manchadas con sangre.

—Te ves adorable, Pastelito.

Escucharle dirigirse a mí de esa manera me provoca repulsión. Voy tratando de aclarar mi mirada hasta discernir que el escenario ha cambiado. Estamos sobre un pasillo con suelo de piedra. Hace un calor infernal. Alrededor de la pasarela, hay enormes columnas de fuego que se alzan. Y delante de mí, un trono con forma de dragón, montado por una chica, una versión físicamente parecida a mí. Pero que no soy yo.

—Te he derrotado, Pastelito—señala él—. Pero ello no quita que seas una persona sumamente inteligente. Cuando te quedas sin más opciones en la guerra y hay que atacar, debes acceder a los cinco modos de ataque por el fuego, ¿verdad?

—Eres...un...

—Oh, vamos, ¿no te has agotado ya de decirle a la gente lo que se supone que es? En este momento te estoy perdonando la vida, pero me respondes con insultos, puñetazos, llevo dándote oportunidades desde hace tiempo. Y ¿sabes una cosa? Me estás hartando, ya.

—No haré lo que sea que quieras que haga. Yo no soy como tú y nunca lo seré.

—¿Qué soy? ¿Un violador? ¿Porque me metí en tu privacidad y te expuse? Lamento decirte que tú también lo has hecho y más de una vez. Jodiste a más de una persona con esas extrañas aficiones que tienes. Inclusive jodiste a Nicholas Jefferson, tu amorcito. Que, de hecho, era eso lo que querías. Si nunca nos hubieses pedido ayuda para buscar algún recoveco oscuro en su historia, nada de esto estaría sucediendo ahora.

—Tú jodiste las cosas. Sólo les pedí que me dieran información y punto. Les pedí ayuda y tú te abusaste de ello.

—Verás que tu pedido coincidió con un objetivo que venía persiguiendo desde hace tiempo. Encontrar a los asquerosos que dirigían mega corporaciones dañinas. Una vez que tuve Dirty en mis manos, indagué todo sobre la empresa. El inconveniente es que, con el tiempo, te das cuenta que no sirve eliminar a los que hacen el mal sino que estás siendo inmensamente justo en asesinar almas inocentes. No se merecen el caos de este mundo.

—¿No te das cuenta lo retorcido que estás?

—No tanto, Pastelito. Mi objetivo iba más allá de verte las tetas, tal cual puedo hacer ahora. Lo único es que no te veo los pezones. He decidido que si querías mostrármelos, fuese por voluntad propia, no soy de forzar a las chicas. Sigo siendo un caballero, ¿lo ves?

—¿Un caballero? ¿Qué pasa contigo? Estás usando mi cuerpo ahora para hablar.

—Lo sé, pero lamentablemente no puedo usar el mío.

—¿Por qué? ¿Acaso temes que vea que eres un tipo inservible de más de doscientos kilos que no se ha levantado de su silla ni despegado de su pantalla en los últimos...veinte años al menos?

—No, cielito. Pasa que aún sigo siendo un poquitín humano.

—Has enloquecido.

—Sólo pienso un poco distinto a los demás. Desde pequeño me molestaba lo terriblemente mundanos que eran mis compañeritos para hablar, para moverse, para relacionarse con los demás y en su comportamiento en general; yo nunca quise ser como ellos. Siempre supe que estaría ligado a algo más. Por eso mismo es que en este momento puedo estar sentado en este bonito trono mientras tengo a la chica de mis sueños de rodillas, delante de mí.

+18 Los Juegos del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora