Tras soltar la última palabra, noto que mi corazón está sumamente acelerado. Es como si hubiese corrido una maratón para luego volver al mismo punto de regreso tras haber roto la cinta de WINNER.
Aunque sé que esta mierda recién empieza.
Natalie Segunda se queda impactada, algo en su gesto parece haberse sorprendido demasiado y queda pasmada unos segundos. Podría valerme del momento para avanzar y darle algunos golpes, aunque no le estaría haciendo daño en la vida real tal cual me gustaría hacer con él.
-¡Me...me dejas...sorprendida!-menciona-. Por cierto, si voy a estar en tu cuerpo, debo hacer de cuenta que asumo tu género. Es extraño no tener nada aquí debajo.
-Nada me asegura que de verdad seas hombre.
-¿Y en qué momento dije que fuese un hombre?
-¿Eres una chica? Mmm.
-Tampoco soy una chica, carajo, deja de hacerle creer a la gente que soy una persona, demonios.
-Tu extraña lógica empieza a cuadrarme...
-Ah, y deja de decir que te violé porque no te he hecho nada. ¡Si ni siquiera nos conocemos en persona!
-¡Te metiste en mi privacidad, difundiste un vídeo de mi intimidad, me obligaste a compartir una puta selfie mostrando las tetas! ¡Estás a punto de joderme la carrera profesional y no tengo lugar donde ir sin sentir tu puta presencia encima de mí! ¡Eso, carajo, eso es violar a una chica!
Mientras más hablo, empujada por la bronca me voy acercando a ella, a mí, a Él, o a lo que sea que esté delante de mí.
Su gesto parece decaer ante la cercanía y mis acusaciones. Se endereza con evidente molestia.
-Perdón-me suelta-. Per...dóname. En verdad. Yo... No quería que te sintieras así... Intenté que entendieras que...de mi lado es donde tienes que estar. No te convienen todas esas personas que te vienes cruzando en este tiempo. Tienes que saber razonar.
-¡¿Saber razonar?!-no loro contenerme más y cierro una mano en su cuello. Tocarle se vuelve tan real que me deja impacta-. ¿Qué...carajos...está sucediendo?
Natalie Segunda se sonríe con una malicia impropia en mí.
-Te pusiste el casco-señala-. Esta vez pude hacerle ciertas...mejorías, por llamarle de algún modo. He perfeccionado el dispositivo.
-¿Te metiste en mi casa?
-Encontré el modo de meterme en tu cabeza, tal cual estoy ahora mismo. Entrar en tu casa nunca supuso un inconveniente para mí.
Cierro con fuerza mi mano en su cuello e intenta hacer ceder mis dedos con los suyos, aunque es inútil.
-Dime qué carajos hiciste conmigo-le exijo. Mis ojos deberían estar inyectados en sangre aunque no sé qué tanto detalle es el que ha incluido el idiota. Supongo que nunca me vio enfurecida, él no conoce en absoluto de lo que soy capaz-. Dime qué mierda está pasando, Samurái. ¿Por qué puedo sentir el tacto de presionarte con mi mano? ¿Por qué te estás quedando sin aire ahora? Inclusive tu corazón latiendo...mi corazón...en ese cuello... Todo es tan jodidamente real.
-Te...estás...matando-murmura.
Y abro grande los ojos hasta soltarla.
Ella cae al suelo.
-¡Dime qué carajos pasa!
Me toco los brazos. Me pellizco. Me arde. Todo es tan... ¡Mierda!
-Te pusiste el casco y caíste dormida-explica-, ¿a que no soy un genio? Puedes andar en un mundo completamente creado por mí, puedes arrancarte un brazo y te va a arder. El mecanismo es exactamente el mismo por el cual se rigen los sueños. Cuando duermes, hay conexiones sinápticas que provocan que vivas en presente y todos tus sentidos estén alerta. Distinto a una simple proyección de realidad virtual.
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+18 Los Juegos del Jefe
RomanceObstinado con dañar física y compulsivamente a las personas. ¿Cuál es tu precio?