037 | #ATRAPADA

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Todos me miran.

Nadie se detiene a preguntarme qué me ha pasado. Algunos como Sanders y Chuck, mis compañeros más patéticos de residencias, sueltan risotadas al momento que paso frente a ellos.

De vuelta a mi sector en el hospital, Jefferson se aparece con prisa, buscándome en todas partes. Hubiese preferido que sea Sophia y no él quien me encontrase sucia, con moretones, lodo y pasto en todas partes.

—Nat, ¿qué te ha ocurrido?

Nick cierra la puerta tras de sí al entrar en la oficina de los residentes. Al verlo, en otra ocasión le hubiese gritado para que se fuera, él me hubiese dado una reprimenda por llegar tarde y en malas condiciones, ambos nos hubiésemos odiado una vez más, pero ahora él sabe algo de mí y yo algo de él que mantiene un lazo invisible entre los dos.

—Es peligroso que estés aquí—le digo con el poco aliento que me queda.

Nick le pasa seguro a la puerta.

Se quita la bata para no ensuciarla ya que eso dejaría huellas y la arroja sobre una silla. Queda con su típica camisa con la cual se acerca a mí y me abraza con fuerza.

Las lágrimas aparecen por sí solas en mis ojos, sorprendiéndome y a la vez, desahogando un profundo dolor enterrado en mí. Necesito esto. De él. Aunque no sea lo correcto. Aunque alejarme sería lo más sensato. Es peligroso, pero inevitable.

Hay abrazos que pueden rearmar tu alma en pedazos.

—Malcolm... Fui grosera... Tu coche... Mi celular... Lo siento, Nick. He fracasado—le digo llorando contra su hombro.

—Shh, calma, luego me explicas. No te haces una idea lo preocupado que me has tenido desde que Malcolm me contó lo que estabas haciendo. Ahora ve a las duchas y empieza tu día de trabajo normalmente. Anabel te ha traído ropa nueva. Te la he dejado en el armario de residentes.

—¿Y la doctora...?

—Ella no vendrá hoy. Tampoco será necesario comunicarle que llegaste tarde. Su hijo no está bien de salud y tiene que cuidarlo en el Hospital de Niños de Yorkshire. Me pidió que me haga cargo de tu evaluación diaria y luego ella la firmaría.

—Gracias pero, ¿qué le ha pasado a su hijo? ¿Cómo está?

—Creen que es hepat...

Su voz se detiene cuando alguien gira la manija. Una y otra vez, con prisa. Y golpean.

—¡¿Nat?! ¿Estás ahí?

Mi corazón palpita con fuerza al escuchar la voz de Sophia al otro lado. Pero mi preocupación no es ni la mitad de la que tiene Jefferson y lo noto al discernir su pálido rostro.

Nos van a encontrar a los dos.

Encerrados.

—¡Nat, abre la puerta por favor!

—Voy a hacerlo—le anuncio a Jefferson.

—No, te lo pido—me dice cerrando una de sus manos en mi brazo izquierdo.

—No parará hasta que le abra la puerta y hará un show afuera lo cual llamará la atención de todos. Mejor que sea ella sola quien entre.

—¡¡Nat, abre!!

—Debo hacerlo—le digo a Nick y el de a poco va retirando su mano hasta dejarme libre—. Lo resolveré, confía en mí.

Y me siento terriblemente mal por pedirle que confíe. No pude resolver lo anterior, en que puso su vida para que me haga cargo de encontrar solo a un malware que lo anda persiguiendo. Por el contrario, terminé dentro de sus jueguitos de mierda. Caí en su trampa. Nick confió en mí y yo no pude cumplir con mi promesa.

Esto puede que sea mucho más sencillo.

Debo intentarlo.

Aunque una parte de mí me sugiere que Jefferson seguiría confiando en mí aún si no cumpliese con todo lo que le he prometido.

—Ya voy—digo al otro lado y le quito el seguro a la puerta. Abro apenas un poquito y Sophia intenta arrojarse sobre la puerta para verificar que me encuentro bien.

—Santo cielo, Nat, ¿qué te pasó?—me dice por el pequeño recoveco que nos permite encontrarnos—. Ábreme la puerta, ¿qué está sucediendo?

—¿Vienes sola?—le pregunto.

—Sí, ¿sucede algo?—su voz está agitada y con evidente preocupación. Es genuina. Mucho tiempo me llevó encontrar una persona como ella.

—Está bien, pasa.

Me corro y ella entra.

Pero se queda paralizada al ver a Jefferson. Tiene la camisa sucia producto de haberme abrazo sin importarle mi aspecto. Me acomodo un poco el cabello y busco la ropa del armario.

Cuando cierro la puerta, no le paso el seguro por precaución.

—¿Qué...está...pasando aquí?—pregunta So y es imposible sacarle de su estado de shock.

Su cabeza empieza a sacar hipótesis y el rostro de Nick parece haber visto un muerto. Ha empalidecido aún más y su entrecejo fruncido al igual que los músculos de su cuello y su mandíbula marcados, evidencian una preocupación insoportable.

—So, te lo explicaré—le digo y mi cabeza queda anulada de excusas. ¿Vino a reprenderme por llegar tarde? ¿Y cómo le explicaríamos su camisa sucia? Si le digo que intenté sacarlo ¿me creería? La puerta cerrada con seguro refutaría mi excusa. O haría quedar a Nick como un cerdo violador y eso alteraría aún más a So y saldría corriendo a buscar a la policía.

Lo cual empeoraría las cosas aún más.

—¿Por qué los dos están sucios?—pregunta Sophia.

—¿Me acompañas a las duchas?—le pregunto—. Necesito un nuevo aspecto para poder trabajar.

Ella me mira como si fuese una desconocida y echa un vistazo a la ropa nueva que ha traído Anabel al hospital. Tiene etiquetas.

Sophia se levanta y toma un corpiño. Mira la etiqueta.

—¿Victoria Secret?—lee y se vuelve a mí. Luego a Jefferson y le dice directamente—: ¿Tú le compraste esto?

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No puedo esperar a que sea 5 de mayo!! Quedan sólo 11 días para vernos y muero por encontrarnos en la Feria del Libro n.n

Ese día también serán develados detalles sobre LJDJ y el segundo libro <3

Es todo por ahora, les adoro!!!

Gracias por todo, siempre.

Bss,

L.

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